Por Martín Lehmann
Esta misma ciudad de Rafaela que transitamos todos los días fue también escenario de una de las épocas más oscuras de los últimos tiempos. La pandemia por Covid-19 y las cuestionables acciones autoritarias de los gobernantes serán difícilmente olvidadas por todos aquellos que la vivieron. Cada uno desde tu lugar recordará cómo pasó esos meses en que todas las reglas del juego de la vida cambiaron de un momento para otro.
Pero además de haber dejado una marca en el recuerdo de cada uno de nosotros, esta época dejó cicatrices tangibles que aún hoy están a la vista de todos nosotros, aunque nos hayamos acostumbrado a verlas a diario.
Según el diccionario, un rezago es aquel "atraso o residuo que queda de algo". Creo que por lo tanto es la palabra adecuada para definir esas marcas que aún nos acompañan en la calle, los comercios y otros ámbitos. Ellas son testigos de un tiempo muy puntual en la historia reciente.
Una ciudad bombardeada durante una guerra puede reconstruirse, pero siempre en algún rincón quedará un edificio en ruinas, o un monumento que recuerde para la posteridad lo que allí pasó. Buscando un relativo paralelismo, podemos ver que a más de tres años del inicio de los aislamientos obligatorios todavía podemos encontrarnos algún viejo barbijo roto, cubierto de tierra en alguna vereda, enredado entre una pila de hojas secas y basura. Incluso aún hay algunas personas que siguen sintiendo la necesidad de usarlos, aunque cada vez resulta más raro encontrar a alguien que lo haga.
Muchas vidrieras de comercios mantienen pegados los carteles que advierten del uso obligatorio del alcohol en gel y la prohibición de ingreso de más de cierta cantidad de personas al mismo tiempo. Algunos están como nuevos y otros acusan el paso del tiempo gastados por la luz solar directa que les ha ido quitando el color.
A estas marcas urbanas se le suman las líneas en las veredas que indicaban el lugar donde cada persona debía ubicarse para hacer fila afuera de los bancos o del ingreso a las escuelas. Aunque ya nadie las vea están ahí, imperceptibles pero presentes.
Tal vez el único ítem que permanece firme frente al paso del tiempo es el alcohol. Aún está en una gran cantidad de locales en forma de gel o spray, y muchas personas han adoptado el hábito de usarlo como medida preventiva. En algunos lugares solamente se ven los antiguos dispensadores vacíos, pero llama la atención cómo muchos edificios de acceso público lo han incorporado como una sana costumbre.
Sin embargo, en la recorrida realizada para la elaboración de esta nota hubo un rezago sumamente llamativo por su anacronismo. Se trata de un cartel publicitario en una parada de colectivos junto al Museo Municipal. La publicidad data del verano de 2021 e incluye la leyenda referida al Covid. Allí está todavía, vieja, gastada por el sol y lo más curioso: se encuentra junto a una propaganda de un candidato que hoy en 2023 se está postulando para diputado. Ambas épocas conviven en un solo metro cuadrado rafaelino.
La línea de tiempo de la historia del mundo tiene varios picos sobresalientes. Guerras, hambrunas y pestes son algunas de las marcas que han alterado en común transcurrir de la cotidianeidad. La relativamente reciente pandemia ha sido indiscutiblemente una etapa que será recordada y estudiada por mucho tiempo. Sus marcas han quedado en las mentes y los corazones de las personas. Pero como pudimos ver en este rápido repaso, también permanecen aún en este gran escenario de nuestras vidas que es la ciudad de Rafaela.
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