Rescatar acontecimientos históricos como el que hoy conmemora Rafaela, el 109º Aniversario de su declaración como ciudad, ayuda a encontrar en los hallazgos de la memoria el fundamento de la fuerza motriz invisible que impulsa a una comunidad hacia el progreso. En esa tarea, vale traer al presente el recuerdo de personalidades que hicieron a la historia de Rafaela, cuyos nombres encontramos plasmados en muchas calles de la ciudad y que dejaron enseñanzas perdurables en obras, realizaciones y ejemplos.
Manuel Giménez fue el hombre al que le tocó presidir los destinos de la ciudad aquel día histórico de 1913. En estas páginas encontrará el lector el discurso completo que pronunció en esa jornada que coronaba un largo trajinar por despachos oficiales, en épocas donde las comunicaciones no tenían ni la sencillez ni la instantaneidad del tiempo presente.
Decía Giménez aquel día: "No basta tener municipio libre y un régimen apropiado a nuestra educación y costumbres, es necesario algo más que garantice, conserve y solidifique las instituciones; y ese algo más es la cooperación perseverante y continua del pueblo del Municipio, secundado en todos los momentos la acción del Ejecutivo y del Concejo Municipal.
Esta cooperación del pueblo no es sino el cumplimiento de precepto fundamental que establece la soberanía popular dentro del Gobierno, pues, como lo enseñan los más preclaros estadistas, no puede existir la soberanía popular en las democracias si la masa del pueblo, si los elementos conscientes y patriotas no toman participación activa en el régimen y la vida municipal".
Son palabras que tienen actualidad, pese a los ciento nueve años transcurridos, porque obedecen al sentido común. "Cuando llegue la oportunidad de implantar el Gobierno Municipal en Rafaela, he de buscar la ocasión para demostrar a este pueblo los medios que deben ponerse en práctica para que la nueva municipalidad gobierne y administre con provecho los intereses edilicios de esta ciudad, con la cooperación eficaz decidida del pueblo consciente para hacer obra institucional y obra genuinamente democrática, sin acudir al viejo recurso de los presupuestos lujosos de empleados, ni al recargo de impuestos a la masa contribuyente", decía don Manuel Giménez. Por algo lo eligieron.
En aquellos ejemplos y obras perdurables que hicieron que Rafaela pasara de colonia pujante a ciudad progresista están los cimientos que los rafaelinos debemos custodiar, contra la amenaza de los oportunistas sin valores y de los aventureros sin capacidades para sostener en alto los valores del trabajo, el sacrificio y la solidaridad. Es el desafío de la hora, que siempre plantea nuevas metas y exige mejores actitudes.
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