El conflicto entre actores, guionistas y otros profesionales y los grandes estudios de cine y televisión representa un punto álgido en la transformación radical que sacude a la industria del entretenimiento. Las huelgas en curso del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos y del Sindicato de Actores fueron provocadas en parte por la inteligencia artificial y su uso en la industria cinematográfica.
Tanto los actores como los guionistas temen que los grandes estudios utilicen la IA generativa para explotarlos. La IA generativa es una forma de inteligencia artificial que aprende de textos e imágenes para producir automáticamente nuevas obras escritas y visuales.
Entonces ¿a qué temen concretamente los guionistas y actores? Soy profesora de cine y he realizado un breve ejercicio que ilustra la respuesta.
Escribí la siguiente frase en ChatGPT: “Crea un guion para una película de cinco minutos en la que aparezcan Barbie y Ken”. En unos segundos apareció un guion.
A continuación, pedí un desglose de todas las tomas de cámara necesarias para la película. De nuevo, apareció una respuesta casi al instante, que incluía no sólo un “montaje de actividades divertidas”, sino también un elegante flashback. El cierre sugería un plano general que mostrara a “Barbie y Ken alejándose juntos de la playa, cogidos de la mano”.
A continuación, en una plataforma de conversión de texto a vídeo, escribí estas palabras: “Plano cinematográfico de Margot Robbie como Barbie caminando cerca de la playa, luz de primera hora de la mañana, rayos de sol rosas iluminando la pantalla, hierba alta y verde, detalle fotográfico, grano de película”.
Aproximadamente un minuto después apareció un vídeo de tres segundos. Mostraba a una esbelta mujer rubia caminando por la playa. ¿Es Margot Robbie? ¿Es Barbie? Es difícil saberlo. Decidí añadir mi propia cara en lugar de la de Robbie sólo por diversión y en cuestión de segundos el cambio estaba hecho.
Ahora tengo un clip de imagen en movimiento en mi escritorio que puedo añadir al guion y a la lista de tomas, y estoy más cerca de crear un cortometraje protagonizado por alguien parecido a Margot Robbie como Barbie. Nada de este material es especialmente bueno. Al guion le falta tensión y gracia. La lista de planos es poco inspirada. Y el vídeo es simplemente raro.
Sin embargo, la posibilidad de que cualquiera –aficionado o profesional– cree un guion y utilice la imagen de un actor existente significa que las habilidades que antes eran específicas de los guionistas y la imagen que un actor podía llamar suya están ahora disponibles –con una calidad cuestionable, por cierto– para cualquiera que tenga acceso a estas herramientas gratuitas en línea.
Dado el ritmo del cambio tecnológico, la calidad de todo este material creado mediante IA generativa está destinada a mejorar visualmente, no sólo para personas como yo y los creativos de las redes sociales en todo el mundo, sino posiblemente para los estudios, que probablemente tengan acceso a ordenadores mucho más potentes. Además, estos pasos separados –preproducción, guion, producción, postproducción– podrían ser absorbidos en un único sistema racionalizado que no tuviese casi nada que ver con el oficio actual de hacer películas.
Los guionistas tienen miedo de que, en el mejor de los casos, se les contrate para editar guiones redactados por la IA. Temen que su trabajo creativo sea transformado en bases de datos que alimenten a las herramientas de escritura. Y temen que sus conocimientos específicos queden relegados a un segundo plano en favor de los expertos en trabajar con herramientas de IA.
Y los actores temen verse obligados a vender su imagen para que los estudios la utilicen una y otra vez. Temen que las tecnologías deepfake se conviertan en la norma y que no se necesiten actores reales. Y les preocupa que no sólo sus cuerpos, sino también sus voces sean tomados, sintetizados y reutilizados sin una compensación continua. Y todo esto se suma a la disminución de los ingresos de la gran mayoría de los intérpretes.
En el camino hacia el futuro de la IA
¿Están justificados sus temores? Más o menos. En junio de 2023, Marvel presentó en Disney+ los créditos iniciales de la serie Invasión Secreta en parte creados con herramientas de IA. El uso de la IA por parte de un gran estudio suscitó controversia debido al momento elegido y al temor a que la IA desplace a personas de sus puestos de trabajo.
El 26 de julio, el desarrollador Nicholas Neubert publicó un tráiler de 48 segundos de una película de ciencia ficción realizada con dos IA: imágenes de Midjourney y movimiento de Gen-2 de Runway. Tiene una pinta estupenda. No se contrató a ningún guionista. No se utilizaron actores.
Además, a principios de este mes, una empresa llamada Fable lanzó Showrunner AI. Los usuarios envían imágenes y voces, junto con una breve indicación, y la herramienta responde creando episodios completos que integran al usuario.
Los creadores han utilizado South Park como ejemplo, y han presentado episodios que incluyen a los espectadores como personajes de la historia. La idea es crear una nueva forma de participación de la audiencia. Tanto para los guionistas como para los actores, la IA de Showrunner debe ser algo realmente escalofriante.
Por último, Volkswagen acaba de producir un anuncio en el que aparece una reencarnación en IA de la cantante brasileña Elis Regina, fallecida en 1982. Dirigido por Dulcidio Caldeira, muestra a Regina cantando a dúo con su hija. Para algunos, la canción creó un conmovedor reencuentro entre madre e hija.
Sin embargo, para otros, la regeneración por IA de alguien que ha muerto suscita inquietudes sobre cómo podría utilizarse su imagen después de la muerte. ¿Qué ocurre si uno se opone moralmente a un determinado proyecto cinematográfico, programa de televisión o anuncio publicitario? ¿Cómo podrán mantener el control los actores?
Mantener a los actores y guionistas en los créditos
Los temores de guionistas y actores podrían apaciguarse si la industria del entretenimiento desarrollara una visión integradora que reconociera los avances de la IA, pero que contara con guionistas y actores, por no hablar de directores de fotografía, directores, diseñadores artísticos y otros.
Por el momento, los desarrolladores están creando y mejorando rápidamente las herramientas de IA. Es probable que las productoras las utilicen para reducir drásticamente los costes, lo que contribuirá a un cambio masivo hacia una economía orientada a los trabajos por encargo. Si se mantiene la actitud desdeñosa hacia los guionistas y actores de muchos de los grandes estudios, no sólo se tendrán poco en cuenta las necesidades de los guionistas y actores, sino que el desarrollo tecnológico dirigirá la conversación.
Sin embargo, ¿qué pasaría si las herramientas se diseñaran con la participación de actores y guionistas? ¿Qué tipo de herramienta crearía un actor? ¿Qué crearía un escritor? ¿Qué tipo de condiciones en materia de propiedad intelectual, derechos de autor y creatividad tendrían en cuenta los desarrolladores? ¿Y qué tipo de ecosistema cinematográfico inclusivo, con visión de futuro y creativo podría aparecer? Responder a estas preguntas podría dar a actores y guionistas las garantías que buscan y ayudar a la industria a adaptarse a la era de la IA.
*La autora es Profesora de Artes Cinematográficas, Universidad del Sur de California. Fuente: The Conversation.
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