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Deportes

Tenis en La catedral

Cada año, en esta fecha, el mundo del deporte vuelve sus ojos a un torneo único por la superficie que se utiliza y por sus tradiciones inalterables. Wimbledon es "El Campeonato", como asegura su slogan. En el sur de Londres, el tercer Grand Slam ya está en marcha.
Oscar Martinez

Por Oscar Martinez

Wimbledon está en el sudoeste londinense. Se trata de una zona residencial y arbolada, donde la vida fluye con ritmo pausado la mayor parte del año, que entremezcla costumbres de pueblo y hábitos detenidos en el tiempo, con autos de lujo. Campos de golf, música y pubs antiguos, iglesias, parques, y también un cementerio. Sus calles angostas y zigzagueantes enmarcan las casas, de frente estrecho y dos o tres pisos de altura, que poseen jardines en la parte trasera. En esta zona residencial donde viven unas 70 mil personas, con sede en Church Road, se encuentra el All England Lawn Tennis and Croquet Club, un club privado, que fue fundado en 1868. En sus canchas de césped, comienza a jugarse el tercer Grand Slam de tenis. Que es también el más impactante.

La primera edición se realizó en julio de 1877, Ese torneo, que incluía solo singles masculino, lo jugaron 22 tenistas ingleses. Para inscribirse, cada uno debía pagar 10 libras. En la única cancha había tres tablones donde podían sentarse unos 40 espectadores; el resto debía mirar parado. En las primeras rondas se jugaban siempre tres sets, incluso si alguno ganaba los dos primeros. Para obtener un set alcanzaba con sumar seis games, es decir que era posible ganar 6 a 5. En la final, en cambio, era necesaria una diferencia de dos games. A partir de cuartos de final, en tanto, se jugó al mejor de cinco sets. El primer campeón fue Spencer Gore, que en el partido decisivo se impuso por 6-1, 6-2 y 6-4 a William Marshall. El premio fue de 12 guineas (unas 13 libras, cifra apenas superior a lo abonado por la inscripción) y un trofeo de plata que estaba valuado en 25 libras.

Durante el verano europeo, el evento con mayor tradición del arte de las raquetas, el que sigue vistiendo de blanco mientras se juega sobre césped, el que ofrece exquisitas frutillas con crema a toda hora, enciende las turbinas, convirtiéndose en algo más profundo que un valiosísimo certamen deportivo. Wimbledon, que este año reparte para los jugadores, en total, 44,7 millones de libras (unos 52 millones de euros al cambio actual), es un suceso social que involucra a la realeza y a la clase británica más adinerada, pero también a quienes pueden acceder a las entradas más económicas por distintas maneras. Siendo parte del pintoresco "The Queue", una ordenada fila formada en un campo contiguo al All England que permite a los fanáticos conseguir tickets para los partidos de cada día. En cada jornada, a cierta hora, la organización va liberando entradas que habilitan a ingresar al predio para observar partidos solo en las canchas exteriores.

En 1880 el torneo era ya casi un acontecimiento que presidía la familia real británica. Cuatro años más tarde se jugaría también el single femenino, y la primera campeona fue Maud Watson. Hasta 1921, el torneo entregaba un ganador que debía jugar la final contra el campeón de la edición anterior. En 1920, el All England Lawn Tennis and Croquet adquirió terrenos donde se construyó la sede actual. En octubre de 1940, el complejo fue bombardeado por las fuerzas alemanas, quienes arrojaron cinco bombas de las cuales una impactó sobre el techo del court central, mientras que otra destruyó la sala de equipamiento. Actualmente el club dispone de 22 canchas de las que 19 son utilizadas durante el torneo. Más allá de esta modernización, o el techo retráctil colocado en su cancha central, las tradiciones se mantienen en buena proporción. Por ejemplo, todo es color verde oscuro y púrpura, los mismos que se utilizaban en el comienzo, o la exigencia de que la vestimenta tanto para hombres como mujeres sea cerca del 100% de color blanco. Las tenistas son siempre nombradas como "Miss" o "Mrs." (señorita o señora) durante el juego. Los hombres, sólo son mencionados por su apellido. El torneo comienza cada año seis semanas antes del primer lunes de agosto, y termina a los quince días. Tradicionalmente, no se juega en el "Middle Sunday" (domingo del medio). Sólo cuatro veces en la historia del campeonato (la más reciente en el 2016), la lluvia forzó a tener que jugar ese domingo.

Fuera del torneo, ser parte del All England depende, básicamente, de una cuestión de estatus social. El club, uno de los más exclusivos del mundo, cuenta con 560 socios que están divididos en cinco categorías: Miembros de derecho pleno (A), Miembros de por vida (B), Miembros de honor (C), Miembros temporales (D) y Miembros temporales menores (E). Las personas de categoría D y E son elegidas y aprobadas de año en año y, generalmente, son jugadores activos que hacen uso regular de las instalaciones. Las canchas de césped son utilizadas durante todo el año por los miembros del club y los jugadores patrocinados por LTA, la Asociación Británica de Tenis. Claro que las canchas están disponibles de mayo a septiembre.

Wimbledon es el único de los cuatro Grand Slams que no organiza una federación nacional, como ocurre en Australia, Roland Garros y US Open, sino un club, en este caso el All England Lawn Tennis Club. Uno de los aspectos más legendarios y a la vez controvertidos del torneo es el Dress Code, el código de vestimenta que obliga a todos los jugadores a vestir con equipaciones en las que el color predominante sea el blanco, incluidas las zapatillas y todos los accesorios, como cintas para el pelo, muñequeras, gorras… Sólo se permiten pequeñas bandas de otros colores, de un máximo de 10 milímetros. A los socios e invitados del torneo se les exige acudir con chaqueta, corbata y pantalón "de apariencia respetable".

Las canchas están sembradas con un 100% por ciento de raigrás perenne para mejorar la durabilidad y fortalecer el césped, y así resistir mejor el creciente desgaste del juego. La altura debe ser exactamente de 8 milímetros. Cada año se utilizan nueve toneladas de semillas de césped. El desgaste de la pista, la dureza de la superficie y el rebote de la pelota se miden a diario.

Los recogepelotas, denominados con el acrónimo BBGs, son 250 voluntarios de diferentes colegios e instituciones británicas, incluida la asociación caritativa DR. Barnardos, que acoge a chicos y chicas en situación de vulnerabilidad. Las pelotas las suministra la firma Slazenger ¡desde 1902! Es el vínculo de patrocinio más duradero de la historia del deporte. Este año ha elaborado 54.250 especialmente para el torneo.

Wimbledon es el Grand Slam con más tradiciones del circuito. Las hay tanto culinarias como de organización. Entre las primeras están las famosas fresas con crema que se venden en el estadio y que la gente consume a todas horas, no sólo en el momento del té de la tarde, a las 17:00 hs. También se beben muchos litros de una sangría típica de Inglaterra, la Pimm’s. Son frecuentes los picnics en la "colina", el lugar donde se reúnen muchos espectadores que no tiene entradas para la pista central y que disfrutan de los partidos en una pantalla gigante, sentados o acostados sobre el césped del lugar.

Con nueve tenistas de nuestro país en los cuadros de singles, comienza a jugarse hoy el torneo que nunca pudo ganar un argentino. Solo David Nalbandian en 2002 y Gabriela Sabatini en 1991 accedieron, sin suerte, a la final. Con la polaca Iga Swiatek, como gran candidata entre las damas, y con Aryna Sabalenka y la kazaja Elena Rybakina, defensora de la corona que obtuvo en 2022, como principales rivales. Y con Novak Djokovic, máximo ganador de majors de la historia con 23, siete de ellos en el All England, como principal candidato entre los varones. Y con la expectativa de como rendirá el actual 1 del mundo, Carlos Alcaraz. Esta edición parece bañada por un halo de lógica. Pero se trata de Wimbledon. "El lugar donde la magia puede suceder", dijo, alguna vez, André Agassi, campeón en 1992. Él lo sabe bien.

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