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Deportes

Nasif Estéfano: inicios en la competición

Aquellos viajes en los que Nasif conducía una vieja camioneta Ford V8 del año '40, sirvieron para que descubriera los secretos de la conducción con derrape controlado, el denominado "punta y taco", acelerar con la punta del pie derecho y frenar con el talón del mismo, el cambio de doble embrague y muchas otras cosas más.
Jorge Ternengo

Por Jorge Ternengo

La vida de Nasif Estéfano comienza en su hogar en la localidad de Concepción, a donde llegó en el año 1932. De pequeño, a la par de sus estudios primarios y secundarios que terminaría abandonando, se había empleado dentro del negocio familiar ayudando en el almacén de ramos generales de su padre. Aquellos viajes en los que Nasif conducía una vieja camioneta Ford V8 del año '40, sirvieron para que descubriera los secretos de la conducción con derrape controlado, el denominado "punta y taco", acelerar con la punta del pie derecho y frenar con el talón del mismo, el cambio de doble embrague y muchas otras cosas más. Obviamente, al llegar a destino la mercadería a veces no llegaba o llegaba desparramada en la cajuela del utilitario. Aquellos viajes le indicarían que lo suyo era otra cosa. Lo suyo eran las competencias automovilísticas.

Fue así que formaría una cooperativa junto a su hermano mayor Luis y un grupo de amigos, con quienes consigue adquirir con mucho esfuerzo un monoposto Ford T y con quienes formaría su propio equipo para competiciones zonales. Sus primeros pasos los daría en categorías de Fuerza Libre de su provincia, debutando el 16 de enero de 1952, con apenas 19 años. Con el Ford de Fuerza Libre, obtendría su primer triunfo el 28 de agosto de 1955 en un circuito de la localidad de Juan Bautista Alberdi, en su Tucumán natal. Tras este lauro obtenido decide aventurarse a correr a nivel regional, compitiendo en diferentes categorías del Noroeste Argentino y ganando nuevamente otro tanto de competencias. Su performance obtenida, lo lleva a querer aventurarse a correr a nivel nacional en la categoría más potente de aquel entonces: La Mecánica Nacional. Para ello, decide adquirir un viejo Chevrolet Wayne con el cual intervendría en el campeonato de dicha categoría. Asimismo, conseguiría adquirir una vieja coupé Ford V8 para poder participar en algún que otro Gran premio de Turismo Carretera. En el TC correría en los Grandes Premios de 1957 y 1958, mientras que en la Mecánica Nacional debutaría el 6 de septiembre de 1959 en el "Óvalo de Rafaela", un circuito donde las unidades orillaban los 280 km/h. En aquella competencia, Estéfano arrancaría dominando en las primeras vueltas, teniendo en cuenta que era su primera competencia y más en un circuito riesgoso como lo era ese óvalo de tierra, cuya superficie se encontraba resbaladiza debido al regado al que fue sometida. Sin embargo, una serie de inconvenientes mecánicos lo retrasarían en el clasificador, aunque aguantando los embates de sus oponentes. Al cabo de 172 maratónicas vueltas, el debutante Nasif Estéfano alcanzaría a clasificarse en la cuarta posición final, sorprendiendo a todos los presentes. A partir de ese día, el nombre de Nasif Estéfano comenzaba a ser reconocido en el ambiente automovilístico argentino.

Fórmula 1 y el fraude de De Tomaso

Sus actuaciones en el campo de la Mecánica Nacional, le valieron a Estéfano la posibilidad de ser invitado por el Automóvil Club Argentino para competir en el Gran Premio de Argentina de 1960 de la Fórmula 1 Internacional. De esta forma, Nasif tendría su primer contacto con una categoría internacional. Sin embargo, para esta competencia, el equipo le asigna la conducción del peor auto, una antigua Maserati 250F. Con esta unidad conseguiría clasificarse en la 14ª posición, teniendo una pésima labor por culpa del medio mecánico entregado. Según palabras del propio Estéfano era un vehículo tan malo, que no superaba las 6.200 RPM cuando las máquinas más modernas orillaban los 8.000 RPM.

Su idea de poder proyectarse a nivel internacional sigue en 1961, cuando decidido a probar suerte en el viejo continente, decide vender todas sus propiedades mecánicas para solventar gastos de su viaje a Europa. Ya en el viejo continente, consigue ponerse en contacto con Juan Manuel Fangio, quien se ofrece a ayudarlo para competir en la máxima, gracias a sus conocimientos del ambiente y sus contactos sembrados allá. El balcarceño le termina recomendando a Nasif que se contacte con De Tomaso para poder así armar un equipo para encarar el torneo del año 1962. De esta forma, Nasif logra contactarse y rubrica su firma en un contrato de participación plena para el año 1962, previo desembolso de una cifra de USD 7.000 estadounidenses. En ese entonces, una cifra equivalente a un millón de pesos argentinos. Una vez completada la transacción, Nasif regresa a la Argentina, preparándose para participar al año siguiente.

Pero lo que prometía ser una verdadera sociedad deportiva, desembocó en un verdadero caso de fraude. En abril de 1962, Estéfano regresó a Europa para participar del campeonato de Fórmula 1 tal lo que se había pactado en el contrato del año anterior. Pero para su sorpresa, se encontró con que el vehículo todavía no había sido terminado, por lo que en noviembre se tuvo que volver a la Argentina con las manos vacías y con la promesa de De Tomaso de poner en pista el coche para el próximo torneo. En 1963 vuelve a Europa, produciéndose efectivamente su debut en el 15° Gran Premio de Roma de la Fórmula 1. Sin embargo, en la 5ª vuelta de la carrera resuelve abandonar al notar que el coche era completamente inmanejable. Tras descubrir en el vehículo una serie de fallas incorregibles en su construcción, Estéfano se retira del campeonato y resuelve volverse a la Argentina, siendo al mismo tiempo estafado por De Tomaso, quien se negó a devolver el importe desembolsado por un contrato que fuera incumplido por los plazos de preparación del equipo y por el cual se lo sentenció a Estéfano a conducir una máquina con las peores falencias de construcción. Sin lugar a dudas, un fraude que amenazó con arruinar la carrera de Nasif y que puso punto final a su intento de correr en la máxima categoría mundial de automovilismo.

En 1973, fallecía Nasif Estéfano

Aquel domingo 21 de octubre de 1973 se corría la segunda etapa del Gran Premio de Turismo Carretera "Reconstrucción Nacional"; estaba corriendo en el patio de su casa, en aquellos caminos que conocía como la palma de su mano, su andar era arrollador venía ganando desde el mismo momento que se puso en marcha, aquel día a las 9:00 hs.

Se ponía en marcha hacia Concepción, punto final de la competencia, que esperaba a su ídolo, Nasif Estéfano. El intrépido protagonista parecía encaminarse hacia la victoria y la consagración del campeonato, el trágico accidente en la fatídica curva al ingreso a la localidad de Aimogasta interrumpió para siempre su marcha triunfal, el gran Nasif siguió de largo, al llegar al lugar e intentar rebajar y frenar se cayó la pedalera, ambos estaban sujetos por un mismo perno, se comprobó que le faltaba la chaveta que aseguraba la sujetación de los elementos. Tampoco funcionó la traba de la puerta, en el vuelco la puerta se abrió y el "Califa" salía despedido del auto y encontraba la muerte.

Es imposible sintetizar la campaña de este tucumano campechano y sencillo que conseguía su titulo de Campeón Post Morten

Además de sus hazañas, Estéfano, el "Turco", "El Califa", nos dejó el recuerdo de su imborrable sonrisa y de la cálida amistad que brindaba generosamente, se fue al cielo en aquella curva fácil. Iba feliz a festejar el triunfo en sus pagos y el título, pero se le cruzó la muerte.

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