Por Esteban Soldano

El superdeportivo Schuppan fue una creación del piloto de carreras Vern Schuppan, también un hombre de negocios australiano cuya carrera deportiva lo llevó a conocer muchos lugares, incluyendo una temporada en la Fórmula Uno y una victoria en el Campeonato Japonés de Prototipos Deportivos de 1983, que finalmente le proporcionaría muchos de los contactos para poder crear la marca de autos.

Vern Schuppan era, de principios de los 70 a mediados de los 80, un piloto muy solicitado en carreras de larga duración debido a su empatía con los temas mecánicos y su capacidad para conducir muy rápido, limpio y preciso durante largos períodos de tiempo. Aunque vivió en Inglaterra durante la mayor parte de su carrera como piloto, regresaba regularmente a Australia para acompañar formandongrupo con los principales pilotos de esa época. Esto lo convirtió en uno de los favoritos en las carreras de de Sport Prototipos. Además en su importante trayectoria como piloto ganó las 24 horas de Le Mans en 1983 junto a Hurley Haywood y Al Holbert, también consiguió dos segundos puestos (1977 y 1982), un tercero (1975), un quinto (1976) y un sexto (1984) en la épica de resistencia, conduciendo junto a la mayoría de los grandes nombres en un momento u otro, y fue miembro del equipo de fábrica de Porsche durante muchos años.

La familia Porsche 956/962 dominó las carreras de autos deportivos mundiales durante una década, pero el momento cumbre de la fabrica alemana llegó en la edición de 1983 de las 24 Horas de Le Mans. Los tres Porsche 956 preparados de fábrica habían terminado en los puestos 1, 2 y 3 en la carrera de 1982, pero una vez que Porsche comenzó a vender el brutalmente rápido el 956 a equipos de clientes, el dominio se volvió casi ridículo. Los resultados de 1983 quedaron inmortalizados cuando Porsche publicó el gran póster de sus autos victoriosos en Le Mans y se convirtió en un elemento básico en los talleres y las paredes de los dormitorios de todo el mundo. Vern Schuppan fue uno de los pilotos del Porsche 956 ganador aquel día.

Así Schuppan se había hecho muy conocido y respetado tras ganar el Campeonato Japonés de Prototipos de 1983 y un inversor adinerado le propuso producir 50 coches de Le Mans homologados para circular por la calle. Eso puso en marcha el proyecto y muy pronto el coche se estaba desarrollando en la antigua fábrica de autos de carreras Tiga, utilizando como modelo de desarrollo el Porsche 962 que había quedado décimo en Le Mans en 1988. El montaje final tuvo lugar en las instalaciones de producción de 60.000 pies cuadrados de Vern Schuppan Ltd en High Wycombe, Buckinghamshire, Inglaterra.

El Schuppan 962CR se basó en el todopoderoso Porsche 962 Racing del Grupo C, al igual que varios otros proyectos de automóviles de carretera que precipitaron nuevas marcas como el Dauer 962LM y el Koenig C62 , y aunque todos ellos comenzaron queriendo explotar el potencial de rendimiento del Porsche 962 en la carretera, el Schuppan 962CR produjo el mejor automóvil de carretera del grupo.

En cuanto a auto propiamente dicho el Schuppan 962CR apuntaba alto, y en lugar de reutilizar el chasis del 962 y la carrocería angulosa y apretada (para dos personas) del Porsche 962, diseñó su propio monocasco de carbono, que construiría Reynard, y encargó a un joven y talentoso diseñador de Melbourne llamado Michael Simcoe a crear una carrocería de compuesto de carbono bastante elegante, y, aunque presentaba elementos de diseño del coche de carreras 962, el resultado fue un impresionante auto de calle con 600 caballos de fuerza y un peso total de 1.050 kg.

En la actualidad, la estrella de Michael Simcoe ha ascendido y la belleza que extrajo de un auto austero expresivamente, con tiempo y recursos limitados le auguraba un futuro brillante. Simcoe es ahora mucho más conocido como vicepresidente de diseño global de General Motors, un puesto que antes ocupaban maestros del gusto del automóvil como Harley Earl y Bill Mitchel.

El motor de posición central y tracción trasera en las variantes CR del Schuppan 962 es un bóxer de seis cilindros de 3,4 litros, refrigerado por agua, biturbo con dos turbocompresores KKK que producían 600 hp (608 PS; 447 kW), doble árbol de levas y dos válvulas por cilindro. La potencia llega a las ruedas traseras a través de una transmisión manual de cinco velocidades. El motor fue tomado casi directamente de la unidad Porsche 962 estándar utilizada en el Campeonato Norteamericano IMSA GT con una ligera disminución en el desplazamiento. El auto tiene una velocidad máxima declarada de 370 km/h y un tiempo de aceleración de 0 a 60 mph (0 a 97 km/h) de 3,5 segundos. El chasis monocasco de fibra de carbono utiliza sujetadores de titanio en todas partes.

Lo que pareció en un inicio, una propuesta sencilla y bien financiada de construir 50 autos de carrera para calle fracasó cuando el clima económico mundial se volvió volátil en ese momento, y los 50 autos de calle de Le Mans pronto se convirtieron en 25 autos estilo GT, con toda la empresa sujeta a un huracán fiscal que eventualmente llevó a que los patrocinadores japoneses no pudieran cumplir con sus compromisos financieros y se produjo la quiebra para la compañía de Schuppan con solo un puñado de autos producidos.

La incipiente empresa de superdeportivos Schuppan produjo apenas una pequeña partida de autos de carretera ultrarrápidos, que no superó la marca de seis, valorados en 1,5 millones de dólares, antes de que la empresa se viera obligada a liquidarse en 1994, después de que sus patrocinadores japoneses retiraran su financiación cuando estalló la burbuja económica de los precios de los activos japoneses. Ahora, una de esas seis raras bestias está a la venta en el hermoso centro de Tokio. El Schuppan 962CR que se encuentra actualmente a la venta es el segundo prototipo de los que solo quedan cuatro debido a que uno fue destruido en un incendio. De la misma forma que Duesenberg, Auburn y Cord fueron víctimas indignas de la Gran Depresión, la desaparición de la marca Schuppan se debió enteramente a las convulsiones económicas de 1992 y no tuvo nada que ver con los deliciosos automóviles que producía la empresa. De hecho, esa misma recesión mundial es una de las razones por las que el McLaren F1 ahora cuesta 20 millones de dólares y por las que la segunda encarnación de Bugatti (Bugatti Automobili SpA) tuvo dificultades para alcanzar su potencial.