Por Alcides Castagno
Nuevo Torino se iba formando lentamente a fines del Siglo XIX, equidistante entre la pionera Esperanza y la nueva Rafaela, a pasos de las antecesoras Pilar y Felicia. Esa ubicación geográfica significó un punto de enlace en los caminos hacia y desde dichas localidades, con el consecuente vínculo con la capital, Santa Fe. Los nuevos colonos, provenientes en su mayoría de la región piamontesa, influyeron en el nombre: Nuevo Torino.
La necesidad de aprovisionamiento de mercaderías de todo tipo para los nuevos pobladores hizo que, en 1890, un emprendedor llamado José Carena se instalara con un comercio que poco a poco fue creciendo en capacidad y servicio. José conseguía lo que faltaba, tenía lo necesario y a menudo aceptaba la palabra "cuando cobre le pago", porque la promesa del colono tenía el valor de un documento. Así fue creciendo. Por ser al mismo tiempo productor agropecuario, comprendía las dificultades de sequías, plagas e inundaciones que alternaban con los buenos tiempos y por esa razón acudía en ayuda de sus vecinos para sobrellevar juntos los malos tiempos.
Muchas veces el clima impedía a los productores continuar el camino cuando transportaban sus cosechas en carros hacia Pilar, Esperanza o Santa Fe. El despacho de Carena en, Nuevo Torino servía como posta segura y acogedora, hasta que se pudiera continuar. Según consta en la tradición, el mítico Víctor Leoni hacía una escala en lo de Carena, en su viaje "electoral" hacia Santa Fe, para descansar y reaprovisionarse a expensas de la generosidad hospitalaria del dueño de casa.
Amílcar
Cuando el joven José Carena se convirtió en Don José, no dejó de ser el comerciante y productor que crecía con su trabajo y ayudaba al necesitado. Este concepto de convivencia se transmitió a su hijo Amílcar, que en 1943 decidió abrir una sucursal en Rafaela, por entonces ya una ciudad muy activa y un mercado importante para el ramo que los Carena habían desarrollado.
Amílcar no se quedó con lo aprendido; montó la sucursal Rafaela en calle Rivadavia, en un edificio que perteneciera a Benedetto Novelli y que sus nuevos propietarios decidieron conservar como patrimonio histórico, no sólo en su estructura sino además en su decoración. Una de las características distintivas del negocio han sido siempre los rieles que, a través del pasillo central, se mantienen intactos entre los adoquines. Se usaban hasta hace un tiempo para el traslado de mercadería pesada, dentro de una "zorra", desde el fondo hasta la vereda de acceso.
Paralelamente a la gestión administrativa de las casas de Nuevo Torino y Rafaela, Carena buscó y obtuvo la inserción en la actividad gremial empresaria, asociándose al Centro Comercial e Industrial del Departamento Castellanos, del que fue presidente entre 1957 y 1961. Uno de los hechos destacados durante su presidencia fue la compra del edificio que actualmente ocupa la institución en Necochea y 9 de Julio. El afán activo de Amílcar Carena se extendió hasta Santa Fe, en donde presidió la Bolsa de Comercio. Integró también el directorio de FERSAN S.A. de Santa Fe y FACE S.A. de Sauce Viejo. Esta diversidad da la pauta de la personalidad emprendedora e inquieta de este hombre, que recorría kilómetros a bordo de su automóvil convertible negro, largo, que lo anunciaba desde lejos.
Kuki
La desaparición física de don Amílcar y su esposa de apellido Gianinetto, no dejó huérfana a la firma Sucesores de José Carena. Quien heredó su nombre y su empresa fue Amílcar "Kuki", que acompañó a su padre en su momento y, apoyado en el personal ya imbuido del espíritu comercial de la casa, continuó las actividades con sello propio.
Kuki nació en Nuevo Torino un 21 de febrero; además de atender el negocio de su padre, asumió su vocación de viajero incansable, buceador de culturas lejanas y costumbres extrañas, completó más de una vez su pasaporte, que registró la entrada y salida de cada continente y sus respectivos países. Al mismo tiempo que absorbía detalles y anécdotas, registraba su paso con anotaciones y fotografías. Tal actitud le permitió dar charlas en las escuelas, en audiciones radiales y televisivas, además de organizar exposiciones de imágenes ilustradas con su particular sentido del humor y la erudición que le otorgó la experiencia. Muchas de las vivencias de Kuki (también apodado "El Indio" o, como él se llama últimamente, "el arruinao") quedaron impresas en un libro de reciente aparición, el cual, en modo autobiográfico, permite que el lector lo acompañe en sus andanzas incomparables.
Otra de las actividades que desarrolló en sus viajes por el mundo fue dar cabida a su pasión por el automovilismo. Asistió a competencias de lo más granado del automovilismo y, como testimonio de ello, donó al Club de Automóviles Antiguos de Rafaela, una amplísima colección de credenciales y testimonios de su concurrencia a dichas carreras.
Decidido a propiciar la conservación del patrimonio urbano, abogó por el mantenimiento del adoquinado, la designación de la "Placita Honda", integró el Círculo de la Prensa, la CD de Atlético de Rafaela, la publicación de artículos periodísticos y, en cuantos lugares participa, deja su impronta aguda, la que ilustra su amenidad y la que lleva a que esté pintado en el frente de su negocio: "Casa Carena, fundada hace mucho". El Concejo Municipal lo designó Ciudadano Distinguido, un título que no sólo lo honra, sino que lo define.
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