En Estados Unidos, la victoria de Donald Trump sorprendió a muchos, dejando abierta la pregunta: ¿realmente ganó Trump, o fue que el Partido Demócrata, encabezado por Kamala Harris, perdió? Para el periodista Osvaldo Bazán, la clave de este resultado está en una desconexión cada vez más evidente entre los votantes y los líderes políticos del progresismo, especialmente aquellos que apoyaron a Harris.
En una entrevista radial con el programa "Es Como el Día" -que se emite por REC Rafaela 92.1 de 7.00 a 10.00 horas-, el reconocido periodista político hizo un desarrollo pormenorizado sobre los motivos que llevaron a la ciudadanía norteamericana a darle una nueva oportunidad a Donald Trump al frente del país.
"Quizá no ganó Trump, sino que perdió Kamala Harris", sugiere Bazán, quien considera que la derrota no está en la falta de apoyo hacia el expresidente, sino en un error de enfoque de la campaña demócrata. La figura de Harris, a pesar de contar con el respaldo de grandes personalidades de la cultura como Taylor Swift, Madonna y Jennifer López, no logró resonar con un amplio sector del electorado estadounidense.
A lo largo de los últimos años, las celebridades han sido vistas como influenciadores clave en las campañas políticas. Sin embargo, hoy en día "la gente ha descubierto que esas personas viven una vida distinta" y ya no se sienten representados por ellos. "Figuras muy importantes como Taylor Swift, Madonna, Jennifer López levantaron pancartas a favor de Kamala Harris y contra Donald Trump, pero no sirvió de nada", comenta Bazán, subrayando cómo esta estrategia de apelar al apoyo de famosos parece haber perdido eficacia. El entrevistado sostiene que la gente ya no sigue a los artistas solo porque se pronuncian en favor de un candidato; ahora prefieren no sugestionarse por su postura política.
Este fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. Países, como Brasil y Argentina, donde líderes como Bolsonaro y Milei han logrado movilizar a sectores olvidados por las élites políticas tradicionales. “El aluvión de votos de Donald Trump que nadie preveía fue porque se negaban a mirarlo”, afirma Bazán, destacando cómo este voto, a menudo ignorado o subestimado por los medios y analistas, ha sido crucial para el triunfo del magnate neoyorquino.
Más allá del rechazo a Trump, Bazán apunta a un punto esencial: la incapacidad del Partido Demócrata de conectar con sus propios votantes. "El Partido Demócrata debería preguntarse por qué no fueron votados", señala. Según el periodista, el enfoque de los demócratas se ha desplazado de los problemas cotidianos de los trabajadores hacia cuestiones que, aunque importantes, no tienen el mismo impacto en el votante medio. "En vez de preocuparse tanto por las minorías etnosexuales, deberían haberse enfocado en la clase trabajadora", agrega, aludiendo a la desconexión del progresismo con las necesidades reales de amplios sectores de la población.
Seguidamente, Bazán resalta la necesidad de un cambio de enfoque en las estrategias políticas. "Esto es lo contrario a enojarse con el votante", expresa, apuntando a que el Partido Demócrata, en lugar de culpar a los votantes, debería preguntarse por qué perdieron el apoyo popular y cómo pueden reconstruir la relación con los sectores más amplios de la sociedad estadounidense.
"Lo que está pasando con Trump, Milei y Bolsonaro es lo mismo: hay un sector de la población que se siente ignorado y que, por primera vez, está gritando con su voto", concluye Bazán. Así, mientras muchos intentan entender cómo un personaje como Trump pudo volver a ganar, la respuesta parece estar en un fenómeno global de desafección con las élites políticas y la búsqueda de alternativas fuera del sistema tradicional.
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