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Opinión

Lo que perdió el peronismo

Editorial

Por Editorial

El triunfo de Javier Milei en las PASO dejó en segundo plano un fenómeno más relevante: el peronismo tuvo la peor elección de su historia, quedó tercero y no alcanzó el 30% de los votos.

Milei es un fenómeno transitorio, pero el peronismo es el protagonista del sistema político desde hace 80 años. El domingo 13 perdió votos por derecha e izquierda, entre la clase media y el pobrerío. Aunque le hubiera resultado funcional a su discurso, no fue derrotado por la derecha liberal, sino por un nuevo populismo de lenguaje violento que capitalizó el resentimiento de los postergados del ruinoso modelo K y que hoy creen más en el dólar que en la supuesta ampliación de derechos. Son millones que no reciben planes y ven la realidad de políticos a quienes no toca la crisis y de votantes cada vez más pobres.

Las causas de la debacle peronista son múltiples, pero hay una decisiva: la pérdida de identidad. Milei le robó al peronismo la bandera vindicativa, la que le dió origen en los '40. El resentimiento contra la "oligarquía" hoy tiene su correlato en la "casta" y llegó al paroxismo con los abusos de poder de los políticos. Hoy esa "casta" es el enemigo que eligió el candidato libertario con un éxito sorprendente hasta en provincias que nunca han visto un gobierno que no fuera populista.

¿Quiénes la integran? La dirigencia partidaria, especialmente la que está en el poder, es decir, la peronista salvo pocas excepciones. En este punto La Cámpora se lleva todos los premios. Travestidos de jóvenes irreverentes, sus miembros integran los directorios de las grandes y deficitarias empresas estatales o de banco oficiales y dejaron la liberación para otro momento. Su "militancia" consiste en vivir del erario público y ponerse bermudas para ir a las marchas en verano agitando banderas de cotillón. Algo similar puede decirse de decenas de miles de empleados públicos así como de los planeros que conforman la gran maquinaria electoral del oficialismo. La única diferencia entre dirigentes y dirigidos es el nivel de ingresos.

Este "modelo" ha tenido dos consecuencias. La primera, un desastre económico de origen fiscal que está en la raíz de la actual crisis inflacionaria. La segunda, el resentimiento de centenares de miles de votantes que quedaron fuera del reparto y viven cada vez más apretados. La división entre quienes cobran del Estado y quienes no ha creado una nueva grieta hasta en los barrios populares y las provincias periféricas. El voto a Milei ahí no está conectado con la ideología. Los que lo votaron en La Rioja, Jujuy o Chubut no son "fans" de Milton Friedman ni oligarcas.

Los peronistas no fueron, sin embargo, los únicos castigados. También recibió una paliza Horacio Rodríguez Larreta, símbolo de todo lo que hoy es incorrecto para la mayoría del padrón. Hizo una pésima campaña rodeado de radicales que son tan "casta" o más que la peronista. Quiso jubilar a Mauricio Macri que en el año 2015 había llegado a la presidencia con buena parte del voto hoy anticasta, se mimetizó con peronistas y radicales, bergoglianos y pobristas y terminó jubilándose a sí mismo.

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