Por Guillermo Saenz - Profesor de historia
"Hoy se conmemora el 208 aniversario de la firma del Acta de Independencia, con la que los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata rompieron todo vínculo político con la corona española y declararon la conformación de una nueva nación, soberana y libre de toda dominación extranjera. Después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816, los representantes de las provincias firmaron la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica como una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y luego agregaron, y de toda otra dominación extranjera. Esta última expresión, y de toda otra dominación extranjera, reiteramos, fue incorporada unos días después de la aprobación del Acta de Independencia el 9 de julio. Nótese aquí la intención de disipar cualquier duda acerca de conformar un protectorado británico o una monarquía vinculada con la corte portuguesa que en ese momento estaba radicada en el Brasil. De esta manera, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación. El Acta de la Independencia, sancionada en el histórico Congreso de Tucumán, fue escrita en idioma español, pero fue también traducida al quechua, al aymara y al guaraní para divulgarla entre la población criolla y también entre los pueblos originarios que había en la región como un modo también de sumarlos a la lucha contra la corona española. Otro aspecto interesante para subrayar en el texto de la Declaración de Independencia es que en dicho documento no se declara la independencia argentina, ni tampoco la de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sino la independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica. Esto ratifica la concepción de patria grande, patria grande entendida como lo que llamamos actualmente América Latina, concepción que tenían los precursores de nuestra independencia, tal el caso de San Martín o de Simón Bolívar. Hasta aquí una descripción breve, sucinta, de lo que ocurrió hace 208 años en San Miguel de Tucumán, pero también hoy podemos ensayar algunas reflexiones acerca de ese hecho histórico, que por supuesto configuran un punto de vista. Quizá lo más relevante que podemos destacar es que con la independencia nacional, con nuestra libertad como comunidad, sucede algo similar a lo que sucede con nuestra propia libertad personal. La libertad es un don y es a la vez una tarea, mitad dada, mitad hecha y mitad por hacerse. La libertad no es un estado que hemos conquistado y que permanece estable o fijo en el tiempo. A la libertad, en este caso a la independencia del país, es necesario ratificarla y consolidarla cotidianamente con políticas y con acciones que aseguren nuestra soberanía como capacidad de autodeterminación. Y es bueno aclarar no sólo soberanía como preservación de la territorialidad, es decir, como defensa de las fronteras que establece nuestro espacio o hábitat nacional, que es un aspecto muy importante de la soberanía, sino también soberanía como capacidad para fijar nuestras metas de crecimiento y de desarrollo como sociedad, como país, para administrar nuestros propios recursos naturales y tecnológicos a partir de nuestras propias prioridades y necesidades. Y esta tarea, la de ratificar la soberanía nacional, la independencia nacional, es hoy una tarea particularmente compleja y ardua en el contexto de un mundo global donde las interrelaciones son mayores y las tensiones y los conflictos vinculados con la expansión de algunos estados, los problemas vinculados con la administración de los recursos naturales, los conflictos vinculados con la sustentabilidad de las políticas vinculadas con el ambiente son crecientes. Y además agregar que reiterar el carácter continental de esa declaración es algo también muy importante, muy relevante, porque implica recuperar el espíritu de patria grande que los precursores de nuestra independencia, ya lo dijimos en el caso de San Martín o de Bolívar, le otorgaron a Sudamérica. Quizá en consonancia con esa perspectiva convenga hoy fortalecer nuestra pertenencia al Mercosur, ámbito en el cual podemos continuar trabajando por un desarrollo mancomunado y sostenido para superar las difíciles circunstancias de pobreza y de subdesarrollo que atraviesa a nuestra región latinoamericana. Creo que esta puede ser una manera genuina y menos retórica de rendir homenaje a los hombres y mujeres del pasado que trabajaron por alcanzar nuestra independencia patria."
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