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El Manchester City acaba de ganar la Champions para cerrar la mejor temporada de su historia. Y lo hizo de la mano de Pep Guardiola, quien conquistó por fin la máxima competición de clubes luego de salir de Barcelona y se convirtió en el primer entrenador que gana los tres títulos principales con dos equipos diferentes.
Oscar Martinez

Por Oscar Martinez

"El virus Brexit es definido por la profesión médica como una condición mental específicamente inglesa que combina la paranoia, la megalomanía, la insularidad y el nacionalismo. El origen es el miedo que sienten los pacientes hacia todo lo que no es nativo, un miedo que se compensa, o se intenta inmunizar, con una actitud agresivamente despectiva hacia los extranjeros. Cuando el fútbol penetra en el organismo los síntomas del virus se recrudecen. La reacción a la llegada de Pep Guardiola a la Premier League, por parte de los que sucumben a la brexitis fue: ¡Ja! ¿Este finolis del juego bonito se cree que nos va a dar lecciones de fútbol a nosotros, los inventores del deporte? ¿Se cree que porque triunfó en España y Alemania va a hacerse dueño de nuestra liga? ¡Pues ya verá! La Premier League es cosa de hombres. Es dura, es intensa, es la mejor del mundo y ya verá ese listillo español cómo todas esas teorías sofisticadas que tiene sobre la posesión del balón y tal naufragan contra las rocas del agresivo juego inglés", John Carlín, en el diario El País.

"No mires atrás con odio", dice la canción de Oasis, la mítica banda de los hermanos Gallagher, fanáticos del Manchester City. Ese consejo parece haber sido tomado por los Citizens, que capitalizaron aquellas desgracias de su historia -cuando descendió dos veces en los ochenta, por ejemplo- para solidificar el imperio que construyeron en la última década. Podría decirse que la ciudad cambió de manos, si se tiene en cuenta que Manchester United fue el dominador por excelencia entre 1993 y 2012, lapso durante el que alzó nada menos que 12 trofeos ligueros. El punto de inflexión se produjo en 2008, cuando un grupo inversionista de Emiratos Árabes Unidos, el Abu Dhabi United Group for Development and Investment, encabezado por el jeque Mansour bin Zayed bin Sultán Al Nahyan, pagó 250 millones de euros para hacerse cargo de la entidad, asegura Ezequiel Fernández Moores.

Me dicen que cuando escribo el nombre de Pep Guardiola en Google, sus motores de búsqueda arrojan 12.400.00 resultados en apenas 0,24 segundos. No entiendo demasiado de estas cosas, pero esos son números que marean. Me fascina leer sobre la vida y las ideas de aquellos apasionados que buscan cambiar la historia. Lo hice en este último tiempo con Jorge Valdano, Marcelo Bielsa, Alfredo Di Stéfano y Guardiola, en ese orden. Todos fenómenos, todos distintos. Pero entre Bielsa y Pep los puntos de contacto son muchos, aun transitando el mundo del fútbol por veredas distintas. Ambos, por ejemplo, viven en constante duda. Y eso no es malo, porque si uno duda, piensa, y entonces busca alternativas y soluciones. Pero vivir así debe ser agotador. Los dos aman los equipos dominantes, que son protagonistas en el terreno de juego. Y para ambos la derrota es una conmoción que los deprime porque sienten que sus planteos han perjudicado al equipo. Cuando Guardiola se preparaba para ser luego entrenador, visitó a Bielsa en Rosario. La charla duró once horas. Guillem Balagué, autor del excelente libro "Pep Guardiola, otra manera de ganar", relata el final de esa conversación. "¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea al mundo del fútbol, incluido el alto grado de deshonestidad de ciertos individuos, aún quiere volver ahí, y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?", le preguntó Bielsa. "Necesito esa sangre", respondió Guardiola. "Bienvenido entonces al mundo de los entrenadores", lo despidió el "Loco" con una sonrisa.

El cambio de vida del City se inició en 2023, cuando dejaron Maine Road para instalarse en lo que hoy se conoce como Etihad Stadium, su nueva casa. Pero lo más importante fue la inyección de dinero. El primer logro fue conseguir la Premier League de 2012, con un agónico gol de Sergio Agüero, que se convirtió en ídolo de la institución.

"Algún día entrenaré a un equipo pequeño con el que será imposible ganar nada". Un equipo que no tendrá a Leo Messi, ni la historia de Bayern Munich, ni el dinero de Manchester City. Pero ese día, con ese equipo pequeño, "la pelota seguirá siendo nuestra, te lo juro", le dijo Pep a un amigo. Es lo que él ama. La pelota. El fútbol coral. Y el resultado que Noel Gallagher describe en tres palabras: "Nunca tanta magia". Cuenta el periodista Ezequiel Fernández Moores que las frases de Guardiola y de Gallagher forman parte de "Cuadernos de Manchester", uno de los libros futboleros más interesantes. Los periodistas españoles Luis Martín y Pol Ballús relatan, acaso como nadie antes, de qué modo Guardiola construye su propio equipo de colaboradores. Leyendo "Legado", el libro sobre los All Blacks, Guardiola aprendió que, a su lado, no quiere seguidores. Quiere líderes.

En su primera temporada con Barcelona ganó la triple corona: Champions League, Liga española y Copa del Rey, convirtiendo al club en el primer equipo español de la historia en lograrlo. Luego ganó la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, ante estudiantes de La Plata, y de ese modo logró seis títulos en un año natural. En sus cuatro temporadas al frente del primer equipo sumó catorce títulos en apenas 19 torneos disputados. Su impacto en el fútbol es decisivo. No se juega igual después del Barça de Guardiola.

Luego partió a Múnich mientras en Manchester la transformación seguía. "Un estilo de fútbol que Bayern Múnich nunca volverá a jugar y que los aficionados no volverán a ver jamás", escribió el periodista Uli Kohler sobre su trabajo en Alemania. Aunque su equipo batió todos los récords en la Bundesliga -tres títulos de campeón en tres temporadas- y ganó dos ediciones de la Pokal (Copa), no logró alcanzar la final de la Champions League. Sin embargo, su legado tuvo efecto sobre la Selección de ese país. El seleccionador Joachim Löw aplicó buena parte del recetario de Guardiola para coronarse en el Mundial de Brasil.

"Si me odian, ódienme chicos. Algunos de ustedes juegan mejor cuando se enojan conmigo". Pep es la estrella de "All or nothing", el documental de ocho capítulos de Amazon sobre su trabajo en Manchester City. El catalán motiva con insultos. Pide ganar por el hijo de David Silva o porque Nápoli, dice en otro momento, juega en un San Paolo "que se cae a pedazos". Los grandes equipos, advierte a sus jugadores, "son los que terminan el partido como ellos quieren". Narrado con tono monárquico por el actor Ben Kingsley, el documental emociona cuando el Kun Agüero, goleador histórico, muestra la cama vacía de su hijo que vive en Buenos Aires. Y sorprende cuando el capitán belga Vincent Kompany cuenta que el club no tenía puerta en el baño ni café en el bar.

Guardiola llevaba once años sin ganar la Champions. Por eso muchos lo discutían. Y seguramente, en su interior, él mismo se condicionaba con esto. A pesar de que, quienes han estado allí, aseguran que en su oficina tiene enmarcada una frase de su admirado Marcelo Bielsa, que dice que el éxito es "deformante" porque "relaja, engaña" y "nos enamora de nosotros mismos", mientras que el fracaso, en cambio, "es formativo" porque "nos hace coherentes". Y que "lo importante es la nobleza de los recursos utilizados". Pep no cambia su idea sobre la táctica y la belleza, pero ahora corrige antes, dice un colaborador. En su libro "La metamorfosis", Martí Perarnau describió a Guardiola como un "camaleón dúctil y versátil", pero radicalizado en su idea de intentar jugar siempre con la pelota. Y acaso aferrado a la máxima del penalista estadounidense Gerry Spence: "Prefiero que mi mente se abra movida por la curiosidad a que se cierre movida por la convicción".

Ah, me olvidaba, Pep acaba de conducir al históricamente frustrado City a ganar los tres títulos de la temporada, incluida la Champions. El cierre, de película, no puede ser mejor para ambos. Pero la saga, para gracia del fútbol, tiene una frase que no es la de "The End". Sino la de "Continuará".

La otra mirada: Triple corona

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