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Historia de la apicultura en la República Argentina

Antonio Bierzychudek publica en la Gaceta del Colmenar una serie de artículos titulados "Búsqueda de datos históricos entre 1974 y 1976". Estos artículos históricos son el comienzo de la construcción de la historia de la apicultura en nuestro país. En 1979 el autor publica la obra titulada "Historia de la apicultura argentina".

Bernardino Rivadavia luego de renunciar a la presidencia en julio de 1827, se fue a vivir a su finca en el campo, abandonando la vida pública. Dos años después en 1829 partió hacia Francia, mientras que su familia se queda en Buenos Aires. En París vuelve a su oficio de traductor. Pasan por sus manos "La Democracia en América" de Tocqueville; "Los viajes" y "El arte de criar gusanos de seda" de Dándolo. En abril de 1834 decide regresar a Buenos Aires para enfrentar los cargos que le atribuían sus enemigos políticos. Pero el gobierno de Juan José Viamonte le impide desembarcar (es bastante irónico que su único defensor en ese momento fuera Quiroga). En el puerto lo esperaba su mujer y su hijo Martín Rivadavia, al no permitírle pisar suelo argentino, estos suben al barco y se suman al exilio. Los hijos mayores, Benito y Bernardino Rivadavia, se quedan y se suman a la causa federal y están luchando para que Juan Manuel de Rosas asuma definitivamente el poder.
Los Rivadavia se instalan primero en Mercedes (Soriano, Uruguay) y luego en Colonia del Sacramento y luego pasan a Santa Catalina, Brasil. Allí, tras un accidente doméstico, murió Juana del Pino, su esposa, en diciembre de 1841. Martín regresa a Buenos Aires con sus hermanos y Bernardino Rivadavia decidió a fines de 1842 partir hacia Cádiz, España; donde se instaló junto a dos sobrinas, en una modesta casa del barrio de Constitución. Tenía sesenta y cinco años cuando hizo modificar su testamento al advertir que sus sobrinas le estaban robando la poca plata labrada que le quedaba. El 2 de septiembre de 1845, pocos días después de este episodio, murió pidiendo que su cuerpo no volviera jamás a Buenos Aires. Sin embargo sus restos fueron repatriados el 4 de septiembre de 1857 enterrados en el cementerio de la Recoleta con gran ceremonia, en la que participaron Mitre, Sarmiento y Mármol y desde 1932 descansan en el mausoleo levantado en su honor en plaza "Once de Septiembre", antes denominada Plaza Miserere.
Rivadavia en este viaje de regreso al país desde Francia, no venía solo, lo acompañaban dos colmenas de Apis mellifera mellifera, que debió desembarcar en abril de 1834 en Uruguay, instalándolas en Colonia del Sacramento en el mes de Octubre, documentándose así el primer apiario fijista de Uruguay.
El Diario El Universal, de Uruguay en su edición del 6 de enero de 1836 escribía al respecto: "En su último viaje de Europa, por el mes de abril de 1834, trajo de Francia el Sr. Bernardino Rivadavia dos colmenas. Lo largo de la travesía y los inconvenientes con que se halló a su llegada fueron causa de que se perdiese una de las colmenas. Debiendo a sus esfuerzos y a su celosa inteligencia la conservación de la otra que llevo a la Colonia del Sacramento, donde se estableció. En octubre del mismo año (1834), tuvo la satisfacción de ver nacer el primer enjambre nuevo, que aseguró el logro de sus deseos y la introducción de las abejas en esta parte de América.
Sucesivamente ha logrado en Sr. Rivadavia nuevos enjambres a término, que a pesar de haber perdido dos, tiene el día de hoy, seis colmenas pobladas. En el mes de diciembre pasado hizo ya su primer cosecha y ha tenido el placer de recoger de dos solas colmenas, como cien libras de miel de la que ha enviado muestras a esta capital, y algunas libras de cera que ha remitido a Buenos Aires, con el objeto que sea allí labrada, para presentarla hechas bujías, al templo de la Colonia. Estos son los primeros frutos de una empresa tan recomendable. Me parece que todos los amigos de nuestro país debemos complacernos al ver arder, por primera en nuestros altares la cera producida en nuestra patria y al probar la miel elaborada de los jugos de nuestras flores.
Pero también que todos debemos agradecer al señor D. Bernardino Rivadavia una adquisición tan importante que asegura, dentro de pocos años a la República, nuevos y abundantes ramos de industria, como que podremos cosechar en nuestros campos materias que tan caras pagamos hoy al extranjero".
Rivadavia permaneció en Uruguay hasta 1836, en que el General Oribe por instigación de Rosas, lo desterró a Santa Catalina (Brasil).
Sin lugar a dudas podemos hacer una inferencia, la partida de los Rivadavia a Santa Catalina en Brasil fue imprevista, motivo por el cual las colmenas que Rivadavia poseía o parte de ellas quedaron en Colonia del Sacramento. Si Rivadavia trasladó colmenas a Santa Catalina tenemos que aceptar que fue el primero en introducirlas también a Brasil.
Desde 1836 a 1857 no tenemos datos fehacientes de lo ocurrido con las colmenas de Rivadavia, pero podemos inferir que las seis colmenas que Rivadavia dejó cuando este partió a Santa Catalina en Brasil, debieron generar siendo prudente más de 6.000 enjambres, simplemente dejándolas en estado natural, al cabo de 10 años. Al cabo de otros 10 años esos 6.000 enjambres pudieron generar 6.000.000 de enjambres, siendo conservadores en la estimación. Motivo por el cual suponemos que es la población original de Apis mellifera mellifera que pobló toda la mesopotamia Argentina y Uruguay fueron estas abejas traídas de Francia.

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