Enrique Micó comenzó a ir al sindicato, enviado por su padre, cuando aún vestía pantalones cortos. Más tarde, acompañado por un hermano de su cuñado, participó de las reuniones de la Comisión Directiva en la sede de la calle Maipú 273. Se relacionó con gente del Ministerio de Trabajo y con empresarios, porque el gremio tenía mucha vinculación con los titulares de las fábricas. En esa época no había leyes que cubrieran el despido del trabajador, al cual si lo echaban no recibía paga alguna. Empezó a colaborar con mayor firmeza en épocas en que José Alonso era miembro de la Comisión Directiva, momentos en que se firmó el primer convenio de trabajo de la actividad.
La primera acción de Micó en el Sindicato fue recorrer todo el cinturón de la capital, verificando el cumplimiento de las tarifas de trabajo y el convenio. De esa manera, atendía las audiencias de conciliación en la Delegación de Avellaneda cuando todavía no había Tribunales de Trabajo y viajaba a todas las localidades en donde había una delegación. En 1955, cuando la Contrarrevolución Fusiladora derroca al Gobierno constitucional de Perón, Micó era protesorero del Consejo Directivo.
Durante cinco años estuvo a la deriva, sin conseguir trabajo por razones políticas mientras, junto con Alonso, trabajaba en la clandestinidad hasta que repusieron fuerzas y fundaron la Agrupación "Nuevo Rumbo". Finalmente, en marzo de 1960, la "Lista Azul" que integraba como Secretario gremial y que llevaba a Alonso como candidato a Secretario General ganó las Elecciones y retornó a la sede sindical de calle Tucumán. Frecuentó en varias oportunidades a Evita y estuvo tres veces con Perón, una de ellas en Madrid cuando hizo de correo, llevando unos papeles que le mandaba Alonso al líder justicialista y trayendo de regreso documentos escritos y grabaciones del General exiliado. Tras el asesinato de Alonso en 1970, Micó asume la Secretaría General del S.O.I.V.A., cargo que retomará una vez finalizada la dictadura que asoló la Argentina entre 1976 y 1983, el cual continuó ejerciendo hasta 1996.
Romildo Ranú, un ejemplo de integridad
Luego de desempeñarse durante muchos años como sastre y trabajador a domicilio en su juventud, Romildo Ranú comienza a forjar su compromiso sindical. Así, como parte de su actividad gremial, funda la Agrupación "Nuevo Rumbo Lista Azul", y más tarde en el S.O.I.V.A. ocupa todos los cargos directivos de la organización, comenzando desde los escalafones más bajos. Con la conducción de la entidad en manos de José Alonso, soportó las consecuencias antisindicales de la Contrarrevolución Fusiladora de septiembre de 1955 y luego, con la Directiva encabezada por Enrique Micó, tuvo que atravesar la etapa de la dictadura militar iniciada en 1976. A pesar de las circunstancias, el S.O.I.V.A. y la F.O.N.I.V.A. consiguieron emerger relativamente indemnes y dedicarse por completo a su actividad gremial y social. S.O.I.V.A. Adquiere en 1965 el Sanatorio "Héctor De Cusatis", edificio que aún hoy continúa en su patrimonio. Además, suma el Hotel "Ausonia" en Mar del Plata, recientemente remodelado de manera integral. También un hotel en La Falda, provincia de Córdoba. A ambos centros vacacionales debe agregarse el predio de Punta Chica que ocupa el Club de los Obreros del Vestido, donde se inauguró un sector de hospedaje. También, con gran esfuerzo, consigue un nuevo inmueble, sito en Rivadavia 1378 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El mismo fue cedido parcialmente por S.O.I.V.A. a la obra social O.S.P.I.V., para establecer allí su sede central, lugar desde donde extiende sus actividades hacia el resto del país, con una fuerte actividad social y un afán de protección de la salud de los trabajadores de la industria del vestido. Todo esto constituyó parte de la fuerte actividad social de las organizaciones conducidas por Ranú, a lo que debemos sumar una constante lucha gremial que se refleja en el Convenio Colectivo de Trabajo de la Industria suscripto por la F.O.N.I.V.A. y la F.A.I.I.A., la intervención en la fijación de los salarios del trabajo a domicilio y el impulso a la sanción de una nueva Ley en ese campo. Su activa participación en las Asambleas Generales de la O.I.T., colaboró para la promulgación del Convenio N° 177 referido a dicho trabajo, que fue luego ratificado por nuestro país. A través de sus organizaciones sindicales, Ranú ha llevado adelante una fuerte lucha contra el trabajo esclavo y toda forma de explotación en la industria del vestido, que resulta de una tercerización que no reconoce razones técnicas, sino sólo la codicia de maximizar ganancias explotando a talleristas y trabajadores. Romildo Ranú es un ejemplo de integridad y coherencia sindical, un luchador incansable por los derechos del trabajador y su dignidad.
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