Por Martín Lehmann
El Director de Tecnologías de la Información de la Municipalidad señaló que los asistentes virtuales están cambiando la forma en que nos relacionamos con el mundo. La inteligencia artificial ya es una realidad que exige profesionales capacitados.
Por Martín Lehmann - Marcelo Sánchez es Director de Tecnologías de la Información en la Municipalidad de Rafaela y docente universitario. Sentarse a conversar con él es asomarse por un rato a una ventana hacia el futuro y asombrarse por todas las novedades tecnológicas que se nos vienen encima muy pronto.
Él entiende que los avances deben ayudar a las personas a vivir mejor. Por eso cada vez que habla acerca de alguna innovación le dedica el tiempo necesario a explicar de qué forma esta puede solucionar algún problema o facilitarle tareas a la gente.
Su trayectoria de treinta años dedicada a estos temas le ha permitido experimentar en primera persona la evolución de la tecnología aplicada en la vida cotidiana de los ciudadanos. Esto lo ha llevado a conocer muy bien uno de los conceptos más escuchados en los últimos años: aquel de las ciudades digitales.
Marcelo explicó que se trata de una idea cambiante a través del tiempo y que actualmente se refiere a ciudades habitables que a través de la tecnología hacen que podamos tener una vida mejor. "A Rafaela llega internet en septiembre de 1997 y ahí podemos poner un hito de cuando nos convertimos en una ciudad digital. Empezaron a cambiar las formas de comunicarnos y trabajar. A partir de allí comenzamos a conceptualizar este tema de la ciudad digital, que en ese entonces se consideraba aquella ciudad que podía comunicarse a través de internet. Después el concepto empieza a tomar múltiples variantes en función de los diferentes servicios que internet empezaba a proveer".
La inteligencia artificial
Según su criterio, uno de los avances que está revolucionando la forma en que interactuamos con la información es la inteligencia artificial. Durante la entrevista lo remarcó varias veces como un punto de inflexión histórico. Concretamente habló acerca de los asistentes virtuales como el famoso ChatGPT, un prototipo de chatbot desarrollado por la compañía OpenAI que se especializa en responder de manera asombrosa diversas consultas complejas que puede hacerle un usuario.
"En los próximos diez años las aplicaciones van a desaparecer. Van a ser todos asistentes por voz, como el Alexa, el Google o cualquiera que tengas, porque ya no queremos escribir. Además en las comunicaciones una cosa es lo que escribo y otra es cómo lo interpreto. Cuando uno dialoga, hay un tono de voz y una forma de expresar donde después se entiende lo que se quiere. Una cosa es lo que digo y otra la que interpretás", aseguró Sánchez.
Chatbot rafaelino
Asimismo aclaró que el desarrollo del nuevo chatbot de la Municipalidad intenta ir por ese rumbo, buscando allanar el camino del ciudadano que quiere acceder a un trámite o una consulta: "En las páginas web hay que leer mucho y suelen ser complejas. Un Estado como el nuestro tiene cientos de servicios y encontrar el que uno quiere a veces no resulta tan simple. Si en cambio yo lo puedo decir y el chat me lo puede responder, ya sea en voz o en texto, eso ya es otra cosa".
También insistió en que las aplicaciones que hoy solemos descargar en nuestros celulares van a ser relegadas por esta nueva tecnología: "Las aplicaciones han muerto. Las empresas van a tener que apostar a los chats porque atrás de eso hay un intérprete que puede analizar lo que le estoy preguntando y puede responderme a cualquier hora".
Escasez de recurso humano
Con el advenimiento de estos avances también creció la demanda de programadores por parte de las empresas y los gobiernos. Actualmente aquellas personas capacitadas para trabajar en este rubro son altamente valoradas y cotizadas en el mercado. De hecho, es común que las organizaciones con mayor respaldo económico salgan activamente a tentar a esos trabajadores mediante mejores ofertas laborales.
Desde su rol de docente y coordinador de la carrera de Programación en la UTN, Marcelo ha podido ver el crecimiento en la inscripción de jóvenes que desean aprender estas habilidades: "La carrera había tenido de promedio 25 alumnos. El boom de la programación lo terminó de impulsar la pandemia por la necesidad de digitalización, al punto que el año pasado tuvimos 132 inscriptos".
Por eso fue claro al sugerir a los interesados que por lo menos lo intenten. Es que la programación no es solamente una carrera actual y del futuro, sino que el panorama se ampliará debido a que muchas profesiones también van a requerir de saber programación. Médicos, arquitectos, contadores, son sólo algunos de los profesionales que verán beneficiados si aprender a programar. Aquellos que dominen esta herramienta se destacarán claramente entre los demás.
Resistencia al cambio
Lógicamente existe y existirá una gran reacción generalizada a todas estas novedades tan importantes. Sin embargo esta no es la primera vez que pasa algo así. En el ámbito educativo esto ya se dio en otras épocas y fue el tiempo quien supo reacomodar las cosas, tal como lo recuerda Marcelo: "Hace 20 años entrabamos a la UTN y estaba el tablero y la regla, pero ya existía el AutoCAD (NR: software de diseño). Los profesores no querían que los chicos lo usen, pero la tecnología sola se llevó todo puesto. Hoy está pasando lo mismo con el software de matemática, donde no se lo queremos dar en la facultad pero el chico lo tiene en su casa".
Para el entrevistado la clave es aceptar y aprovechar las nuevas herramientas, poniendo el foco en el pensamiento crítico del alumno. Es por eso que sugirió que los docentes deben buscar que los chicos aprendan a monitorear y evaluar los resultados ofrecidos por el software. Es decir, recalcó la importancia de que siga siendo el ser humano quien tenga la palabra final.
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