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Opinión

Conflicto en varios frentes

Editorial

Por Editorial

El 31 de diciembre pasado se recordó en este espacio una frase de Néstor Kirchner, "no se fijen en lo que digo, sino en lo que hago", que en el caso de Javier Milei podía ser cambiada por esta otra: "Fíjense bien en lo que digo, porque lo hago".

Esa inversión de 180% de la lógica política tradicional todavía parece no haber sido incorporada por sus adversarios, lo que ha generado una crisis política que subió un escalón hasta pasar a convertirse en institucional con el rechazo de la Cámara de Diputados del proyecto de "Ley Bases" el martes último.

Mientras el Gobierno se debate contra el destrozo económico heredado del gobierno "K", la oposición en la Cámara Baja le hundió la iniciativa que contenía herramientas imprescindibles para enfrentar la crisis.

Ahora en el Senado una combinación de kirchneristas, peronistas no "K", radicales y partidos provinciales amenaza con hacer otro tanto con el DNU 70/23 que es el otro instrumento legal que le queda al Poder Ejecutivo para evitar la hiperinflación. Si esto sucede, no sólo tendrá impacto negativo en los mercados, sino que se habrá dado un paso más hacia el conflicto de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo con las consecuencias que son de prever sobre la gobernabilidad.

¿Cómo se llegó a este punto? Por varias razones, pero principalmente por dos: en primer lugar, porque hay que hacer un fenomenal recorte del gasto público y en segundo, porque gobernadores y diputados opositores creyeron que Milei terminaría cediendo a las presiones del aparato político para seguir con la emisión y el despilfarro.

Cometieron el grueso error de rechazar "paquete" fiscal, desatendiendo la advertencia del ministro Luis Caputo de que sin un aumento de impuestos el recorte del gasto sería más duro. Continuaron presionando y pasaron a exigirle la coparticipación de impuestos que no le habían pedido al gobierno peronista. A esta altura tampoco oyeron al ministro Guillermo Francos cuando les avisó que estaban "tirando demasiado de la cuerda". Por último tampoco le creyeron a Milei cuando les dijo que los iba a "fundir". Tres avisos imprudentemente ignorados. Conclusión, el Presidente cumplió su palabra, les quitó los subsidios al transporte y comenzó el ojo por ojo, diente por diente.

Los opositores y los medios responsabilizaron a Milei por el conflicto. Lo acusaron desde autoritario hasta de gobernante amateur, pero ¿cuántas advertencias necesitaban los gobernadores para entender que el Presidente hablaba en serio?

Además, los "profesionales" que de buena fue aconsejaban el "consenso" fracasaron tristemente. Miguel Pichetto, presidente de un bloque (en realidad, una ventanilla parlamentaria) llamado "Hacemos…" terminó votando casi en soledad. A Rodrigo de Loredo, presidente del bloque UCR, también se le rompió el bloque por designio de Martín Lousteau, un perdedor nato. Había perdido con Jorge Macri en las PASO mientras su socio político Horacio Rodríguez Larreta era derrotado por Patricia Bullrich. Pero usó su influencia dentro del radicalismo para contribuir al rechazo de la ley. De Loredo, que votó a favor, terminó lagrimeando a las puertas del Congreso.

Pero al margen de las maniobras parlamentarias, como señaló Luis Caputo "los gobernadores sobredimensionaron su poder de negociación". La mayoría creyó que no habría déficit cero después del retiro del paquete fiscal, pero en apariencia hicieron mal las cuentas, porque según el Ministro, se alcanzó esa meta en enero. También los pasivos del BCRA se redujeron cerca de un 30% desde la asunción del Gobierno y se espera que la inflación de enero sea menor que la de diciembre.

Fue ilustrativa la manera en que el mercado financiero reaccionó ante el fracaso del Gobierno en el Congreso y la performance económica de Caputo. No se produjo el previsible descalabro y el resultado fue mixto. Los dólares libres bajaron, mientras a los títulos les fue mal: bajaron los bonos y las acciones y el riesgo país subió. Moraleja: la firme defensa de la ortodoxia fiscal todavía tiene crédito pese al rechazo de los políticos.

En síntesis, la economía no entró en crisis, pero la política, sí. Después de sufrir el desgaste de las presiones disfrazadas de "diálogo" que sólo apuntaban a desguazar la "Ley Bases" y demorarla en el laberinto del Congreso, Milei optó por confrontar. Cree que su principal enemigo, la inflación, se reducirá en los próximos meses y que ceder en el ajuste le asegura todo lo contrario, el fracaso a corto plazo. Lucha con varios adversarios a la vez, el Congreso, la CGT, la Iglesia, los piqueteros, los medios, pero da la impresión de tener claro que para vencerlos tiene primero que controlar la economía. Lo demás se dará por añadidura.

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