El legítimo e indiscutible derecho del Teniente de la Armada Argentina, Owen Crippa, "Cruz al Valor Heroico en Combate" (premio militar más alto en este suelo) por su increíble maniobra en la Guerra de Malvinas, está a casi nada de volar del sueño a la realidad. Es que ese Aermacchi MB-339, de fabricación italiana, utilizado por el entonces Teniente Owen Crippa el 21 de mayo de 1982 para atacar al HMS Argonaut, ya descansa en un hangar en Georgia, por lo que falta el último esfuerzo.
"Desde el 2 de abril, gracias a Dios, que estoy de gira por el país dando charlas acerca de Malvinas. Creo que voy a volver a Sunchales recién a finales de este mes; ahora estoy en Bariloche. Lo concreto es que se fueron juntando los pedazos del avión, después de tres viajes. Las piezas viajaron de Texas a Georgia", comenta emocionado Owen Crippa ante la consulta de El Litoral.
Sin dudas, recuperar el "avión-héroe" de Malvinas demanda un gran esfuerzo en todo sentido, en la gestión; en lo administrativo y económico. "Juntamos el dinero para comprar un contenedor, ya está todo embalado. Ahora, hay que reunir los recursos para poder afrontar la transportación del avión desde Estados Unidos a Argentina", explica quien durante una misión de reconocimiento se lanzó hacia la flota británica y atacó al Argonaut, tras lo cual informó de la presencia de unidades navales enemigas en San Carlos, que entonces era desconocida. Ese avistamiento de Crippa desencadenó una serie de ataques aéreos que resultaron en el hundimiento del HMS Antelope y el HMS Coventry. Por su hazaña, Crippa recibió una "Cruz al Valor Heroico en Combate", el premio militar más alto del país. El 26 de junio de 1982, el Argonaut regresó por sus propios medios al astillero de Devonport para reparar los daños de batalla.
Como se recordará, la emblemática unidad había sido canjeada en 2005 por repuestos para helicópteros Sea King que se desplegarían en la campaña antártica. Esta emblemática aeronave, determinante con Crippa en Malvinas, fue rescatada en una especie de depósito de chatarra, que estaba a punto de desaparecer. Este Aermacchi MB-339, de fabricación italiana y utilizado por el entonces teniente de la Armada Argentina Owen Crippa el 21 de mayo de 1982 para atacar al HMS, es el único de su tipo que participó en un combate aeronaval y regresó sano y salvo.
"En 2005, cuando fui invitado a la Base Punta Indio para la promoción de aviadores navales graduados ese año, me comunicaron la noticia", dijo Crippa sobre el momento en que le informaron que su avión había sido vendido a un empresario de los Estados Unidos. Fue "un golpe muy duro", confesó. "Pensé que lo enviarían al Museo de Aviación Naval; pero no. Como la Armada Argentina no contaba con presupuesto para adquirir repuestos para los helicópteros Sea King que debían realizar la campaña antártica anual...se decidió realizar la venta de tres Aermacchi modelo 339 fuera de servicio a cambio de los necesarios repuestos", explicó Owen Crippa en varios reportajes con los medios periodísticos; entre ellos El Litoral.
El Aermacchi MB-339 es un avión militar de entrenamiento y de ataque ligero desarrollado durante la década de 1970. Además de sus capacidades de combate, también es utilizado por el equipo de exhibición acrobática Frecce Tricolori de la Fuerza Aérea Italiana. Aparte de de la Guerra de 1982, también entró en combate con la Fuerza Aérea de Eritrea durante la Guerra Eritrea-Etíope de 1998-2000.
¿Qué será del "avión-héroe" de Malvinas cuando pueda volver a estas pampas?. La idea es montar un domo transparente y un museo interactivo en Sunchales, ciudad donde hace años reside Owen Crippa. El mismo Owen lo explica en charla con El Litoral: "La Municipalidad de Sunchales ya comunicó que dona un terreno. Ahora, lo que viene, es arduo: hay que seguir juntando el dinero, por un lado, para la transportación final desde Estados Unidos; luego, hay que conformar una Fundación, para administrar trabajo y recursos. Habrá un grupo arquitectónico y otro grupo de legales. Estamos, a la vez, armando los grupos de trabajo, con mucha gente y muchísimo entusiasmo".
Así, 42 largos años después, el "avión-héroe" de Owen Crippa en la Guerra de Malvinas, que estaba tirado como chatarra en un desarmadero en los Estados Unidos, está a punto de volver a casa...a este suelo argentino tan querido, de la patria en la extensión. Gracias a Dios, en medio de tanta imbecilidad tan programada, el olvido está lleno de memoria.
Crippa, el que gambeteó ingleses antes que Maradona
La gesta de Owen Crippa en Malvinas, el 21 de mayo de 1982 al mando de su Aermacchi MB-339, ya es leyenda: descubrió el desembarco de la flota inglesa en el estrecho de San Carlos, gambeteó a los buques "piratas" en soledad desde el aire como Diego en el Azteca y dañó la fragata HMS Argonaut. Esa maniobra fue reconocida por la Armada Argentina: "Cruz al Heroico Valor en Combate", la más alta distinción militar de este país.
"Yo recién había empezado a volar el avión A-4 y la escuadrilla se tenía que embarcar en el porta-aviones para cumplir lo que llaman una etapa de mar. Como yo no estaba preparado para el avión, me quedaba en tierra, en la base, como oficial de Guardia", recuerda Owen Crippa en charla con El Litoral.
"Malvinas fue una obligación de defender nuestro territorio...Malvinas fue la necesidad de conseguir nuestra soberanía. Nosotros no podemos decir que somos un país soberano si tenemos a alguien que está ocupando nuestro territorio", explica y se emociona.
Cada vez que lo consultan, Owen revela un "quiebre" que se dio en Santa Fe y con este medio de comunicación, post Malvinas. "Mirá, ahí se dio una situación muy especial con El Litoral porque ellos, los soldados y ex combatientes, estuvieron...bah estuvimos...20 años que no podíamos hablar de esto. ¡Yo no podía hablar de Malvinas!. Un día yo estaba en mi oficina, suena el teléfono, atiendo y era Fito: "Owen, queremos que vengas a Santa Fe a dar una charla de Malvinas porque a todos les interesa que cuentes lo que vos viviste". Me dice que estarían periodistas, gente de Gobierno, escuelas. Cuando corto y doy el sí, mi socio me dice: "A nosotros, tus amigos, nunca nos hablaste de Malvinas". Entonces, viste, fue como una puñalada; yo como para defenderme le digo "porque nunca me preguntaron". Me responde mi amigo: "Fue porque no te queremos molestar". Entonces me quedo meditando y digo: "Pucha, nunca hablé con nadie de Malvinas". Pero cuando digo con nadie, es nadie. Nunca había hablado con mis padres ni con mis hermanos, ni con mi esposa, ni con mis hijos".
Entonces, agrega: "Voy a dar una charla a Santa Fe, estaba el Salón de Veteranos lleno de gente. Yo agarré el micrófono y empecé a hablar, pero de golpe se me vinieron mil imágenes de la guerra. Ahí me bloqueé, a tal punto que no pude decir ni disculpas. Apoyé el micrófono y salí caminando hacia la calle. Ahí sale Gustavo Vittori, director de El Litoral, me abraza y me empieza a charlar. "Mire Owen, usted tiene que sacarse esa angustia de Malvinas. Le recomiendo que empiece a escribir y que empiece a hablar". Entonces, gracias a esa recomendación, pude empezar a escribir y hablar de Malvinas. Y así fue, de a poquito y durísimo de entrada".
Desde es día, todo cambió para Owen Crippa: "Pude escribir los libros que se fueron publicando. Y hubo muchos grupos de psicólogos y médicos que escribieron bastante sobre lo que en aquel momento no se conocía, que era el estrés postraumático. A través de Santa Fe, muchos veteranos fueron superando esas situaciones. De hecho, Santa Fe es una de las pocas provincias que no tiene suicidados sin tratamiento; es decir, tiene suicidados que estaban con tratamiento. Lamentablemente pasó, pero no fue algo como ocurrió en otros lugares donde fueron abandonados absolutamente". (El Litoral)
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