De todos modos, cabe señalar que no existe un motivo especial por el cual se eligió celebrarlo en este día y, en América Latina, cada país cuenta con una fecha particular para hacerlo, la cual está relacionada con la historia de la abogacía nacional.
En nuestro país se decretó, desde 1958, que el Día del Abogado se celebraría aquella fecha en honor al nacimiento del político y jurista Juan Bautista Alberdi, quien -con su escrito "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina"- es considerado el autor intelectual de la primera Constitución.
Los orígenes de la abogacía
La profesión, que cuenta con más de dos milenios de existencia, tuvo sus inicios en la Antigua Grecia y Roma, momento en el cual ciertos oradores realizaban exposiciones públicas para tratar diversos temas de la sociedad.
De hecho, se considera que en Roma fue donde se comenzó a desarrollar esta profesión de manera organizada y, en el año 204 a. C., el emperador Claudio legalizó la abogacía y autorizó a los oradores romanos a ejercer. Asimismo, se estableció una escala de honorarios que contaba con un tope de 10.000 sestercios, lo que -en aquel entonces- era considerado como un monto escaso.
Por otro lado, en Grecia, los voceris eran quienes ocupaban este cargo y, a diferencia de lo que ocurría en Roma, muchas mujeres lograron acceder a estos puestos, aunque sólo aquellas que pertenecían a la alta sociedad.
La disciplina fue creciendo con los años, y contó con figuras como Cicerón, Hortensio, P. Clodio, M. Marcelo, M. Calidio y M. Mesalo Níger. Con el tiempo, al notar que muchas personas contaban con grupos extensos de abogados para su defensa, se impuso el límite de tres profesionales por acusado con la Ley Julia.
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