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Opinión

Edelso el múltiple

Alcides Castagno

Por Alcides Castagno

Edelso Gunzinger nos dejó hace unos meses y todavía parece que irrumpirá en una reunión, llamará para sugerir algo más o lo buscaremos para proponer una iniciativa. Edelso llevó detrás de sí y dentro de sí mismo una familia, una empresa, un club, una ONG, una función política y las virtudes y defectos que todo ser humano contiene.

Reunir sus datos personales es fácil, con sólo recorrer archivos y hacer un par de llamadas; por eso nos sentamos a conversar a solas con Claudia, su hija mayor y sostén en los años finales, para conocer a la persona que había dentro del personaje. Sin haber agotado su necesidad de llorar la pérdida, se esfuerza por mantener el diálogo. "Con sus aciertos y desaciertos -comienza- fue un buen tipo, honesto, muy buen padre; él para mí fue papá, mamá y también fue mi amigo. Tenía una gran preocupación por la ciudad, que se podría hacer esto o aquello, que se hiciera bien en favor de la gente. Fue un hombre que siempre tiró para adelante, pese a los problemas que tenía en su propia casa, como la enfermedad de mi mamá y la ligera discapacidad de mi hermana Gabriela, a quienes siempre trató de asistir y acompañar".

El Club

Hijo de Luis Gunzinger, que participó en la fundación del Club 9 de Julio cuando tenía 12 años, Edelso nació un 23 de junio de 1938. Él mismo presidió la institución durante un breve período. A pesar de su buena voluntad y decisión, no tenía la mejor relación con el ámbito del fútbol, se quejaba de recibir presiones y amenazas, por lo que decidió que no era un lugar en donde podía contribuir en la medida de esa institución y dejó su cargo, aunque continuó como colaborador externo.

APADIR

Allá por la década del 70, encontró un camino para el entusiasmo y lo hizo suyo. Junto con los Fogolín, Basano, Gervasoni, Bodello y Abele, pensaron en una escuela que se necesitaba para los discapacitados moderados y profundos, porque para los más leves ya existía. Tuvieron que instalar la dignidad y la presencia de los niños y adolescentes que, en alguna medida, los ocultaban. Empezaron en la sede de ALPI, con una psicopedagoga y una fonoaudióloga. En 1980 decidieron que la idea debía tomar cuerpo y fundaron "APADIR" (Asociación Pro Ayuda a Discapacitados de Rafaela). El doctor D'Agostino, un verdadero filántropo, les cedió una casa en comodato, en Alvear 157. Ya con una sede, la personería jurídica, los estatutos y con el máximo entusiasmo, inauguraron la Escuela, que la Provincia reconoció como Escuela Especial Nº 1260 "APADIR", el 7 de marzo de 1983. Cada niño que ingresaba era un nuevo impulso para pensar en algo más grande. Edelso tomó la bandera del grupo emprendedor. Hoy, más de 40 años después del comienzo, la Escuela de "APADIR" se encuentra en una Avenida que, no por casualidad, lleva el nombre de José D'Agostino, N° 595. El ámbito que la rodea, sus instalaciones que siguen creciendo y la pasión de sus directivos y docentes son la herencia potenciada de los primeros soñadores en general y de Edelso Gunzinger en particular. Aun después de haber tenido que renunciar a su presidencia, concurría con frecuencia a ver, preguntar, sugerir. Su última visita, pedida por él, ocurrió cuando, desde una urna, sus cenizas se esparcieron por el ámbito de la escuela que soñó y a la que dedicó tantos días con sus noches, viajes, gestiones e iniciativas.

Dolores

"En septiembre de 2021 -cuenta Claudia- comenzó a decaer en su enfermedad, hasta hacerse necesario un largo y penoso tratamiento de diálisis, que le impidió ejercer una de sus actividades predilectas, que era manejar, viajar, pasear con su familia en auto. El 1° de julio del 2022, en horas de la tarde, padeció un ACV que lo postró definitivamente y lo condujo a una casa de descanso, donde padeció dolores físicos, fue visitado por muchos rafaelinos agradecidos y experimentó ausencias de otros que lo habían rodeado durante su vida activa. Fue su última pelea con final anunciado: el 12 de noviembre un nuevo ACV terminó con sus días y sus sueños".

Política

Edelso Gunzinger quiso ser útil también en el ámbito político; estuvo comprometido con el Partido Demócrata Progresista, fue Concejal, tuvo un acercamiento de amistad con Carlos Reutemann, que lo vinculó con su corriente política, pero pronto advirtió que ese universo no era su hábitat mejor, que no podía dedicarle el tiempo necesario, de modo que se volvió a sus actividades habituales.

El Taller y la Empresa

"La profesión de Edelso -cuenta su hija Claudia- fue la de electromecánico. Como tal, trabajó muchos años en el taller de Milessi, en Lavalle y Sarmiento, un taller mecánico de gran inserción en su ramo; allí, Edelso se dedicó específicamente a los magnetos, a su reparación, además de participar en los populares asados de los sábados, hasta que el taller cerró y experimentó la sensación de un desocupado. Para subsistir, vendió productos de limpieza, hizo gestiones en Santa Fe, en su Multicarga verde, aprovechando la necesidad de hacer atender a su hija menor. Con Guillermo Eguiazu y Héctor Platini desarrollaron una actividad empresaria, 'Centro Inmobiliario'; poco tiempo después de formada la sociedad, Eguiazu se desvinculó, quedando Edelso con Platini como amigo y socio, en una actividad donde trataban de conciliar dos caracteres totalmente distintos y donde Gunzinger permaneció mientras pudo responder físicamente".

Hay mucho más para decir. El paso de Edelso Gunzinger por esta vida no fue en vano. Sembró amigos y cosechó amistad, a través de 84 años llenos de historias, compromisos, aciertos y errores que la sociedad transforma en gestos positivos, porque ve detrás de todo una voluntad por servir a la comunidad de la que formó parte.

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