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Especiales

La evolución necesaria

Por Sergio Aladio*

Todos somos conscientes que el actual contexto -político, económico, social, climático- es particularmente complejo, volátil e incierto. Esto es así en nuestra patria, como en el mundo entero.

En estos períodos se requiere imperiosamente identificar puntos de referencia que nos orienten y nos permitan navegar nuestra Nación para el bien de la gente.

Lo que está sucediendo estos días en Francia, donde se discute y se disputa por modificar el sistema de jubilaciones, es un punto de referencia válido para la Argentina. Ya que es un escenario posible, cabe preguntarse: ¿qué sucedería en nuestro país si se presentara una situación similar?

Por su parte, Francia cuenta con una gran clase media y un PBI per cápita casi 4 veces mayor que el nuestro. Las protestas que allí se están llevando a cabo actualmente responden a una impopular reforma del sistema de jubilaciones por parte del Gobierno de Emmanuel Macron y, sobre todo, por las formas adoptadas para implementarlo.

Resumiendo, el Gobierno quiere retrasar la edad mínima de jubilación de dos años de manera progresiva para equipararla a la de la Unión Europea y también aumentar los años de aportes, con el objetivo de reducir el déficit del sistema que podría representar hasta 17 mil millones de euros en pérdidas para el año 2025, según el organismo de estadísticas de pensiones de dicho país. Las cuentas, de acuerdo con dicha entidad, no cierran.

Sin embargo, la alianza política generada por el actual Gobierno no le ha permitido asegurar la mayoría parlamentaria, por lo que no ha podido garantizar la aprobación de la reforma mediante el voto legislativo. Por esta razón, el pasado jueves 16 de marzo, el presidente Macron decidió aprobar la reforma mediante el artículo 49.3 de la Constitución francesa, es decir, por decreto. Aunque a nosotros nos parezca algo común y hasta frecuente gobernar por decreto, para Francia no lo es tanto.

¿Quiénes dijeron que NO a gobernar por decreto en Francia? Fueron los sindicatos. En efecto, son los principales protagonistas de que la reforma no se haya llevado a cabo sin la voluntad del pueblo. De hecho, según los sondeos de público conocimiento, 7 de cada 10 franceses se oponen a la reforma del sistema de jubilaciones. Fueron las organizaciones de los trabajadores quienes se hicieron eco de la demanda de la gente. Principalmente, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, la CGT, Fuerza Obrera, organizaciones estudiantiles y docentes, recolectores de residuos, miembros de grandes empresas estatales como la SNCF (ferrocarriles) y EDF (electricidad), además de organizaciones de transporte y camioneros, tales como la Federación Nacional de Transporte y Logística.

Estos movimientos sindicales no cayeron en la especulación política ni en la búsqueda de beneficios personales e hicieron lo que se debe hacer: pusieron los intereses de los trabajadores por encima de todo. Hubo un poco de revuelo, pero la situación está encausada dentro de lo que establecen las leyes y el sistema democrático. Nadie sacó los pies del plato institucional.

De este modo, la aplicación o no de la reforma está ahora en manos del Consejo Constitucional francés, encargado de velar por la constitucionalidad de las leyes y las elecciones nacionales. La respuesta por parte de este organismo podría darse en un mes o en varios, según los caminos que decida tomar. Este contexto podría abrir una ventana de tiempo para que las partes -Gobierno y sindicatos- puedan sentarse en una mesa de negociación a razonar juntos, lo que no se hizo bien antes.

Cualquiera sea el resultado, se ha puesto en evidencia que la gente solicita que no la engañen más quienes dicen defenderla, que las crisis llaman a nuevos liderazgos con renovados enfoques y que las carencias estructurales requieren dirigentes con decisión, pero a la vez con capacidad de escucha y diálogo, para darle certidumbre y seguridad a la sociedad.

Queda claro para los representantes, tanto del Gobierno, como del capital y de los trabajadores, que para generar verdadera prosperidad está haciendo falta algo más. Hay que evolucionar, los viejos paradigmas tienen que ser sustituidos por los nuevos y estos deben ser generados en conjunto, de manera coherente e integradora. Ya no queda demasiado margen para los distraídos, los prepotentes, los vacilantes, ni los que buscan exclusivamente su propio interés, olvidándose del resto.

Por supuesto, tanto en Francia, como en Argentina.

*Secretario General del Sindicato de Camioneros de la Pcia. de Santa Fe.

especiales contratapa Sergio Aladio
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