La cocina es algo tan cotidiano en nuestro día a día, que muchas veces olvidamos el inmenso valor que implica. Es una actividad que forma parte de la cultura. En la gastronomía argentina tradicional confluye la historia de nuestro país.
Esto se debe a que las cocinas regionales sintetizan, en sus sabores, la historia de las regiones. En sus recetas perpetúan, por generaciones, los diversos saberes y recursos culturales que forjan la identidad de una comunidad.
En nuestra cocina se mezclan -como ingredientes de una sopa pluricultural-, recetas de los pueblos originarios, criollas y europeas.
Para trazar una historia de la gastronomía argentina, es necesario remontarse a los tiempos de la América precolombina. La cocina de los pueblos originarios, especialmente de los guaraníes y andinos, constituyen los orígenes de nuestra gastronomía.
Con la conquista, las recetas de las comunidades autóctonas se combinaron con las traídas por los españoles. Esto dio como resultado muchas de las primeras recetas del país, como la mazamorra, el locro, los pucheros, entre otras.
Por otro lado, predomina la influencia de la cocina europea, especialmente la italiana. Esta arribó al país durante las olas inmigratorias de comienzos del siglo XX. Rápidamente, se adoptaron y adaptaron las recetas, transformándose en parte indispensable de nuestro recetario.
Una de las características principales de la gastronomía de Argentina son sus ingredientes. Nuestro país destaca por su rica producción ganadera y agrícola, lo que implica productos de primera calidad para la cocina.
En este sentido, la carne bovina se posiciona como la proteína principal de los platos de nuestro país. El asado es la técnica de preparación favorita de los argentinos. Tanto, que se ha transformado en un ritual social que trasciende la comida.
Otros productos clave del país son los lácteos. El queso es uno de los ingredientes más usados en las elaboraciones gastronómicas, y destaca su gran variedad. Por otro lado, el dulce de leche es otro de los favoritos patrios que no puede faltar en ningún postre.
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