Uno de los animales de compañía y de afecto más queridos y uno de los carnívoros más abundantes de la Tierra es el gato doméstico, que se ha convertido en una amenaza para la fauna silvestre, debido a su proliferación y al carácter cosmopolita de su distribución.
Algunos trabajos lo hacen responsable de la extinción o el riesgo de varias especies, en especial de aves y roedores, sus presas por excelencia.
Se estima, según estudios de la Universidad Autónoma de México (UNAM), que habitan en el mundo alrededor de 200 millones de gatos con tutor, callejeros y ferales.
En Argentina, aunque no hay un censo preciso de estos felinos, la población de gatos se calcula aproximadamente en 5 millones.
El gato es una de las especies exóticas invasoras de mayor impacto, ya que siendo uno de los últimos animales domesticados, hace unos 10.000 años en Egipto y Medio Oriente, se ha convertido en una amenaza para la conservación de la fauna, porque nunca perdieron su instinto cazador.
Los gatos pueden llegar a matar principalmente aves, serpientes y lagartijas, aunque también pueden cazar pequeños mamíferos.
Cuando matan ratas y ratones ayudan a controlarlos, pero al mismo tiempo están acabando con otros grupos de animales, ya que las aves que matan, permiten controlar las poblaciones de insectos o polinizan vegetales, y murciélagos urbanos que son insectívoros, entre otros.
El control de la población de gatos comienza con la tutoría responsable; preferir tener la modalidad de gato de adentro y la castración quirúrgica como único método de control aceptable.
Estas medidas se enfrentan a que que cada día hay más gatos callejeros y ferales, que viven sueltos y cazan para alimentarse, siendo agresivos con los humanos e incapaces de adaptarse a vivir en una casa como animales de afecto.
De esta forma, libres y sin manejo alguno, una pareja de gatos y su descendencia pueden producir en unos pocos años, decenas de miles de gatos.
Estos animales han sido custodios de nuestras cosechas en el pasado y es por eso que hoy nos toca protegerlos de los peligros del mundo y al mundo de los peligros de los gatos.
Como todos los animales, tienen derecho a ser respetados y protegidos y a vivir en armonía con el resto.
Los gatos y sus grandes mitos
El que dice que el gato es traicionero es porque nunca tuvo un gato. El que tiene por primera vez a un gato se aferra como animal de compañía a pesar de los grandes mitos que giran alrededor de los gatos.
Pero, ¿cuáles son esos mitos? Uno de ellos es: el gato tiene siete vidas. Esto tiene que ver con que algunos, también míticamente, le dicen a los gatos, que los gatos "se suicidan", porque se caen de una cornisa, y en realidad los gatos cuando se caen de pisos muy altos, tienen la capacidad casi de volar.
Si el gato cae de espaldas, y cae de un piso muy alto, tiene la posibilidad de darse vuelta en el aire, abrir sus patas y sus manos a modo de paracaídas, e ir sesgando la caída en diagonal. Y la caída finalmente de un piso 15 se transforman en el impacto de un segundo piso, donde el animal a lo sumo tiene alguna mínima lesión.
A pesar de que los gatos son animales muy ágiles y curiosos, sólo tienen una vida. Como cualquier otro animal requieren de cuidados y el amor de dueños
Otro de los mitos es el gato negro. Durante la Edad Media, muchos creían que los gatos negros eran brujas transformadas en animales y que encontrarse con ellos en la calle era señal de mala suerte. Este es un prejuicio infundado. El color negro se produce de forma natural en gatos (así como los perros) y está vinculado a la acumulación de pigmentación de melanina. Esta es una característica genética y no tiene influencia en el comportamiento.
Yo siempre digo que en Estados Unidos, el gato blanco es de mala suerte y el gato negro es de buena suerte. Y en Latinoamérica el gato negro es de mala suerte. Yo creo que este es un concepto judeo cristiano que tiene que ver con la inquisición.
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