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Hipertensión: ¿ayuda el mindfulness a bajar la presión arterial?

El psicólogo e instructor de mindfulness Martín Reynoso y la cardióloga Cecilia Bahit analizan los efectos de la práctica.
Agrandar imagen La edad es uno de los principales factores  de riesgo para desarrollar hipertensión.
La edad es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar hipertensión.
Martín Reynoso

Por Martín Reynoso

Los más de 15 años de trabajo en el entrenamiento en mindfulness me han brindado la humildad de comprender que no es una herramienta superpoderosa. Que no es la panacea para nuestra salud. Que, a diferencia de cómo lo presentan algunos autores, no es un método para aplicar a cuanto síntoma querramos atender.

Esto tiene que ver con la especificidad de una intervención: cada entrenamiento neurocognitivo (y el mindfulness está en esa línea, fuera de la administración farmacológica o la utilización de alguna tecnología sobre el cuerpo) impacta en ciertos aspectos nuestros, pero quizás no en otros.

En tal sentido, cada vez más sabemos que el Mindfulness influye en dos aspectos claves: en el cuidado y cultivo de una adecuada calidad de vida y, muy asociado a esto, al bienestar.

En sus inicios en la medicina, el mindfulness fue aplicado a condiciones clínicas como el dolor crónico, psoriasis, ansiedad y en paciente oncológicos, entre otros. Luego se fue ampliando su utilización a muchos otros síntomas.

Recientemente se ha fortalecido la hipótesis de que puede ser muy valioso para ayudar en el control de la hipertensión arterial, problema grave en salud que padece silenciosamente gran parte de la población adulta (casi un 40% de los hipertensos no saben que lo son) y es una condición predisponente para eventos cardíacos severos.

Por qué hay tanta gente con hipertensión

La hipertensión es una epidemia. Se estima que en el mundo hay 1280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión y que la mayoría de ellos (cerca de dos tercios) vive en países de ingresos bajos y medianos.

Si bien la edad es la principal condición asociada al desarrollo de la hipertensión arterial, factores de riesgo como el sobrepeso/obesidad, el tabaquismo y fundamentalmente el elevado consumo de sodio en la dieta, incrementan la probabilidad de desarrollarla y plantean el desafío de combatir los mencionados factores de riesgo mediante políticas públicas que regulen entornos y favorezcan hábitos saludables.

De esta manera, se podría prevenir o retrasar el desarrollo presión arterial alta, al mejorar además el control en aquellos individuos que ya la padecen. Alrededor de 9 de cada 10 personas con diagnóstico hipertensión necesitarán terapia farmacológica para controlar sus cifras de presión arterial.

Mejorar la calidad de vida

Cecilia Bahit, jefa de Cardiología de Ineco Neurociencias en Rosario, Santa Fe, nos comenta un estudio que arroja algo de luz al tema desde la práctica de mindfulness.

"En ese estudio llevado a cabo en Estados Unidos -dice-, se comparó los efectos de un programa basado en mindfulness de 8 semanas con cuidado habitual optimizado en pacientes con presión arterial elevada. Aproximadamente 200 adultos fueron incluidos, a la mitad de los pacientes se los asignó a un programa basado en mindfulness y a la otra mitad, al cuidado habitual optimizado."

El programa basado en mindfulness se focalizó en control de la atención, cambios en dieta, actividad física, disminución en el consumo de alcohol y manejo de estrés, e incluyó sesiones grupales semanales así como también sesiones diarias individuales con ejercicios de atención plena, continúa Cecilia.

El cuidado habitual optimizado consistía en control domiciliario de presión arterial, material educativo sobre presión arterial y acceso facilitado a un médico (si lo necesitaban). La población estudiada era la mayoría blanca (8 de cada 10), casi un 60% de mujeres, con una edad promedio de 59 años.

¿Qué resultados se observaron en estos grupos?

"Los participantes en el programa basado en mindfulness tuvieron un descenso promedio de la presión arterial sistólica de 5,9 mm Hg, comparado con 1,4 mm Hg en el grupo de cuidado habitual. Una diferencia significativa, aunque no se observaron cambios en presión arterial diastólica en ninguno de los dos grupos", reportó la médica.

Además, en los participantes asignados al programa basado en mindfulness se observó una reducción del tiempo sedentario (fundamentalmente sentados) en un promedio de 351 minutos cada semana comparado con los participantes en el grupo cuidado habitual optimizado, sumó.

"También aquellos asignados al programa basado en mindfulness mostraron beneficios no sólo en la percepción del estrés y nivel de mindfulness sino también en relación al cambio de la dieta (comiendo alimentos mas saludables)."

Debatiendo esto con la profesional podemos decir que un programa basado en mindfulness adaptado fue beneficioso y nos invita a realizar otras investigaciones para confirmar estos resultados que son promisorios y que permitirían mejorar el control de la presión arterial, un factor de riesgo modificable que tanto impacto tiene en la salud cardiovascular y cerebrovascular.

Quizás en realidad el entrenamiento en mindfulness impacte en los niveles de consciencia que nos ayudan a percibir, con más profundidad y a la vez sutileza, la necesidad de autocuidarnos y atender a los factores nocivos que producen la hipertensión.

*Martín Reynoso es psicólogo, director de Train Your Brain Argentina y autor de "Mindfulness, la meditación científica" y "Entrena tu cerebro emocional".

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