Este martes por la mañana, el obispo de la diócesis de Rafaela, Monseñor Pedro Javier Torres, visitó el Concejo de la ciudad de Rafaela en lo que fue su primera reunión formal oficial. El obispo aclaró en un principio que si bien, ya mantuvo reuniones con funcionares del ejecutivo local, esta es la primera vez que visita el cuerpo legislativo por una invitación formal de los concejales. Torres habló de muchos temas principalmente relacionados a la parte social de la ciudad.

En un principio, Monseñor mencionó la falta de alimentos como uno de los temas claves a resolver, pero también manifestó su preocupación por algunos aspectos “violentas” de la ciudad. “A mí me preocupa no solamente la carencia de alimentos, que es ciertamente lo indispensable, lo que uno primero palpa; hay que ver también la calidad de lo que nos alimentamos, porque antes se comía más carne y ahora se come menos. Sino también me preocupa el tema de los vínculos de cierta violencia, como instalada y como asumida en el lenguaje, en el trato, hasta en la forma de manejar”, explicó. Y completó: “Es llamativa la cantidad de accidentes que hay y enluta a muchas familias, un descuido de un semáforo que termina arrollando un motociclista. Puede ser un titular, pero para varias familias es un drama; la semana pasada tuvimos varios accidentes de gente joven. Por decir, esto de los vínculos y de la violencia expresada de diversas maneras, a mí me preocupa”.

“Necesitamos buenas noticias”

Monseñor Torres habló de “vislumbrar rumbos que realmente restablezcan la esperanza”; en este sentido se refirió a la cuestión económica del país y de la ciudad, valorando a Rafaela como una ciudad productiva y de oportunidades. “En lo económico en el ser argentino pesa mucho y en los piamonteses también, lo llevamos en la sangre. En ese sentido, me parece que necesitamos buenas noticias y anhelamos que se den en muchos órdenes de la vida social y que, teniendo tantos dones, tenemos que apostar a esos dones y ponerlos en común”, expresó. Y añadió: “Aquí hay más trabajo que en otras regiones de Argentina y lo ha dicho el gobernador ayer también. Santa Fe es un motor productivo, tiene que seguir produciendo con esperanza. Rafaela tiene un sentido de familia que es riquísimo; a mí me llama la atención la cantidad de niños y la pila que tienen los niños, que son la nueva generación, es un don de Rafaela. Es una ciudad con mucha luz, con mucho verde, con mucha capacidad también de trabajo y de eficiencia que nos tiene que enorgullecer”.

“Ofrecer oportunidades a todos”

Monseñor habló de los sectores más carenciados de la ciudad e hizo referencia a que todo lo nombrado anteriormente en favor de la ciudad, se debe poner al servicio de todos para que se puedan brindar oportunidades a todos los rafaelinos. En este sentido, citó al Concilio Vaticano II: “El bien común es el conjunto de condiciones que permiten a todas y cada una de las personas desplegar todas sus riquezas”. “Hay sectores que están muy cerquita del centro o han quedado medio a mitad de camino, pero hay también sectores periféricos de gente que se hizo ilusiones de que iba a encontrar acá futuro y quedó al borde del camino y que necesita ser integrada. Una sociedad que integre a quienes se van sumando; desde el niño que nace, al que llega de afuera, o el que está hace muchos años y está con muchas heridas o situaciones”, describió. Y añadió: “Hay zonas de la ciudad, barrios, que tienen, como su trama social lastimada”.