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Gripe, resfrío y cuadros que tardan en irse: quiénes lo sufren más y cómo protegerse

Las personas con asma y alergias respiratorias son más vulnerables a los virus respiratorios y el frío.

Por Florencia Cunzolo. El invierno tiene banda de sonido propia, en la que se mezclan toses, estornudos, catarro, sibilancias, soplidos de nariz. Los intérpretes del concierto son adultos y niños afectados por resfríos y cuadros gripales y bronquiales, entre otras afecciones respiratorias, lo que se traduce en guardias llenas y demora en la atención médica a domicilio.

Según el último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), el "ascenso pronunciado" de las notificaciones de gripe se dio entre mediados de abril y principios de junio y aunque en las últimas semanas se verificó un menor número de detecciones, "los casos permanecen en valores altos", de acuerdo a la vigilancia de virus respiratorios que lleva adelante la red nacional de laboratorios.

Lo que se registra predominantemente son casos de gripe A (sobre todo H3N2). En las primeras 29 semanas del año se reportaron 136 muertes con diagnóstico de influenza.

También promediando el otoño comenzaron a incrementarse las notificaciones de casos de virus sincicial respiratorio (VSR), que provoca cuadros de bronquiolitis en bebés y afecta también a personas mayores.

El boletín de la cartera sanitaria destaca que además de influenza (gripe), VSR y SARS-COV-2 (que provoca covid), se detecta la circulación de otros virus respiratorios: parainfluenza (que causan desde resfrío común hasta un síndrome seudogripal o neumonía), adenovirus (causante del resfrío común) y metapneumovirus (genera infecciones respiratorias especialmente en niños).

Alejandro Videla, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario "Austral" y expresidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), dijo a Clarín que la dinámica observada en ese centro de salud coincide con lo reportado por el BEN. "Hemos tenido una carga de trabajo muy grande desde mayo hasta hace unas dos o tres semanas por el aumento sostenido de la circulación del virus de la influenza y una gran cantidad de casos de internaciones por el segundo virus respiratorio importante, que es el VSR", afirmó.

"La actividad de COVID ha sido baja y lo que sí hemos visto han sido cuadros de reagudización de asma y de enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC), con VSR e influenza actuando como desencadenantes (algunas veces ambos al mismo tiempo)", añadió.

¿Más casos que otros años? No, según las cifras oficiales y los especialistas consultados. De hecho, según el BEN, hubo menos notificaciones de enfermedad tipo influenza (ETI), neumonías y bronquiolitis que durante el mismo período de 2023.

"Si bien este invierno ha hecho más frío y durante las dos semanas de temperaturas más bajas tuvimos más casos de infecciones virales respiratorias, sobre todo influenza y VSR en los niños, no tenemos un alerta por aumento de casos", dijo a este diario Alicia De Falco, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).

Videla, por su parte, añadió que es frecuente que durante el receso escolar baje un poco la circulación de los virus respiratorios.

Pero esta semana no sólo vuelven los chicos al colegio en varias provincias, sino que después de la tregua que dieron en los últimos días, regresaron las temperaturas bajas, aunque no extremas como las de inicio de este mes (la Ciudad de Buenos Aires no atravesaba una ola de frío desde 2013 y hubo alerta roja por frío extremo en casi una decena de jurisdicciones).

Ante ese panorama, es frecuente que reaparezca la pregunta sobre si el frío enferma.

¿El frío enferma?

El frío no es el causante de las infecciones respiratorias, pero sí ejerce un rol.

Por un lado, hay virus que son más estacionales que otros, como el de la influenza, que provoca la gripe, y que tiene -tradicionalmente- su temporada alta entre mayo y agosto (aunque eso se modificó un poco después de la pandemia). También los del resfrío común. El de COVID, en cambio, ha circulado mucho durante temporadas de verano.

"El problema no es tanto el frío en sí mismo -reconoció Videla-. Algunos investigadores postulan que cuando hace frío llega menos cantidad de sangre a las mucosas y entonces llegan menos defensas, pero la interpretación más habitual de por qué es que los virus respiratorios circulan más en invierno es por el hacinamiento, estar en lugares mal ventilados, con las ventanas cerradas, compartir medios de transporte entre personas con síntomas respiratorios".

Es decir, si bien el frío propicia ciertas condiciones que favorecen el contagio, son los virus y las bacterias los que ocasionan las infecciones, y no el estado del tiempo.

Pero hay excepciones. En épocas de frío, "las personas que padecen enfermedades alérgicas respiratorias tienen más predisposición a adquirir infecciones especialmente desencadenadas por virus", advirtió De Falco.

Frío, asma, EPOC y alergias

"Los pacientes con enfermedades alérgicas respiratorias tienen una hiperirritabilidad de la vía aérea, que reacciona más al frío produciendo moco y congestión, tanto nasal como bronquial", explicó la médica alergista.

El frío, sumó Videla, puede producir empeoramientos de asma y de EPOC porque actúa como un "irritante inespecífico". Si bien los virus respiratorios funcionan con frecuencia como desencadenantes de esos empeoramientos (con irritación, mayor producción de moco y alteración de la capacidad de los pulmones para depurar los gérmenes), "los cambios de temperatura por sí mismos también lo pueden causar".

Es que las bajas temperaturas aumentan la predisposición de la vía aérea (que arranca en la nariz y se extiende hasta el último alvéolo, grafica De Falco) para la absorción de ciertos alergénos y la penetración de partículas virales.

El problema no termina ahí para las personas que viven con alergias y/o enfermedades respiratorias crónicas. "Muchas veces, cuando se instala la infección viral, pasan unos días y se sobreinfectan con bacterias. Esta es la causa de la recuperación más lenta de las infecciones, tanto de la vía aérea superior, como de la vía inferior", comentó la médica.

A raíz de eso, a las personas que viven con alergias respiratorias (como rinitis, asma, rinosinusitis crónica, niños con broncoespasmo y asma infantil), la especialista aconseja reforzar las medidas preventivas, entre las que menciona evitar aglomeraciones o lugares mal ventilados y/o usar barbijo, y "estar en contacto con sus médicos alergólogos, porque hoy en día tenemos terapias muy accesibles que pueden mantener bajo control la enfermedad".

La vacunación (contra gripe, neumococo, VSR, COVID) es una herramienta fundamental para evitar cuadros graves y hospitalización en niños y adultos que tengan indicación de recibirlas.

¿Cuánto puede demorar la recuperación total tras una infección respiratoria?

Según el neumonólogo, la recuperación total puede variar bastante. En casos de enfermedades comunes, como la gripe o el resfriado común, generalmente los síntomas duran entre 5 y 7 días. "Para el séptimo día, la mayoría de las personas suele experimentar una notable mejoría".

La recuperación de una neumonía (una infección de la parte baja del aparato respiratorio que afecta a los pulmones), en una persona sana puede demandar entre una semana y 10 días. "Sin embargo, en personas con enfermedades coexistentes o en ancianos, la recuperación completa de la capacidad funcional y la desaparición total de los síntomas puede tomar varias semanas", aclaró Videla.

Lo que puede durar mucho tiempo una vez resuelta la infección es la tos. La llamada tos posinfecciosa afecta a alrededor de uno de cada cuatro adultos y puede durar hasta 8 semanas.

"En general, lo que preocupa cuando la tos se prolonga a lo largo del tiempo es que venga acompañada de silbidos, de ronquidos audibles o dificultad respiratoria; de fiebre o de pérdida de peso y/o sudoración nocturna; o cuando pasa el umbral de las dos o tres semanas. Y si pasan más de 8 semanas seguro hay que consultar, porque es muy poco probable que sea una tos postinfecciosa", sostuvo Videla.

Urgencia, emergencia y lo que puede esperar

Entender las diferencias fundamentales entre una emergencia y una urgencia resulta clave para no colapsar las guardias y poder así darle prioridad a lo que no puede esperar, resaltó.

"Mientras que la emergencia trata de situaciones críticas que ponen en riesgo la vida y requieren intervención médica inmediata (un sangrado nasal incontrolable en una persona mayor que está anticoagulada, dificultad respiratoria por lesiones, por ejemplo), las urgencias son situaciones que también requieren atención rápida, pero no son potencialmente peligrosas para la vida. Estos casos deben ser atendidos pronto para evitar complicaciones, como infecciones de la garganta, dolores de oído u episodios de fiebre alta persistente", resaltó.

Muchas veces, pacientes y familiares acuden a la guardia por ansiedad o miedo, especialmente durante la noche, pensando que serán atendidas más rápido, lo cual no siempre es el caso.

¿Cuándo se debe acudir a la guardia? "En caso de dolores de garganta severos que no ceden con analgésicos (ibuprofeno o paracetamol en 48-72 horas), resfriados complicados y episodios de fiebre alta persistente (38°C o más), sinusitis agudas, sangrados de nariz persistentes en personas mayores con historial de hipertensión", precisó Luzzi.

En cambio, "no revisten urgencia los tapones de cera, sangrados leves de nariz en niños, resfríos o dolores de garganta leves que pueden manejarse en casa con medicación básica y fiebres leves o pasajeras".

Fuente: Clarín

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