Por Alcides Castagno
Tomé por Joaquín Dopazo hacia el este. Mientras andaba, recordé una foto de don Joaquín y su compromiso con el barrio, el grupo humano que surgía y al que tanto bien le hizo, más su aporte fundamental a la Sociedad Española. Crucé Santiago Shine, la que recuerda al funcionario emprendedor de la River Plate, para doblar por Jorge Coffet, el secretario comunal que amaba las flores y los jardines. La avenida Brasil, antes de perderse en la ruralidad del naciente, señala una frontera que obliga retomar hacia el oeste y encontrar en la calle Santa Rosa una llegada hasta la plaza.
La barrera
La barrera ferroviaria había hecho de Villa Rosas una espalda de la ciudad, que, a medida que fue creciendo, se transformó en un pueblo con vida propia, proveedores a toda hora, personajes exclusivos, lugares en donde jugar, trabajar, crecer y divertirse.
La barrera sigue existiendo. Es ese espacio donde el yuyal espera voluntarios, el estadio bochófilo a cielo abierto empieza a hacer suyas las apuestas consagradas, algún que otro linyera espera, apenas escondido, a que pase algún tren, vaya adonde fuere y con las madres que advierten a sus hijos que no crucen solos ni de noche. Pero ya no es para tanto: ya el barrio se convirtió en un apéndice necesario de la ciudad, un barrio pueblo cuyo nombre no surgió de Santa Rosa, sino que Santa Rosa surgió del barrio, con calles floridas y una plaza que es referencia absoluta.
De sur a norte al flanco de las vías, la calle José María Aragón, con bocacalles sólo del este, recuerda al distinguido político, que fue Presidente de la Sociedad Rural, el primer Jefe de Policía en la nueva jefatura, dirigente de la Liga Agraria, Diputado Constituyente, Senador Provincial y Diputado Nacional.
El cura Corti
Uno de los personajes centrales del barrio fue el padre Normando Corti, párroco de Santa Rosa de Lima, cuya iglesia fue inaugurada en 1938. Fue una especie de patriarca carismático, nacido en Pilar en 1924, ordenado Sacerdote en 1948, destinado sucesivamente a Coronda, Ramona y finalmente a Rafaela, desde 1952 hasta su fallecimiento 48 años después. Tenía especial dedicación a los niños, a quienes no quería ver pidiendo en las calles, así que instituyó un comedor adonde concurrían unos 100 chicos todos los días. En 1964 terminó de construir la Casa Parroquial y a continuación creó el Dispensario, en cuya planta alta se edificaron nueve aulas para catequesis y reuniones; gestionó la construcción del salón parroquial, la capilla de Bella Italia y la capilla de Villa del Parque. Falleció a los 75 años, el 5 de agosto del 2000. Hoy, además, la plaza del barrio Villa Rosas, lleva el nombre de Normando Corti.
Fueron naciendo otros hitos educativos propios del barrio, como la Escuela Primaria N° 478, la escuela media "Joaquín Dopazo" y la sede Rafaela de la Universidad Tecnológica Nacional.
Peñarol
El club suele ser un factor aglutinante para niños, jóvenes y familias. Villa Rosas no fue una comunidad ajena a esta necesidad social y deportiva. Florencio Pieruccioni citó a su casa a un grupo de conocidos y de esa reunión surgió el propósito de formar un club. Designado presidente, el mismo Pieruccioni, se votó en secreto el nombre que llevaría el club. El resultado fue: Peñarol 13 votos, Estudiantil 5 votos, Gimnasia y Esgrima 3 votos. La sede inicial se ubicó en Aconcagua y Brasil y los socios abonaban una cuota de 50 centavos por mes.
El 5 de octubre de 1941, mediante asamblea extraordinaria de socios, se constituyó la Comisión Pro Compra de un terreno. La presidió Ricardo Santi y pronto se concretó la compra de un terreno amplio en Barcelona y Santa Rosa, que permanece en nuestros días. Con la mayoría de mano de obra de voluntarios, se construyeron las obras básicas para permitir el funcionamiento. Las mismas fueron inauguradas en 1952. Además, en ese año, una asamblea eligió a la nueva Comisión Directiva, que tuvo como presidente a Romildo Sanmartino, secundado en distintos cargos por Raúl Briggiler, Perino Viggini, Hugo Stucki, Heraldo Adoratti, Carlos Torresagasti, Carlos Colombo, Noel Baronetto, Roberto Peralta, Sergio Agilar, Constancio Abele, Norberto Compagnucci, Hugo Gerbaldo, Norberto Muriel, Antonio López Vilches, Osvaldo Avendaño, Antonio Lorenzini, Francisco Tomassini y Osvaldo Sarmiento.
Comenzaba así una nueva era para el Club Peñarol. Una tradición no escrita afirma que el nombre proviene de los inmigrantes que en buen número venían de Pinerolo (en piamontés: Pignerol), con algunas variantes en la pronunciación, derivó en el nombre tal cual lo conocemos. También se asocia el nombre de la Patrona del barrio, Santa Rosa, a la tormenta que en tiempos normales coincidía con una tormenta importante para el tránsito del invierno a la primavera, pero el barrio no se hizo cargo de tal afirmación y sólo se aplicó a una advocación que aspiraba a la protección de la vida y la salud comunitaria.
Cada familia tiene su historia, con el sentido de pertenencia muy arraigado y una clase media fuerte, trabajadora, que hizo de ejemplo para esta ciudad. El barrio Villa Rosas ya no es un apéndice de Rafaela: es Rafaela misma que late y lucha por el futuro de todos.
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