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FMI: sin pedido formal, funcionarios argentinos en Washington trabajan en un nuevo programa

Según se pudo saber, el FMI ve con buenos ojos la virtual estrategia de esperar buena parte de 2025 antes de cerrar un nuevo programa.

El Gobierno quiere hacer confluir la inflación al ritmo de la devaluación. Es el plan. Así se lo hizo saber nuevamente al FMI en los últimos días. Para ello necesita dólares, pero más precisa que la recesión siga haciendo de las suyas. Y por supuesto, también será necesario evitar una devaluación.

El veranito financiero apalancado por el blanqueo, la liquidación residual de exportaciones, el carry trade auspiciado por el retroceso en la cotización de los dólares financieros es un alivio para el ministro Luis Caputo, que en las últimas horas le permitió jugar la carta que había sido anticipada en esta columna y que el propio FMI le advirtió la última semana al equipo económico: no es necesario, dijo el ministro el fin de semana, cerrar un acuerdo con el organismo internacional de crédito en el corto plazo.

Y aunque, según los analistas, este "veranito" no despeja las dudas sobre el último trimestre, sobre todo porque las reservas continúan siendo insuficientes, los movimientos en Washington por parte de los representantes argentinos ante el FMI se suceden, mientras en Buenos Aires se “vende” una versión edulcorada del presente económico y de la nula urgencia que atraviesa el frente financiero. El dato a tener en cuenta es que del lado argentino se sigue trabajando en la capital estadounidense para acercar posiciones y tener preparado un borrador que no se aleje demasiado de lo que el staff del FMI requiere para elevarlo al board.

Tener un borrador antes que cambie el gobierno estadounidense

El Gobierno piensa que debe tener lo más avanzado que pueda el set de metas del nuevo programa. Necesita convalidarlo con el staff del FMI, a quienes el departamento del Tesoro ha llamado varias veces en los últimos días para conocer los avances. Del lado argentino, se han puesto un "deadline" que no están seguros de poder cumplir: quieren cerrar algo parecido a un acuerdo antes que cambien las autoridades en los Estados Unidos tras la elección presidencial.

Las elecciones son el próximo 5 de noviembre y se descuenta que, gane Kamala Harris o Donald Trump, numerosos cambios de funcionarios podrían plasmarse en las posiciones más sensibles en el departamento de Estado y el Tesoro, ambos influyentes en la aprobación de un nuevo acuerdo con la Argentina, vía el board del FMI. La fecha en la que llegará la nueva administración a la Casa Blanca es el 20 de enero del 2025.

Por supuesto hay varios inconvenientes, sobre todo, lo que el FMI -si o si- le va a pedir para oxigenar la cantidad de dólares que puede inyectar al país. Como se dijo, concluido el programa entre la Argentina y el FMI a fin de año, el Gobierno coquetea públicamente con la estrategia de mantenerse sin un programa con el organismo durante buena parte de 2025, para retomar el repago del préstamo -bajo las nuevas condiciones- en 2026.

Según pudo confirmar Ámbito, el FMI ve con buenos ojos dicha estrategia y está dispuesto a acompañar, con condiciones, esta decisión, aunque no garantiza que la Casa Rosada quede exenta de presiones por parte del mercado.

Sin "new money" es más fácil, pero aleja la salida del cepo

Hay algunos elementos que gravitan con fuerza en el sistema de decisiones para que el organismo esté dispuesto a acompañar, con reparos, esta decisión: el primero, el presidente Javier Milei no estaría en condiciones de realizar los cambios necesarios que pide el organismo a cambio de “new money”, en el marco del nuevo programa con el FMI, que la Argentina debería suscribir para refinanciar su deuda con la institución que conduce Kristalina Georgieva.

Según pudo reconstruir Ámbito, el Gobierno le hizo saber al organismo que la prioridad en los próximos meses será mantener la inflación en niveles considerados “bajos” para la serie que arrancó con el 25% de inflación mensual en diciembre de 2023, que marcó en agosto un 4,2% y que en septiembre podría ubicarse por debajo de esa marca.

El FMI considera que es prioridad respetar el déficit cero y aspirar a realizar cambios más significativos y de “mejor calidad” en la estructura del gasto público. Relacionado con esto último, en el organismo son conscientes que el Gobierno necesita respaldo social para llegar en buena forma a las elecciones de medio término.

En última instancia, piensan que el presidente Milei podría eventualmente atravesar el 2025 sin un nuevo Extended Fund Facility (EFF), algo que, de hacerlo, lo pondría al Gobierno la obligación de rendir cuentas cada tres meses, nada sencillo en un año electoral.

Otro dato a tener presente es que en el FMI piensan que este programa debería ser un Extended Fund Facility (EFF) por la extensión temporal que necesita la Argentina para ir repagando su deuda. Sin embargo, ante un eventual interregno -el programa actual llega a su vencimiento y no se suscribe un nuevo programa-, la Argentina podría tomar deuda ante un consorcio de bancos o utilizando el oro del BCRA enviado a Londres, sin consultar al FMI.

Es decir, al no tener un programa vigente, el ministro Luis Caputo podría tomar deuda para afrontar sus compromisos del 2025 y aspirar a llegar a fin de año con una negociación en marcha que le permita entrar en 2026 con inyección de más dinero por parte del FMI. Fuente: Ámbito.

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