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Opinión

Sebastian Rainone y su banda

Alcides Castagno

Por Alcides Castagno

De estatura más bien baja, corpulento, ocurrente y bien dispuesto, así era don Sebastián. Su gran amor, la banda de músicos; sus herramientas de trabajo, una batuta y un atril con partituras.

Nació el 19 de enero de 1913 en Santa Croce del Sannio, una pequeña ciudad de la provincia de Benevento, en la Campania italiana. Como no podía ser de otra manera, el inocultable acento italiano revelaba la característica displicente de pronunciar su idioma del sur. Hijo de Antonio Rainone y Egidia Anzorini, fue el menor de seis hermanos. Su padre dirigía la banda de música de su pueblo, cosa que Sebastián admiraba, a tal punto que se puso a estudiar música desde muy chico. Su fervor y talento hizo que a los nueve años haya sido incorporado a la banda. La destreza con que ejecutaba el clarinete y la gracia para presentarse lo convirtió en una verdadera atracción para el público de su pueblo y de los otros pueblos de la región, adonde la banda realizaba giras.

Otra de las inquietudes de Sebastián fue la de convertirse en sastre. Para ello, frecuentaba a un sastre vecino, Sebastián Dugga, quien no sólo atendió al jovencito en su pueblo, sino que continuó la relación cuando ambos emigraron a la Argentina.

En mayo de 1933 se incorporó anticipadamente al distrito militar de Nápoles como alumno de la banda de música y en 1934 pasó a formar parte del 31er. Cuerpo de Infantería del Comando, división Infantería Volturno, de donde fue dado de baja al año siguiente para quedar inscripto en las fuerzas de reserva del Distrito Militar de Benevento. En 1937 fue incorporado a la Legión 143 de Nápoles y movilizado por razones operativas. Embarcado en la nave Piemonte, su destino fue una base italiana en el norte de África. Con una licencia extraordinaria, volvió a su pueblo. El 21 de diciembre de 1939 contrajo matrimonio con Ana María Gioia. Una semana después finalizó su licencia y retornó a la base militar desde donde fue embarcado hacia Trípoli en el Principessa Giovanna. La guerra estaba en marcha y lo abarcaba todo. El 11 de junio de 1940 fue tomado prisionero y, en tal carácter, fue llevado a Egipto y luego a Johannesburgo, Sudáfrica.

Sebastián, consciente de la falta de libertad con sus limitaciones, durante el cautiverio organizó una banda de música, con la cual animaba a los prisioneros. Fue liberado el 4 de enero de 1947, tras casi siete años de cautiverio. Se presentó en el centro de alojamiento San Martino, en Nápoles. Revisados sus antecedentes como soldado y como prisionero, no encontraron observación alguna. En consecuencia, el 4 de marzo de 1947 se presentó en la unidad militar de Benevento y allí se lo licenció hasta fin de 1948 con la baja definitiva. Así terminaban 14 años con los rigores de la guerra, las nostalgias de su esposa Ana María y de su tierra natal.

Sebastián necesitaba otros aires que no le recordaran a cada paso los pesares personales y los escombros que Italia acumulara en los años bélicos. Con su esposa, decidieron emprender la emigración hacia la Argentina, donde desembarcaron el 1° de octubre de 1948. A los pocos días de llegado a Rafaela, Sebastián consiguió un puesto como clarinetista en la Banda Municipal de música; no sólo eso, sino que, además, tuvo su ocupación como ayudante en la sastrería de Mario Andorno, ubicada en 25 de Mayo y Maipú.

En Rafaela, Sebastián y Ana María tuvieron a sus dos hijas: Irene y Flora. Su dedicación a la música culminó en 1966 cuando fue designado director de la Banda Municipal, cargo que mantuvo hasta 1978, en que recibió el beneficio de su jubilación. Incluso durante su retiro fue convocado un par de oportunidades para reemplazos. El suyo fue un periodo en que la banda incursionó a un repertorio de temas populares, incorporando la actuación de cantantes y brindó conciertos en salas teatrales.

Sebastián no se daba por satisfecho con la función oficial; participó además como saxofonista en la orquesta Panamericana Jazz.

En 1967 recibió la Cruz de Bronce con que el ejército italiano distinguía a los soldados destacados. En 1992 le fue otorgado el título de Cavaliere della Repubblica, por la impronta italiana que daba a los repertorios de las bandas por él dirigidas. En ese aspecto también es destacable el espíritu expansivo de su talento e iniciativa, ya que organizó las bandas de Sunchales, Ceres y Porteña. En 1995, la Municipalidad de Rafaela y la Escuela de Música "Remo Pignoni" le brindaron un concierto homenaje, a cargo de los alumnos de dicha escuela, con la dirección del Dr. Omar Corrado.

El 21 de Enero de 1996 Sebastián Rainone falleció a los 83 años. Su vida útil ha ido más allá de sus propios días porque legó un testimonio de vida y pasión por la música que muchos recuerdan. Además, esa herencia quedó corporizada con tres obras, en agradecimiento a la ciudad que le posibilitó realizar su vocación: Hermanas Latinas, Dos Banderas y Perla del Oeste.

Rafaela se caracterizó desde sus inicios por un culto intenso por la música, en número y calidad. Sebastián Rainone fue uno de sus exponentes más reconocidos y así lo dejamos expuesto, para conocimiento y reconocimiento de las generaciones.

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