El Dr. Alejandro Fiorillo habló de la batalla que los médicos dieron ante el Coronavirus y todo el esfuerzo que eso significó.

Muchos fueron los profesionales que tuvieron que lidiar con la pandemia que nos asechó fuertemente en el 2020, dando muchas horas de servicio y dejando todo a disposición de la comunidad, ante una incertidumbre muy cruel, por momentos.
Hoy, con otra realidad y con los casos controlados, los facultativos pueden celebrar su día, sabiendo que hicieron todo para que tengamos esta calma actual.
"Es un Día del Médico especial, creo que esta vez lo vamos a disfrutar un poquito más que el año pasado, por suerte estamos un poco más tranquilos en lo que es el tema de la pandemia. El año pasado a parte de estar en aislamiento estricto, estábamos atosigados de trabajo", comienza diciendo Alejandro Fiorillo, quien lleva más de 20 años de servicio. Recibido a fines de noviembre del 99, volvió a Rafaela en el 2007. Estudió en Córdoba, en la Universidad pública de Medicina, después viajó a Paraná para especializarse en clínica médica. Luego, pasaría a la subespecialidad en oncología e hizo la residencia en el Hospital de clínica de Buenos Aires.
Trabajó en todos los sanatorios de Rafaela, pero los últimos años estuvo atendiendo en Clínica Parra y Sanatorio Moreno. "Nuestra vida es corta con lo cual una pandemia, al que la vive la verdad que me imagino los anteriores médicos que han sufrido pandemias en otras épocas y lo que lo han marcado. Nosotros hemos tenido una mini experiencia. Yo estaba metido en necrología cuando fue la gripe aviar, si bien no tuvo las mismas dimensiones que ésta pandemia, uno tenía como esa experiencia. Esto podía llegar a ser de la misma manera. Fuimos pasando por diferentes etapas y nos preparamos antes de que llegue a Argentina. En esa preparación de pronto aparecieron los casos, y en un abrir y cerrar de ojos, había llegado a Rafaela. La información que tuvimos en la primera etapa fue cambiando drásticamente y pasamos del no uso del barbijo a usarlo por completo. Y así uno se iba informando, es una enfermedad que ataca a las personas de riesgo mayormente, nosotros siendo jóvenes y sanos tenemos pocas probabilidades de tener algún problema, con lo cual algunos de nosotros teníamos la sensación y las ganas de contagiarnos de entrada para poder tener los anticuerpos generados y poder seguir trabajando con la gente. Eso mismo es lo que nos sorprendió cuando empezamos a ver que no era así. Que era muy riesgoso, que no están claras un montón de cosas de la enfermedad porque si bien al principio afectó a los grupos de riesgo, después se enfermó mucha gente sana y joven, incluso fallecieron muchos jóvenes. Así que pasamos de esa sensación de querer contagiarnos a una completamente diferente, con total miedo. Pero es nuestra tarea cuidar la salud del paciente, y lo mejor ante la duda y el miedo, es prepararte y respetar bien los protocolos para tratar de evitar las infecciones. Así fue sucediendo, el Hospital de Rafaela al atender totalmente Covid, aprendimos un montón de la enfermedad, a tenerle más respeto que miedo, a saber manejar a los pacientes con mucho cuidado, y atenderlos bien. El grupo de médicos y el Hospital en general a mí me sorprendió, nunca pensé que la gente se podía comprometer de la manera que lo hizo, el que lo vivió adentro se dio cuenta de lo que era la labor del día a día, sin descanso", sostiene en primera instancia.
En tanto, añade que "nosotros comenzábamos la guardia a las 8 de la mañana, almorzábamos a las apuradas cerca de las 16/17 de la tarde y por momentos ni tomábamos un vaso de agua. Y así seguíamos después hasta la madrugada". "Los médicos que tenemos un poco más de experiencia fuimos un pilar para los médicos jóvenes, en los residentes, había que apoyarlos porque los números de fallecidos por día era elevado, de 10 a 11. A veces por diferentes circunstancias sabíamos que no podíamos hacer más nada por el enfermo y eso es lo peor que nos puede pasar como médicos", en relación a estos caóticos meses que vivimos.