El Anfiteatro "Alfredo Williner" fue renovado por el Municipio local en el año 2015. Las tareas, por aquel entonces, comenzaron dos años antes, para obtener mejoras de gran calidad en sus instalaciones (camarines, baños, iluminación, cerramientos, parquización, etc.), que lo adecúan al nivel de espectáculos y actividades recreativas y culturales que hoy ofrece la ciudad.

La obra más importante de remodelación, consistente en el refuerzo integral de la estructura a través de pilotajes y otras intervenciones, no se aprecia a simple vista, debido a que fue ejecutada por debajo del suelo, y constituyó la etapa más compleja de toda la refuncionalización. Cabe recordar que el Anfiteatro se estaba hundiendo, debido al asentamiento natural de la edificación y la suba de las napas, proceso que se ha logrado detener, evitando así el deterioro que había comenzado a manifestarse. Los agrietamientos y otros inconvenientes que ya presentaba la construcción fueron igualmente subsanados durante la restauración.

Todos los trabajos demandaron un plazo de dos años y una inversión cercana al millón de pesos, con un porcentaje aportado por el Programa nacional "Más Cerca".

Este histórico lugar fue construido por la Fundación "Alfredo Williner" para ofrecer a la comunidad un ámbito para el desarrollo de espectáculos al aire libre, es donado, luego de su inauguración, a la Municipalidad de Rafaela, con el fin de sumarlo a los espacios culturales de la ciudad.

La Secretaría de Cultura se encarga de la administración, programación y mantenimiento. Desde el primer momento, el público lo adopta como la principal opción para los espectáculos en el período estival.

Está formado por un escenario de 9 metros de ancho por 12 metros de largo, rodeado de gradas de cemento escalonadas, en forma de semicírculo, con capacidad para 950 personas sentadas.

Cuenta, además, con dos camarines, una oficina, baños, cocina y depósito de elementos de iluminación y sonido.

Tiene una funcional glorieta estructural que sirve de marco estético y de soporte para artefactos lumínicos en la parte superior y posterior de las gradas, además de dos torres metálicas que cumplen la misma función. Un cercado perimetral asegura la óptima preservación del lugar.