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Día de las Mujeres Migrantes: entre las brechas y el liderazgo

La Ley 4.409, sancionada en diciembre de 2012, estableció el 10 de enero como el "Día de las Mujeres Migrantes", con el objetivo de poner en agenda pública, visibilizar y concientizar sobre los crímenes de odio, la violencia y la xenofobia que son susceptibles de experimentar las mujeres migrantes.

El 10 de enero conmemoramos un nuevo Día de las Mujeres Migrantes, establecido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el año 2012, como recordatorio de la violencia xenófoba sufrida por Marcelina Meneses y su hijo Joshua, que cobró la vida de ambos en el año 2001.

Este día nos conduce a reflexionar que, aún hoy, las mujeres migrantes encuentran más dificultades y barreras para el acceso a sus derechos que las nacionales. Esto se evidencia en la mayor precariedad laboral y de ingresos, incluyendo dobles o triples jornadas laborales; en las desiguales cargas en las tareas de cuidados; en las restricciones en el acceso a mecanismos de protección y seguridad social, entre muchos otros.

Un ejemplo de ello surge del último estudio publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM Argentina), donde se releva que la recuperación de empleos por parte de las mujeres migrantes en la pospandemia, llevó a superar los niveles previos a 2020 para la misma población, pero incorporando niveles inéditos de precariedad, en especial en el trabajo en casas particulares, que ha consolidado un panorama con insuficiencia de ingresos y sostenida informalidad. (OIM, 2023: 54)

El sometimiento a violencias, el más extremo de los casos en los que se reflejan las inequidades estructurales por género, se evidencia en estadísticas tan alarmantes como que un tercio de los homicidios dolosos contra mujeres entre los años 2015 y 2021 en la Ciudad de Buenos Aires tuvieron por víctimas a mujeres migrantes (UFEM, 2023).

Las desigualdades que las mujeres vivencian, particularmente aquellas que transitan procesos migratorios, son evidentes. La violencia es urgente y las respuestas no deben esperar.

Sin embargo, cometeríamos una injusticia adicional si en este contexto de conmemoración no nos detuviéramos también para reconocer y valorar el rol central que las mujeres migrantes ejercen en nuestras sociedades, y los aportes significativos que generan para las sociedades receptoras, así como también para sus sociedades de origen y tránsito.

Son múltiples y contundentes los aspectos en los que las mujeres migrantes cumplen un rol esencial en las comunidades receptoras, como la transmisión de saberes y conocimientos, a través de las trayectorias recorridas, evidenciado por ejemplo en el mundo de la academia, la investigación y la cultura.

La salud es otro aspecto de enorme relevancia social que se ve significativamente fortalecido por la incorporación de profesionales y trabajadoras a diferentes ámbitos del sostenimiento de la vida, desde las tareas ligadas al ejercicio de la medicina y la enfermería, la salud mental y a los cuidados de personas que requieren acompañamiento.

La producción de alimentos es otro aspecto central, donde el aporte de las personas migrantes, y muy particularmente el de las mujeres, cobra un sentido diferencial. Cadenas de producción, elaboración, transporte y comercialización se ven cotidianamente sostenidas por mujeres migrantes, particularmente de aquellas provenientes de países limítrofes a la Argentina.

Por último, el rol emprendedor y de desarrollo de negocios y empresas es un factor dinamizador de la economía que ve a las mujeres migrantes como protagonistas insoslayables, asumiendo roles de liderazgo que en muchos casos representan las fuentes principales o únicas de ingresos para sus hogares, permitiendo también contribuir con las economías de sus familias o redes vinculares en otros países, mediante el envío de remesas.

Ante este escenario, desde OIM Argentina buscamos continuar acompañando a las mujeres migrantes en su desarrollo personal y profesional, así como en la reivindicación y ejercicio de sus derechos, requisito indispensable para cualquier proceso virtuoso de integración.

Solo mediante la reducción de las múltiples brechas que aún persisten y el fin de la violencia por motivos de género y la xenofobia, las mujeres podrán vivir una vida plena, ejerciendo sus derechos y expresando todo su potencial. (Télam)

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