La frase "Aumentó el pan" pega más fuerte que "Aumentó el kilo de salmón rosado". Aunque ambas son para lamentarse, lo cierto es que la primera pega de lleno en las bases mismas de nuestra cultura tan panera.
Por varias razones el aumento en el precio de este producto tiene un significado y un peso importante en la vida de las personas. Se trata de algo básico en la dieta de muchos argentinos y por eso se torna un alimento transversal a toda la sociedad. En otros países latinoamericanos no se consume tanto como en el nuestro. Tenemos muy incorporado desayunar, almorzar, merendar y cenar con pan. Más allá de si resulta una buena opción nutricional o no, es una realidad palpable en hogares y restaurantes de todo el país.
Por supuesto que cuando se menciona al pan, inevitablemente se hace extensivo a todos los productos que giran en torno a este: facturas, grisines, bizcochos y demás. En definitiva productos que se hacen con harinas.
Debido a eso entre todos los incrementos de precios que hubo esta semana, el del pan resulta uno de los más democráticos de todos. De alguna manera todos estamos siendo alcanzados por este inconveniente y nos golpea en el bolsillo por igual.
Pero además de los consumidores, los empresarios del sector también se ven fuertemente afectados. Hace años que se encuentran en el medio de una interminable escalada que los obliga a tener que subir el precio al consumidor final. Pero lo ocurrido en los últimos días luego de las Elecciones Primarias provocó uno de los cimbronazos más duros de los últimos años.
Cecilia Mondino de la panificadora San Rafael explicó el alcance de los aumentos: "Esta semana tuvimos de nuevo subas. Llegaron avisos de todos los molinos y aumentaron entre un 20 y 25% la harina y todas las materias primas como levaduras, margarina, sal y azúcar. Sobre todo subieron los insumos, de los cuales muchos son importados, ya que todo lo que se usa en panificados tiene un aumento de entre el 20 y 30%".
Además adelantó que esperan que la situación se repita en breve con modificaciones no tan grandes como las de esta semana, pero algunos retoques en los números: "Nos van a pasar listas con precios nuevos y con algunos montos que no tenemos. La semana que viene tendremos noticias".
Luego agregó que no es la primera vez que sufren un impacto tan notorio luego de un proceso electoral. Recordó que según su experiencia siempre que hay elecciones hay aumentos e incertidumbre. Situaciones similares se dan cuando hay subas del dólar que es algo que hace crecer el precio de la harina rápidamente.
Al aumento de costos en los ingredientes necesarios para la fabricación del pan, también hay que sumarle la energía requerida para hornear, que desde hace varios meses viene siendo noticia por el impacto que tiene en varias industrias, no sólo la alimenticia. El transporte y la logística son otras variables claves en la cadena de suministro. Los aumentos en los precios de la nafta y en la distribución han encarecido el traslado de materias primas y productos terminados, lo que a su vez impacta en el precio final que el pan tiene en el mostrador.
¿Aumenta el pan o se derrite el peso?
Como si ya no fuera poco angustiante el aumento de precios, resulta aún más frustrante tomarse un momento para comprender que en realidad no es que el pan sea más caro, sino que el peso vale menos. Cada aumento de precios en este contexto está dado por la pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda nacional.
Aunque ambas formas de mirar el problema sean similares, es una buena idea empezar a pensar que nuestros pesos se están derritiendo como hielo en el desierto (o en Rafaela en pleno enero). Empezar a cambiar la forma en que hablamos de la inflación es una buena forma de no perder de vista el diagnóstico correcto para que luego encontremos solución.
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