Unos restos carbonizados de comida hallados en unos antiguos hogares al noreste de Jordania, de más de 14.000 años de antigüedad, son las evidencias más antiguas de elaboración de pan en el mundo.
Si bien no se sabe cuándo comenzó a amasarse la harina, existen evidencias arqueológicas de que ya en la prehistoria se molían semillas que, mezcladas con agua, formaban una masa que se cocía en forma de tortas.
Pero no fue hasta alrededor del año 15.000 a.C., cuando, al menos en Europa, el pan pasó a formar parte de la dieta. Excavaciones llevadas a cabo en la zona lacustre de Suiza revelan que en aquella lejana fecha ya había útiles para moler y amasar, así como medios de cocción. Se trataba principalmente de tortas de cebada, algunos restos de las cuales, quemadas, han llegado hasta nuestros días.
En la Mesopotamia, hace nueve mil años, se sabe que ya se cocía pan, y se contaba además con diferentes clases de harina para su elaboración. Los mesopotámicos molían el grano triturándolo entre dos grandes piedras y, una vez creada la masa, la echaban en forma de torta delgada sobre la superficie caliente de piedras lisas. Así elaboraban sus tortas de pan de trigo, de cebada, de centeno, de avena, hasta de lentejas.
Comentarios