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Deportes

Un récord para la historia

Jorge Ternengo

Por Jorge Ternengo

Las 500 Millas de Rafaela despertaban en todos, corredores, espectadores, amantes del automovilismo o no, una motivación muy especial por sus características especiales, ampliamente conocidas, que la diferenciaban y la distinguían dentro del conjunto de competencias de monopostos que se realizaban en el país, para los pilotos era lo mismo que ganar un Gran Premio de Turismo Carretera, por su trasendencia a nivel nacional.

Pero las disputadas el 12 de setiembre de 1937 tuvieron, además de la euforia normal y natural habituales, un incentivo muy especial: batir el récord logrado por Ernesto Blanco el año anterior.

Carlos Zatuszek, con su Mercedes Benz de 7.000 c.c., con compresor y 1.900 kg de peso, hizo la mejor vuelta a un promedio de 190,285, una velocidad realmente fantástica para un autódromo con piso de tierra.

El record de 156,249 km/h, en el trazado con piso de tierra, establecido por Blanco con un Reo, auto de construcción nacional y con el agregado de la participación de pilotos brasileños, motivados a participar por el prestigio que esta prueba de 804 km, que ya había ganado reconocimiento internacional, fue, es y será un promedio fenomenal, que la historia del automovilismo registra con letras de molde. Es importante señalar que para un piloto, y esto es exactamente igual antes que en la actualidad, batir el récord de un circuito constituye siempre un desafío, no conozco a ningún corredor que no lo sienta de esa manera. Sin duda , batir el récord de Blanco apuntaban los pilotos, por lo menos los de mayor predicamento, en ese lejano 1937 .

No hubo que esperar demasiado para que ese deseo se convirtiera en realidad, ya que el día sábado el asombro y la admiración se instalaron en todo el ambiente tuerca, cuando el máximo velocista de la época, Carlos Zatuszek, con su Mercedes Benz de 7.000 c.c., con compresor y 1.900 kg de peso, hizo la mejor vuelta a un promedio de 190,285, una velocidad realmente fantástica para un autódromo con piso de tierra.

A medida que fue transcurriendo el tiempo, este récor terminó cobrando una dimensión y una trascendencia aún mayor que la generada en su momento, por la simple razón de que fueron necesarios casi diez años para poder batirlo y eso sucedió gracias a un auto especial de competición como fue el Alfa Romeo de 3.800 c.c., de Pablo Luis Pesatti, cuando realizó un tiempo de 193,700 km/h.

Resulta importante tener en cuenta que después de casi una década solamente lo superó en 3,415 km. Esto le concede al tiempo logrado por Zatuszek en el 37 la dimensión de una verdadera hazaña.

En esa 500 Millas de 1937 largaron veintiún máquinas y la primera fila de la grilla la ocupaban Zatuszek (Mercedes Benz), Ernesto Blanco (Reo), el santafecino Luis Brosutti (Chrysler) y el brasileño Nascimento Junior (Alfa Romeo), realmente de lujo, ya que estaba integrada nada menos que por tres ganadores de las 500: Zatuszek, Blanco y Brosutti.

Zatuszek siempre fue un piloto que se caracterizó por competir siempre a todo o nada, no tenía término medio, por lo que, tal como era su costumbre, ese día largó a fondo y tomó la punta desde el comienzo, manteniendo al inicio un promedio de 180 km/h. Pasados los primeros kilómetros, y viendo que se multiplicaban los abandonos de sus oponentes y que podía mantener la vanguardia, bajó el ritmo a 168 km/h.

Salieron a pelearle la punta Brosutti y el brasileño "Chico" Landi, dos pilotos también veloces y aguerridos, pero esto duró solamente hasta la mitad de la competencia.

Lo único que lo limitó a Zatuszek para seguir el ritmo que él deseaba fue el deterioro del circuito. Hay que tener presente que el piso de tierra, a pesar de estar preparado en forma excelente, sufría con el paso de esos bólidos con un peso tan elevado, e inevitablemente se deterioraba.

El dominio del Mercedes Benz de Zatuszek fue aplastante sobre el segundo, Luis Brosutti, resulta indudable también que lo favorecieron los abandonos de famosos, como Blanco y Parmigiani.

Empleó 5h3m42s, a una media de 158,968 km/h, para cubrir las sesenta y ocho vueltas al circuito de 11.766 metros; el segundo lugar, lo ocupó Luis Brosutti (Chrysler), tercero Donzino (Hudson), Mario Ribaldi (Hudson) resultó cuarto, quinto Plácido Ruiz (Ford V8) y sexto un piloto que con el tiempo se convertiría en uno de los ídolos del Turismo Carretera, Domingo Marimón, popularizado con el apodo de Toscanito ( Ford V8 ). El récord de vuelta también quedó en manos de Carlos Zatuszek, a 187,094 km/h.

Las 500 Millas del 37, aparte de, como ya dije, despertar el fervor de todo el ambiente de los fierros, dejaron como saldo positivo velocidades altísimas para la época y para el tipo de piso que se utilizaba, además corroboraron una vez más el valor, el esfuerzo y la garra de los pilotos, capaces de realizar cualquier sacrificio y de entregarse enteros en pro de brindar un espectáculo digno de sus condiciones y del público que, en importante número, concurrió a la convocatoria.

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