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Deportes

La arcilla en los dedos de Medrán

"Todo lo que nos ocurre, incluso las humillaciones, las desventuras, los bochornos, todo nos es dado como material o como arcilla, para que modelemos nuestro arte", Jorge Luis Borges (1899-1986); de una nota en el Diario Clarín del 30 de diciembre de 1982.
Oscar Martinez

Por Oscar Martinez

El material que tiene el entrenador no es el ideal si es que Atlético pretende ascender. Tiene un buen arquero, defensores que cumplen, mediocampistas con buen ritmo, algunos de ellos buenos marcando, y delanteros que no aseguran llegar al gol. Es lo que hay, dirían los pibes. No está mal para pelear con algunas expectativas. Incluso el equipo sigue arriba en la tabla y sus actuaciones, en general, lo han mostrado como protagonista de los partidos. Esto se lee como: el entrenador quiere que el equipo salga a ganar y los jugadores tratan de hacerle caso. El problema son las limitaciones, las carencias. Parece que Medrán, al que le he marcado sus virtudes varias veces, no ve esas carencias o se resiste a aceptarlas. Y entonces busca variantes para corregirlas sin darse cuenta que con el material que cuenta, jugadores que él pidió y los dirigentes le trajeron de acuerdo a las posibilidades económicas de la institución, y una base de futbolistas de la casa que dista de ser la ideal, es casi imposible hacerlo.

El problema de Atlético es el desequilibrio que parece sufrir Medrán en determinados momentos. Alguien del entorno debería aconsejarle que tenga en su interior la tranquilidad que muestra hacia afuera. Que piense cual es el mejor dibujo táctico que puede tener su equipo con el material que dispone, y que con esa arcilla intente modelar su arte, como diría Borges. En términos futboleros, recuerdo el famoso dicho de Menotti: "El inodoro va en el baño y la heladera en la cocina". Sin tanta vuelta. También dice que: "En el fútbol no hay verdades absolutas, pero si hay mentiras evidentes".

"El fútbol tiene un mecanismo de precisión. Consiste en dársela a un compañero, el mecanismo en saber por dónde y cuándo. Como cada zona del terreno tiene sus propias claves existen los especialistas: tipos que conocen el terreno. Cada animal futbolístico debe vivir su profesión en el hábitat donde se siente cómodo para que le pueda dar continuidad a sus virtudes", asegura Jorge Valdano. Este plantel tiene, en mi criterio, dos falencias claves. Le falta un jugador que maneje el medio juego pensando en el arco de enfrente, pero entendiendo los tiempos del encuentro y que decida el ritmo, las pausas. Y un goleador que al menos asegure generar situaciones de peligro, por motu propio o valiéndose de la generación de sus compañeros. El primero podría ser Llama. El segundo es Bieler. Pero ambos están en un momento de sus carreras que los muestra lejos de lo que dicen sus palmares. Ante esto, el entrenador debe armar el mejor equipo posible haciendo una lectura clara de lo que tiene a su disposición. Porque en su búsqueda de soluciones sólo ha metido al equipo en varias rotaciones. Y las rotaciones traen mareos. Esto se potencia, exponencialmente, cuando hace cambios durante los partidos.

Esto, que suena a crítica despiadada, es sólo un aporte para el entrenador, que está en condiciones de mantener al equipo peleando arriba. Porque el mérito de que Atlético sea protagonista, que los hinchas hayan vuelto a la cancha con su ilusión a cuesta, y que los periodistas analicemos cambios para mejorar y no recomendemos salvavidas para que se salven del descenso, es en muy buena parte mérito de Medrán. Este equipo consiguió que nos olvidemos de aquellos que en estos tiempos recientes abochornaron la camiseta.

El entrenador tiene la misma arcilla con la que logró en algunos partidos hacernos sentir felices de ir a la cancha o verlos por la tele. Sólo tiene que respirar hondo, no escuchar a los que le dicen a cuantos puntos está del líder, y trabajarla con tranquilidad. Como jura Jorge Valdano, a un director técnico sólo se lo conoce bien cuando le toca perder. Es entonces cuando el entrenador pone a prueba la calidad de su instinto, el espesor de su personalidad y principalmente la fortaleza de sus convicciones. Es que el éxito reconoce mil recetas para dejarse atrapar, pero el DT sólo debe creer en una y convencer con esa. Justo allí está parado Ezequiel Medrán.

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