Aunque todo el país acordó prorrogar casi un mes la campaña de vacunación por el sarampión, en Rafaela alcanzó con menos de una semana para llegar al número deseado.
Apenas pocos días después de que la Campaña Nacional de Vacunación contra Sarampión, Rubéola, Paperas y Poliomielitis se extendiera hasta el 11 de diciembre, el Departamento Castellanos consiguió uno de los porcentajes de adhesión más altos de la provincia, superando el 95% de chicos vacunados.
Según el monitoreo estadístico provincial, se trata de un gran contraste con otras jurisdicciones; por ejemplo con La Capital, que al momento de la redacción de esta nota apenas había llegado al 80%.
Esta campaña de inmunización está orientada a niños de entre 18 meses y 4 años de edad y busca mantener el estado de erradicación de enfermedades que tanto daño han causado en el pasado a la población.
Enfermería, la clave del éxito
Aunque este es un logro de muchas personas, el factor diferencial se encuentra en el equipo de Enfermería. La organización de los profesionales que trabajan en el vacunatorio fue determinante. Mediante un trabajo silencioso, perseverante y tenaz, lograron identificar a los chicos que se encontraban dentro del grupo etario objetivo.
Esto lo consiguieron de varias maneras. Primero, ocupándose de la difusión de la campaña mediante carteles, participación en los medios e informando personalmente a los padres para que trajeran a sus hijos a vacunar.
Por otro lado, llevaron adelante un cuidadoso trabajo de campo, que incluyó salir a la calle, ir casa por casa, tocar puertas e insistir con llamas telefónicas para poder conversar con las familias acerca de la importancia de la campaña.
La Lic. Luciana Díaz, jefa del vacunatorio local, destacó la labor de su equipo: "El trabajo de las vacunadoras fue silencioso y contra reloj; se hizo todo lo posible y se alcanzaron los objetivos que nos habíamos propuesto. Queda una mínima cantidad de niños a quienes se los está esperando, porque por problemas de salud no se pudieron vacunar".
Riesgo y contexto
Consultada acerca de la baja adhesión de la población a nivel general, Díaz explicó que se debe al contexto en que se da la campaña, luego de dos años signados por la pandemia del Coronavirus, que sin dudas afectó la forma en que la población concibe todo lo relacionado a la inmunización.
Además, en contraste con la vacunación de la Covid-19, según ella no hay una percepción real del riesgo: "Siempre el contexto y la percepción de enfermedad es uno de los determinantes para adherir o no a las vacunas. Por ejemplo, si hay un jardín de infantes con un caso de meningococo, salen todos corriendo a comprar la vacuna o le exigen al Estado que la consiga. O cuando hay inundaciones todos piden la vacuna contra la Hepatitis A porque se pueden contagiar por las aguas cloacales".
Aunque remarcó que la desinformación también es determinante, contó que hubo muy pocos casos de padres "antivacunas", con lo cual las estadísticas no se vieron afectadas de forma significativa por esto.
Ante la negativa de los progenitores, Díaz dijo que siempre se intenta explicarles los beneficios: "Se trata de convencer, de que vayan comprendiendo el valor que tiene esto. Nos tomamos el tiempo de charlar para que todos entiendan. Siempre van a quedar niños sin vacunar. Por eso después de 4 años se vuelve a vacunar a todos para ver si llegamos a esos que nunca la recibieron".
El monitoreo posterior
Otra cuestión interesante que mucha gente no conoce es que en las últimas semanas de las campañas se realiza el Monitoreo Rápido de Vacunación (MRV). Se trata de una forma de controlar que las estadísticas se condicen con la realidad. Para eso, se envía un grupo de vacunadores a recorrer pequeñas zonas que se toman a modo de muestras. En estas áreas, compuestas por aproximadamente 4 manzanas cada una, se recorren las casas para pedir la libreta de vacunación de los menores. Esta es una manera de comprobar el alcance real de la campaña.
El poder de la APS
Las últimas campañas, tanto la del Coronavirus como la infantil actual, han dejado en evidencia la importancia de la Atención Primaria de la Salud (APS). Este primer nivel del sistema sanitario se encarga de la prevención y la promoción de la salud, contando con un enorme poder en cuanto a información. Los profesionales que allí trabajan son quienes mejor conocen a los individuos y sus familias en su contexto. Son los que caminan las calles y saben de primera mano las necesidades reales de una ciudad o de una zona rural.
"Ese concepto de atención primaria es difícil de entender. Mucha gente cree que es solamente el dispensario o el ómnibus sanitario. No. La atención primaria es mucho más y tiene el mismo valor que las otras", dijo la Jefa del vacunatorio.
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