El país vive momentos complejos que impactan en la provincia. Al ser consultado al respecto por Diario CASTELLANOS, Rubén Galassi analizó: "La sociedad votó en Argentina un cambio producto de muchos años de retroceso. Independientemente de que yo no lo he votado, sería necio negar que (Javier) Milei es el emergente de esa situación que llevó a más del 50% de la pobreza, a que estemos prácticamente aislados del mundo, que no haya nuevas inversiones, que el país no crezca genuinamente desde hace más de una década, que tengamos una inflación escandalosa entre las dos o tres más elevadas del mundo".
-Una enumeración tristemente clara y contundente...
-Esto marcó un fracaso de las políticas que precedieron a Milei que interpretó (insisto, yo no coincido) la necesidad de cambio de la sociedad en muchos aspectos. Yo soy un defensor del Estado. Pero no del Estado presente que vendían los kirchneristas, que era el Estado que estaba en todos lados pero resolvía muy pocas cosas. El Estado tiene que estar en los lugares en donde es imprescindible que esté: en las cuestiones de seguridad, en educación, en salud, en la obra y servicios públicos que son indispensables. Pero no tiene que estar en lugares en donde lo pueden hacer los particulares. Esos cambios hay que hacerlos, hay que ver de qué manera.
-Los cambios en la legislación laboral, por ejemplo, es todo un tema.
-Si queremos que el altísimo porcentaje de trabajadores y trabajadoras que hoy están en negro con todo lo que eso implica (inestabilidad, no tener aportes sociales ni cobertura de salud), puedan tener mejores condiciones laborales, tenemos que imaginar una nueva legislación. Los tiempos han cambiado. Uno ve que hay determinados sectores que cuando se les plantea discutir estos cambios, dicen no, no queremos cambiar nada. Están parados sobre una realidad que a ellos les cierra, pero que deja afuera a millones de argentinos. Las discusiones y estos cambios hay que hacerlos con los que queremos cambiar la realidad, pero defendiendo derechos. Porque si no, los cambios inexorablemente llegan y te lo imponen los que borran todos los derechos.
-Pareciera ser que vamos de un extremo al otro…
-Claro. Como un péndulo. Venimos de un Estado que quería hacer todo a un planteo donde el Estado no puede hacer nada. La obra pública por ejemplo. Podemos imaginar algunas cuestiones puntuales en rutas donde hay muchísimo tránsito que se puedan concesionar por peaje. Pero Argentina es un país muy grande y hay lugares donde claramente van a tener oferentes, como pueden ser los accesos a la Ciudad de Buenos Aires. Pero las rutas en este extenso país no tienen ese flujo. Si no las hace el Estado, no las va a hacer nadie. No podemos tener autopistas del primer mundo en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y volver al siglo XIX con caminos de tierra en provincias menos pobladas. Soy defensor siempre de un Estado que genere equilibrio, que brinde respuestas en las cosas que sólo el Estado lo puede hacer.
-¿Hacia dónde vamos entonces?
-Insisto. Milei interpretó la necesidad de cambio de la sociedad. Pero me parece que el camino nos puede llevar a una nueva frustración si no tenemos equilibrio en las decisiones. No sólo en el comportamiento personal, que a veces deja mucho que desear el Presidente en ese sentido. Sino también equilibrio en las decisiones políticas para tener de una vez y por todas un país con mayor justicia, con trabajo, con una explotación razonable de los recursos naturales. Compartimos la cordillera y Chile exporta 10 veces más de minerales que Argentina. Ahí también hay un campo para mejorar la realidad, investigando, estudiando, fomentando la inversión e innovación. Creo que ese es el camino, respetando, siendo republicanos. Un país con equilibrio de poderes siempre es mejor que un país que apunte a las decisiones de una sola persona o en un sólo poder. Eso deriva inexorablemente hacia el autoritarismo. Respetando la voluntad popular, espero que tengamos entre todos la responsabilidad de conducir un proceso más virtuoso que nos permita alcanzar el desarrollo, sobre todo para las futuras generaciones.
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