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Opinión

Truenan las Fuerzas del Cielo

Es obvio que un DNU no es lo más elegante del mundo, pero el único presidente argentino que nunca firmó uno fue Federico Pinedo.
Alejandro Borensztein

Por Alejandro Borensztein

Antes que nada, lamentamos interrumpir este apasionante debate nacional sobre el DNU para recordarle a todos, sin ánimo de amargarle las fiestas a nadie, que el próximo 10 de enero tenemos que garpar 16.000 millones de dólares en los Tribunales de Nueva York. Gente, fíjense que hacemos, ok?

Esto es por el juicio que el Fondo Burford le ganó a la Argentina tras los errores cometidos por Axel y Cristina en la expropiación de YPF, luego de que los Eskenazi le cedieran gentilmente a ese Fondo el derecho a demandarnos.

Mientras los padres que mandan a sus hijos a colegios privados para evitar las huelgas que hay en las escuelas públicas siguen caceroleando porque Javi metió un DNU limitando el derecho a huelga de los docentes, básicamente los de las escuelas públicas, vayamos viendo que hacemos con este temita de los 16.000 palos verdes, dale?

Dicen que si no garpamos van a empezar a embargar los bienes argentinos en el exterior. Aclaremos que eso no significa que le vayan a embargar las propiedades que tenía el secretario de Kirchner en EE.UU. o el derpa que le atribuyen a Insaurralde en Miami. Nada de eso. Nos van a embargar las embajadas o los aviones de Aerolíneas.

Desde acá le pedimos al gobernador Kicillof y a su mentora que no ayuden más con el tema YPF, que ya hicieron bastante, que muchas gracias y que cualquier cosa les avisamos. En todo caso, si después que los Eskenazi cobren su parte del juicio quieren donar algo, lo aceptaremos de mil amores. Y si hubiera una valijita que eventualmente le pudiera tocar a Cristina, por interpósita persona, y tambien la quiere donar, se lo agradeceremos.

Dicho esto, compensemos la pálida del juicio con la buena noticia de la semana: volvió la CGT.

A Dios gracias hemos vuelto a escuchar aquellas frases que son música para oídos melancólicos como “plan de lucha”, “movilización”, “columna vertebral”, “plenario del Comité Confederal” y tantas otras reliquias de la poesía nacional y popular. Una alegría. Vaya esto para todos los gorilas que se pasaron cuatro años diciendo que los viejos sindicalistas millonarios se olvidaron el repertorio clásico y estaban borrados, como Casildo Herreras (frase para sexagenarios memoriosos). Bienvenidos muchachos, se los extrañaba.

Previo a entrar de lleno en la Era del León, vamos a dejar por escrito el primer mandamiento que nuestras Fuerzas del Cielo (cada uno tiene las suyas) nos envían como concepto fundacional para comprender todo lo que va a pasar en la Argentina a partir de ahora.

1. Mandamiento N°1 sobre la Libertad., también incluido en el salmo 119.

Acá siempre abrazamos la causa de la Libertad. En ese sentido, por ejemplo, y sin olvidar el amor que tenemos por Aerolíneas, apoyamos los cielos abiertos, la sana competencia y la posibilidad de elegir en que compañía viajar. Lo único que no queremos es tener la libertad de matarnos en un avión de LAPA por el simple hecho de que un empresario pedorro quiso tener una línea aérea para jugar a los avioncitos y el Estado Nacional se lo permitió, sin controlar el mantenimiento de los aviones ni la capacitación de los pilotos. No fue el único caso. Para más datos, consultar con el gran Enrique Piñeyro que alertó sobre lo que iba a pasar y luego hizo la película de lo que finalmente ocurrió para que nadie se olvide: Whisky Romeo Zulu. Excelente.

Este simple precepto que las Fuerzas del Cielo nos envían servirá para evaluar, de aquí en más, lo que está bien y lo que está mal. Libertad sí. Boludos no.

Dicho todo esto, entremos definitivamente en la Era del León y vayamos a lo importante. Pasadas las dos primeras semanas de gobierno, se van confirmando algunas cosas que ya suponíamos, a saber:

Javi no te miente. Como viene la mano daría ganas de que nos mintiera un poquito, pero no. El tipo te la canta de frente y a otra cosa mariposa.

Javi no está en la joda de la obra pública, ni en la de los importadores que se olvidan valijas en habitaciones de hoteles porteños, ni anda navegando por Marbella con plata ajena, ni estaría comprando hoteles para blanquear nada, ni ninguna otra cosa rara. Salvo Eurnekian, no tiene amigos empresarios ni tendría compromisos con nadie. O sea, todo indica que Javi está limpio y es honesto. Esta no debería ser una virtud a destacar en un mandatario, allá en Finlandia. Acá en Argentina es flor de noticia.

Javi sabe atajar (ex arquero de Chacarita) y sabe cantar (ponele) porque lo aprendió de chico. También sabe economía, lo cual es toda una novedad teniendo en cuenta que venimos de tres presidentes abogados (Néstor, Cristina y Alberto) intercalados con uno que no era abogado sino funcionario de la FIFA. No sabemos que tan buen economista es Javi pero, comparado con el abogado Massa, que se hacía pasar por economista, ya es un paso adelante. De hecho, todo este quilombo actual se debe a los conocimientos económicos del Dr. Massa. Y de la Doctora, obvio.

Lo que evidentemente Javi no aprendió de chico es ciencia política e historia política. Está haciendo el curso ahora, de grande. No es el único presidente con este problemita pero es al que ahora debemos educar para que nos vaya bien a todos. Conocer la historia de la política es fundamental para saber cómo se encara un tema.

Cuando un presidente no sabe cómo hicieron los grandes líderes mundiales para resolver en el pasado los mismos problemas que tenemos nosotros en el presente, el tipo tiende a improvisar. En cambio, si conoce al detalle lo que hizo, por ejemplo, Shimon Peres en Israel con la inflación, el egipcio Anwar El Sadat para resolver la conflictividad en Medio Oriente o los líderes ingleses e irlandeses que sellaron los Acuerdos de Viernes Santo, es muy probable que las soluciones le queden más cerca.

Finalmente, Javi tiene algo muy a favor: todos los presidentes anteriores fracasaron. Alguna vez debería salirnos bien. A dos semanas de asumir, no tenemos derecho a perder esa ilusión. Obviamente, el mismo argumento también le juega en contra: la estadística no ayuda y la tradición indica que todo tiende a fracasar. Las Fuerzas del Cielo dirán.

Con estos antecedentes y en este contexto es que hay que analizar el famoso DNU. No en esta página, por supuesto. Para eso están los que saben.

Aparentemente, no sería lo más prolijo pero rescatemos un dato: el DNU anula 82 decretos ley del general Onganía, 56 del general Videla, 7 del general Levingston, 2 del general Lanusse y 1 del general Bignone. Si para voltear todo esto hay que meter un DNU por la ventana, metelo Javi y que le vayan a cantar a Gardel.

Al fin y al cabo, el único presidente que nunca firmó un DNU es Federico Pinedo. Y en el fondo tampoco sabemos si aquella larga noche en la que le tocó ser presidente no habrá firmado un DNU para que le manden una fugazzeta, dos porciones de fainá y un porrón.

Amigo lector, acorde a los tiempos que corren, esta página no se tomará vacaciones, salvo el próximo domingo porque Año Nuevo no trabajamos. Hay que preparar el lechón y la ensalada rusa (mis Fuerzas de Cielo me autorizan el lechón del 31).

Queridos amigos y amigas, gracias por estar siempre ahí. Felices fiestas para todos. Seguimos en enero.

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