Ramón y Ángel García compraron el fondo de comercio de una puntillería y mantuvieron el nombre que se transformó en un clásico de la ciudad. Modificaron la lógica comercial local. La esquina de Sarmiento y Córdoba será otra vez protagonista tras la etapa de los chilenos.
Hay espacios comerciales que marcaron a generaciones de rosarinos. Uno de los más notorios es la Gran Tienda La Favorita, que generó y acompañó historias desde 1897 hasta que, en 1994, fue comprado por el grupo Falabella. La tienda chilena bajó las persianas en 2021, pero el cierre fue transitorio porque, este año, nuevos inversionistas anunciaron que reabrirán con el nombre original del emblemático edificio de Sarmiento y Córdoba en el primer semestre de 2023. Cabe destacar en sus inicios se llamaba Gran Tienda La Favorita. Cuando se abrió el segundo edificio su nombre mutó por Gran Tienda La Favorita de García Hnos. y Cía. Los inversores actuales la llamarán Tienda La Favorita.
La historia del local comenzó con el sueño de dos hermanos, Ramón y Ángel García, que llegaron a la ciudad desde un pueblito al norte de Asturias. Con empeño, levantaron la luego famosa tienda rosarina. Sus descendientes, dueños del edificio, negociaron con el nuevo grupo inversor la reapertura a toda pompa con una impronta que combine tradición y modernidad.
María del Carmen García relató a El Ciudadano la historia de la tienda desde sus comienzos. Su abuelo paterno era hijo de Ramón García, su bisabuelo. Ramón tenía alrededor de 12 años cuando llegó a Rosario portando una carta de recomendación del indiano (como se llamaba a quienes hacían fortuna en América y volvían a su tierra) Ramón Fernández Asenjo para trabajar en la fábrica de tabaco "Colón", cuyo edificio aún está en pie en calle Felipe Moré 929.
Llegó a la ciudad con una pequeña maleta que contenía algo de ropa, dos manzanas y un chorizo. También con unas monedas que su madre le había cosido en el saco. "No quería trabajar como operario en una fábrica porque le interesaba más el comercio. Por lo tanto, se empleó como repartidor en una tienda textil. Su trabajo consistía en distribuir las compras de los clientes a domicilio. A medida que crecía y aprendía el negocio, fue pasando por diferentes secciones hasta llegar al salón", explica María del Carmen y continúa: "Los comienzos de Ramón en Rosario fueron muy duros. Estaba solo. Dormía en una colchoneta sobre el mostrador de la tienda en la que trabajaba y su patrón lo enviaba a pedir muestras de queso para completar su alimentación".
Seis años después, Ramón reclama en una de las cartas que intercambiaba con su familia aún residente en Otur, un caserío asturiano pegado a Luarca que Ángel viniera a Argentina, se trataba del menor de los seis hermanos que eran.
Es así que con la llegada de Ángel a Rosario, los dos hermanos trabajaron en el rubro textil. Pasaron por varias tiendas hasta que terminaron empleados en la Gran Tienda La Buenos Aires, en calle Entre Ríos y Córdoba. En 1897 se independizan gracias a la compra del fondo de comercio de una puntillería. ¿Cómo se llamaba? La Favorita.
"Los dos primeros socios que figuran en los papeles son Ramón García y Joaquín Beltrán, ya que Ángel era menor de edad", explica María del Carmen. "Un año después, cuando cumple la mayoría de edad, Ángel se incorpora como socio. Unos años después, Joaquín Beltrán se retiró para vivir de rentas y, más tarde, regresó a la Tienda, pero ya como empleado", repasa María del Carmen el derrotero de su bisabuelo y tío bisabuelo.
La Tienda sorprendió estableciendo el sistema de precios fijos, que era una novedad en la historia del comercio habituado al regateo. El cliente sabía cuánto costaba un producto sin necesidad de "negociar" o pujar en una suerte de subasta con otros interesados en comprarlo. Los García importaban gran parte de la mercadería de Europa. A principios del siglo XX, ya contaban con una casa de compras en París.
A medida que el negocio prosperaba, la tienda que estaba ubicada en la ochava comenzaba a quedar chica. Por eso, los hermanos alquilaron de manera sucesiva todos los locales colindantes que eran, en su mayoría, también propiedad de las hermanas Echagüe. "Llegaron a alquilar el Club Social, en el primer piso del edificio donde hoy se encuentra la galería "La Favorita", ubica Manen, como le dicen a María del Carmen.
La expansión del espacio comercial fue incesante. Hubo 10 ampliaciones entre 1897 y 1910.
En 1899, Ramón se había casado con una prima asturiana, Josefa Fernández, doña Pepina. Vivieron en Rosario, donde nació su primogénito, durante varios años, pero, por diversos motivos, su esposa regresa a España.
A principios del siglo XX Ramón evaluó la posibilidad de retirarse de la firma para volver a España para estar con su familia y Ángel lo convenció para que no se desvincule del negocio. De esta manera Ángel se radicó de manera permanente en Rosario, mientras que Ramón trabajaba seis meses en la Argentina junto con su hermano y, el resto de año, vivía en España a la par que visitaba las ciudades importantes de otros países europeos, donde compraba la mercadería con la que se surtía la Tienda. "Ramón cruzó el Atlántico en barco alrededor de 80 veces yendo entre Argentina y España", calcula Manen.
En 1903, Ángel se casó con Rosa Zanchi, descendiente de italianos, y tuvo cuatro hijas. El matrimonio y sus hijas vivían a unos metros de la tienda, en la planta alta de un edificio que se levantaba sobre Córdoba, entre Mitre y Entre Ríos. En ese lugar, hoy se encuentra la galería abierta llamada "Paseo Peatonal Ángel García", que luce una placa recordatoria en una de sus paredes.
Con el correr de los años, los hijos de Ramón vinieron a radicarse a la Argentina y comenzaron a trabajar en la Tienda junto con su padre y su tío. En 1934, falleció doña Pepina en su casa de Madrid y sus restos se trasladaron al panteón familiar en Luarca. Dos años después, estalló la cruenta Guerra Civil española que culminaría unos años después con la toma de gobierno español por el general Francisco Franco.
El mayor de los socios García, Ramón, embarcó para la Argentina en 1936 en lo que fue su último cruce del Atlántico en vida. En 1945 sufre un infarto y muere en las Termas de Río Hondo mientras vacacionaba con su hermano Ángel. Un año después, sus restos mortales viajarían de nuevo hacia España para reposar junto a su esposa en Luarca.
Ángel falleció en 1960. El negocio familiar continuó a cargo de los hijos varones de Ramón, dado que Ángel tuvo cuatro hijas mujeres y, en aquel entonces, lo habitual era que los hombres se dedicaran a dirigir la empresa. La tradición familiar se extendió a los nietos de Ramón que contaban con profesiones afines al comercio.
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