Antes que nada, vaya una sugerencia para la organización política "Soberanxs" constituida por Alicia Castro, Gabriel Mariotto y Amado Boudou. Esta semana decidieron expulsar a Boudou porque aparentemente el tipo se avivó de que era más negocio irse a hacer la revolución con Massa y Alberto que quedarse esperando en el Kavanagh a que les manden el voucher para viajar a Sierra Maestra. Eso quiere decir que, de los tres integrantes, ahora sólo quedan dos. Sería recomendable parar ya mismo con la purga ideológica antes de que pierdan otro de los miembros y tengan que cambiar el nombre de Soberanxs por Soberana o Soberano, así a secas nomás. Una pena, con lo que cuesta hoy en día encontrar militancia stalinista inclusiva.
Dicho esto, vamos a lo importante. Entramos en la semana previa a las PASO y llegó la hora de tomar decisiones. Más allá de elegir al crack que va a intentar hacer algo en la Rosada, primero tenemos que asegurar las inversiones que, desde esta página, venimos recomendando hace más de un año. Este es el momento justo para vender las posiciones y tomar ganancias, agradeciendo el buen desempeño de los activos adquiridos.
Desde la llegada de Massa, por ejemplo el morrón rojo pasó de 600 a 1.000 mangos y el tomate escaló de 400 pesitos a estos gloriosos 1.100 mangos por kilo. Ni hablar de la cebolla que resultó, tal como lo anticipamos, el mejor activo de la cartera: Batakis la dejó en 100 pesos por kilo y hoy vale 400, inclusive en algunos barrios se está vendiendo a 500 mangos. Si a esto le sumamos que la albahaca se cotiza a 450 la plantita fresca, podemos asumir que el complejo fileto fue una de las mejores alternativas de inversión.
La recomendación financiera es pasar todos los activos rojos a verde. Cuando decimos verde no nos referimos a la lechuga de Massa (el viernes la capuchina cerró en 600 y la mantecosa en 800) sino que hablamos de verdes en serio, sean de cara chica o cara grande. Da igual.
Para entender mejor la rentabilidad del negocio pensemos en un inversor que, el día que asumió Massa, vendió 1.000 dólares a 300 y recibió 300.000 pesos. Con esos pesos compró cebolla a 100 mangos el kilo, o sea compró 3.000 kilos de cebolla y los encanutó en el fondo de la casa. Si mañana lunes vende todo su stock de cebolla a 500 mangos va a recibir 1.500.000 pesos con los que va a poder comprar dólares a 570, unos 2.630 exactamente. O sea que en un año, gracias a Massa, Alberto, Cristina y la banda, el tipo va a levantar 2.600 dólares con una inversión inicial de solo 1.000 verdes. Hermoso. Tiene razón Cerruti, no hay ni pobreza ni hambre ni crisis. Lo que hay es gente que no quiere ver las oportunidades que ofrece el proyecto nacional y popular.
¿Por qué llegó el momento de vender? La previa de las elecciones es mejor pasarla tranquilo y posicionado en dólares. Dependiendo del resultado electoral, el billete va a seguir subiendo como hasta ahora o directamente se va a disparar como un cohete, de modo que, colocada en verdes, la ganancia siempre estará asegurada.
¿Cómo se explica esto? Fácil. El Gobierno suele decir que si le va mal en las PASO la economía se va a complicar, como si ya no lo estuviera. En realidad, es exactamente al revés. Veamos.
Si la oposición hace una buena elección y anticipa un triunfo para octubre, de aquí a diciembre todo va a seguir como hasta ahora. O sea, inflación sostenida, devaluación habitual y el mismo quilombo interno que tenemos desde que estos genios llegaron al gobierno.
En cambio, si el oficialismo es el que hace una elección positiva y presenta pelea para octubre o se posiciona victorioso, el dólar explota al toque.
Esto es así porque se aplica la Segunda Ley de Oro Kirchnerista. Recordemos que la Primera Ley indica que "cada vez que el kirchnerismo raja a un funcionario o una funcionaria siempre será reemplazado por algo peor".
El enunciado de la Segunda Ley es el siguiente: "Cuanto más cerca esté Cristina Kirchner de conservar el poder, o de volver a tenerlo en caso de haberlo perdido, más al carajo se irá el dólar".
Esta Ley se ha verificado infinidad de veces y es la consecuencia natural de la hostilidad kirchnerista al capital. Los dólares ven venir al kirchnerismo y, como es lógico, se escapan. Ya pasó en las PASO de 2019. El resultado imprevisto de aquella elección anticipó la vuelta de Cristina al poder y disparó el dólar de 45 a 60 mangos en un solo día. Al mismo tiempo, los depósitos en dólares cayeron de 45.000 palos a 15.000 en pocas semanas. Esto sucede porque ningun ser humano razonable que tenga un dólar ahorrado quiere dejarlo al alcance de Cristina o de sus pibes para la liberación. En cuanto se la ve venir a Ella (en este caso sería verla seguir en el poder), los pesos se pasan a dólares, los dólares se van a las cajas de seguridad y a otra cosa mariposa. Hasta Ella desconfía de sí misma y llena de billetes verdes sus cajas de seguridad.
Por supuesto, este no es el único elemento que dispara la suba del dólar. También hay que considerar el gasto indiscriminado, la emisión descontrolada y la estupidez general de toda esta gente. No por nada, cuando los Kirchner llegaron al poder, el dólar estaba en 3 pesos y ya está tocando los 600. No fue magia.
Si por una casualidad el kirchnerismo superara los 30 puntos y se acercara a los 35, el dólar picaría a 700 u 800 mangos cómodamente en menos de una semana. Por eso, la recomendación financiera es esperar tranquilo, fumando y sentado sobre los verdes.
¿Esto podría ocurrir? Todo puede ocurrir pero a priori parece difícil. La oposición llega con un poco más de viento en la camiseta. Sería raro que perdiera ante un gobierno que tiene más del 100% de inflación, 40% de pobres, los sueldos y las jubilaciones más bajas que se recuerden y un dólar que pasó de 60 a 570. Es tal el desastre que hicieron Alberto, Cristina y Massa que en cualquier momento la CGT se cansa y les hace un paro. Sumale la Pfizer, el Vacunatorio Vip, las festicholas y otros hits.
De todos modos, del lado de Juntos por el Cambio hay mucha incertidumbre sobre quien ganará la interna. Según las encuestas que paga Bullrich, gana Bullrich y según las que paga Larreta gana Larreta. Y cuanto más pagan, más diferencia le sacan a su rival. Por ahora, el porcentual de votos que sacaría cada uno es directamente proporcional a la cantidad de guita que invierten en averiguarlo. El domingo iremos todos a votar, abriremos las urnas, contaremos los votos y veremos cuál de los dos candidatos pagó las encuestas al pedo.
Por la otra llave se enfrentan Massa y Grabois. Ahí parece todo definido, aunque nunca debemos olvidarnos del Campeonato de 1969 cuando River llegó a la final contra Chacarita y fueron a jugarla dando por hecho que ganaban. Perdieron 4 a 1 con doblete del "Tanque" Neumann, uno de Marcos y uno de Frassoldati. Así fue como el "funebrero" salió campeón por única vez en primera división. El fútbol siempre enseña.
De todos modos, como esto no es fútbol, parecería obvio que la interna peronista la gana Massa. Sólo estaría en discusión el tamaño del disgusto que le va a dar Monseñor Grabois. Si saca 5 puntitos festeja solo, si saca 10 festeja con Cristina.
La gran esperanza del Gobierno consiste en que los libertarios le coman votos a JxC. En eso debe estar pensando Milei, hoy domingo, posiblemente mientras acomoda el galponcito que tiene en el fondo, allí donde cría y hierve los conejos.
Quedan cuatro días de bailecitos, tik tok, bebes besados, papelones varios, alguna frase para coleccionar y mucha pelea de farándula. Nada nuevo bajo el sol.
Usted amigo lector, si entró en el negocio de la cebolla, cuente los billetes, préndase un faso, mire por la ventana y espere tranquilo. Todo llega. Todo pasa.
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