Por Oscar Martinez
"Nacemos al natural, sin todos esos recubrimientos. Sin embargo, cuando comenzamos a sentir las variaciones en nuestro entorno, lo agreste e impredecible que puede ser el exterior, comenzamos a sentir la necesidad de cubrirnos, protegernos. Vamos colocando capas sobre nosotros, capas de ropa, de amor, de atención, de definición. Por ello, visualizar nuestra personalidad como una cebolla, con múltiples capas, nos permite tener claro nuestra complejidad y la aventura que significa conocer nuestro interior", Mónica Garzón Ruíz, psicóloga.
10 de febrero de 2013, justo el día del cumpleaños de Mar del Plata, su ciudad natal, Horacio Zeballos se para en la noche del Club Naval Las Salinas, en Viña del Mar, frente al gran momento de su vida deportiva. Rafael Nadal, el mejor tenista de la historia jugando en polvo de ladrillo, que en esa superficie solo ha perdido con Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray una final ATP, saca sets iguales, 4/5 y 0/40. El "Cebolla", como se lo conoce familiarmente a Horacio, gorra roja, cabello peinado hacia atrás con una colita, hace magia con su zurda hasta que Rafa erra una derecha invertida y, entonces, se tira al piso y se cubre el rostro. Acaba de ganar lo que finalmente será su único titulo ATP. En el mismo año que llegó a ser 39º del mundo tras alcanzar los octavos de final en Roland Garros, en el Masters 1000 de Miami y jugó otras dos finales de nivel ATP.
Todos los tenistas de base sueñan con ganar un torneo, cuanto más importante mejor, pero nadie sueña con hacerlo en dobles. Tomar la decisión de dejar el singles es, en general, abrir la puerta del retiro. Y sin embargo hay otra prueba que permite seguir dentro del tour, ganar torneos, dinero, fama, y jugar en los grandes estadios. Lo que siempre buscan los tenistas. El dobles permite eso. Pero tomar la decisión de enfocarse en jugar solo esa prueba no es sencillo.
Cuando nacieron Emma (7) y Fausto (5), Horacio decidió alejarse de la Copa Davis y darle prioridad a su carrera personal y también a la paternidad. Con el concepto de road family aceitado, yendo por el circuito junto a su esposa Sofía entre pañales y cochecitos, eligió enfocarse en el dobles. A finales de ese año, 2019, se unió al español Marcel Granollers, y la carrera de ambos fue hacia la cima.
Si bien había ganado su primer torneo de dobles en Buenos Aires 2010 junto a Sebastián Prieto y entre 2011 y 2018 había sumado otros nueve títulos con el italiano Simone Bolelli, el chileno Julio Peralta (6) y el argentino Andrés Molteni (2), con el catalán Granollers es con quien mejor se siente. El 9 de septiembre de 2019, llegó al puesto 3 del ranking mundial y se transformó en el primer argentino en acceder al top 10.
De sus 19 conquistas como doblista, con las que superó a Guillermo Vilas (16) como el argentino más ganador de la historia, ganó siete con Granollers: además del Masters 1000 de Canadá 2019, se impusieron en Buenos Aires 2020, Río de Janeiro 2020, Masters 1000 de Roma 2020, Masters 1000 de Madrid 2021, Masters 1000 de Cincinnati 2021 y Halle 2022.
"Pensar que tengo más trofeos que Vilas es algo muy loco y lo disfruto mucho. Por eso sigo trabajando día a día, tratando de conseguir nuevos récords y forjar mi propia trayectoria", le dijo a Clarín en una entrevista reciente quien jugó dos veces las ATP Finals (fueron semifinalistas con Granollers en 2020 y 2021) y alcanzó las finales del US Open 2019, de Wimbledon 2021 y de Roland Garros 2023.
«Desde que soy padre ya no duelen tanto las derrotas. Si perdés un partido, salís de la cancha y viene tu hija y te sonríe, ¿cómo no vas a sonreír? Ahí uno se da cuenta de que hay cosas mucho más importantes que el deporte en sí. Obviamente es nuestro trabajo y tratamos de hacerlo de la mejor manera posible. Pero ya ahora lo disfruto de otra manera», le dijo a Clarín.
Buen jugador de ajedrez, "es un hobby lindo. A mí me mantiene alejado para no estar mirando tanta televisión ni estar en la tecnología. Es una manera de trabajar mi mente. En su momento leía mucho, pero ya no lo hago tanto y ahora mantengo la mente entrenada a través del ajedrez", reconoció quien durante la pandemia solía jugar online, motivo por el cual a su mail llegan asiduamente invitaciones a torneos. "Hay ciertos aspectos en los que es parecido al tenis. El ajedréz es un deporte en el que tenés que tener paciencia y pensar mucho. Eso lo llevo mucho al tenis. Porque me hace pensar un poquito más cada jugada y no confiar solamente en ese feeling de decir: ‘Voy por esta pelota y por esta no’. Y también eso de disfrutar el tiempo. Porque en el ajedréz estás siempre en tiempo presente. No podés adelantarte ni quedarte en el pasado, especialmente si jugas por tiempo. Siempre intento vivir el momento".
Horacio Zeballos padre fue director del Edison Lawn Tenis Club de la ciudad de Mar del Plata, y llego a jugar dos veces con Guillermo Vilas, emblema del Náutico de la misma ciudad. Una en juniors en el Buenos Aires Lawn Tennis Club y otra en el Torneo Austral de Bahía Blanca, que era internacional. "Horacio. Muy buen chico tu hijo. Le irá muy bien. Tiene un lugar asegurado en la industria del tenis. Si no llega como tenista lo hará como coach o como profe. De él me ocupo yo", escribió Vilas, cuando Horacito, como lo llaman en su ciudad natal, tenía apenas 18 años y era el 1201° del ranking de singles de la ATP. "Cómo no emocionarme con estas cosas. Guillermo se intercambiada mails con mi viejo sobre mi carrera. Siempre dándome una mano, desde consejos a conseguirme el primer contrato con Head, que aún sigue vigente. Como vos decís, Guille: de él me ocupo yo. Y así lo hacés. ¡Un maestro ".
El otro "zurdo" de Mar del Plata, el "Cebolla", decidió quitarse varias capas y quedar más expuesto, pero de ese modo puede disfrutar de un deporte tremendamente demandante, junto a su familia y sin estrés. Y, aun así, llegar a hacer realidad el sueño de jugar una final en Wimbledon.
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