El hermano menor del tenis causa furor como hace 3 décadas. Curiosamente, la pandemia lo favoreció. Cada día suma jugadores y clubes. En estos meses, se disparó la demanda de paletas, calzados y accesorios específicos para la actividad. Pero es fundamental conocer la historia para evitar la muerte anterior.
"El ave Fénix también tiene el poder de transformarse en un pájaro de fuego y es del tamaño de un águila. Por su muerte de manera diferente, por su renacimiento a partir de la destrucción, el ave Fénix se ha convertido en un símbolo de fuerza, de purificación, de inmortalidad y del renacer físico y espiritual. El mito, entonces, asocia a esta criatura con la capacidad de resiliencia que muchas personas tienen; esa habilidad para encontrar soluciones a situaciones adversas que les presenta la vida y, al igual que el ave Fénix, renacer de las cenizas que les dejó ese problema".
La noticia conmocionó a quienes conocemos al pádel desde el tiempo en que era paddle. A nivel internacional, mientras la Professional Pádel Association no hace pie y el World Pádel Tour se va consumiendo, Nasser Al-Khelaifi (ese morocho que se muestra como dueño del PSG de Messi y que preside la Asociación de Tenis de Qatar) amenaza dar otro golpe en el mundo del deporte. El hombre que es la imagen de toda la realeza qatarí, sostenido por el QSI (Qatar Sports Investments, el fondo que permitió todas las inversiones millonarias que se han hecho hasta ahora en deportes) ya ha diagramado el sistema de competiciones para adueñarse del circuito profesional de pádel. Como señuelo, ha puesto a disposición de su plan una amplia oferta televisiva para retransmitir los partidos a través de Bein Media Group y Bein Sports, propiedad de QSI, y que ya posee los derechos de emisión de competiciones como la Ligue-1, La Liga, la Bundesliga, la Serie A, la Champions, la Copa Libertadores, la Premier League, la Copa América, la ATP, la NBA y hasta Fórmula 1 entre Europa y Oriente Medio. El Mundial de pádel de Doha 2021, en donde España derrotó a Argentina en las finales masculina y femenina, fue una demostración de lo que su país está dispuesto a hacer. Mientras sea negocio, claro.
Fuera del profesionalismo que tiene a nuestro país como potencia junto al último campeón, la pirámide ha fortalecido y ensanchado su base de manera descomunal tras la aparición de la pandemia. Es que el tiempo de encierro que vivió el mundo nos angustió y los amantes del deporte desesperábamos por volver a hacer actividad física. Los primeros deportes en volver fueron el tenis y el pádel, más allá de las actividades individuales como el ciclismo, por ejemplo. Y como el tenis es más complejo de jugar, el pádel sacó ventaja. Y la sostuvo. La explosión ocurrió en Argentina y España, fundamentalmente, pero también se da en otros países, como Suecia, Italia, Inglaterra, Dubai, Egipto, Japón y en algunas zonas de Brasil.
Ahora bien: cuando se habla de resurgimiento, quiere decir que antes hubo un surgimiento. El deporte nació como un juego casual en la ciudad de Acapulco, en 1962. Fue creado por Enrique Corcuera, cuando en su casa adaptó una cancha de tenis con paredes, con el objetivo de evitar la invasión de plantas y yuyos. Se jugaba con paletas de madera y lo bautizó Paddle-Tenis. De allí saltó a España, por impulso del príncipe Alfonso de Hohenlohe, conocido de Corcuera, que construyó dos canchas en su Hotel Marbella Club. La tercera escala fue la Argentina, cuando Julio Menditeguy, Nelly Arrieta de Blaquier y otros conocidos de Alfonso, inauguraron la primera cancha en el Ocean Club de Mar del Plata. En 1987, un puñado de aficionados fundó la Asociación Argentina (APA). La primera comisión directiva fue integrada por nombres reconocidos, entre ellos Mauricio Macri, el banquero Jorge Brito, Diógenes de Urquiza y Constancio Vigil.
En Rafaela, el CRAR fue el primero en tener canchas, seguido de cerca por el Jockey Club. En 1990, dirigentes de ambos clubes analizaron la idea de trabajar en conjunto en la realización de torneos, cosa que ocurrió en 1991. La creación de la Asociación Rafaelina de Paddle fue el paso siguiente, impulsado por la aparición con fuerza de explosión de decenas de clubes y una idea generalizada: trabajar en conjunto en la realización de torneos. Fueron cinco años extraordinarios hasta la "muerte", que se dio de manera tan rápida como el nacimiento. En ese momento había alrededor de medio centenar de canchas en clubes públicos y privados. La caída coincidió con lo ocurrido en el país y en el mundo, aunque en una ciudad de las características de Rafaela se notó mucho más. Las causas tienen que ver con una oferta excesiva, con el ahogo de realización de torneos y actividades, con la falta de trabajo para atraer a los más chicos fomentando las Escuelitas, con una injustificada presión de la Municipalidad que sistemáticamente condicionó las actividades y por un rumor que tiene parte importante de verdad: el pádel destruye las articulaciones. Lo que se omite decir es que mucha gente practicaba una actividad que rápidamente permite jugar y divertirse sin tener un estado físico acorde. Y que lo hacía durante más tiempo del recomendado.
Por estos días, la aparición de nuevas canchas facilita la actividad. Al igual que la seducción de ir a lugares de la calidad del nuevo club El Bosque, por ejemplo. Y hay al menos un par de proyectos ya en marcha para construir lugares similares al nombrado. Todo esto es una buena noticia. En estos meses se disparó la demanda de paletas, calzado y accesorios específicos para la actividad, en paralelo con la proliferación de fabricantes, marcas (locales y globales) y la aparición de sponsors que apuestan por el regreso del fenómeno.
La euforia actual se puede traducir en números. Según Santiago Brito, presidente de la Asociación Argentina de Pádel (APA), existen alrededor de 2 millones y medio de personas que juegan en Argentina, distribuidos en 2.700 clubes que suman unas 6.000 canchas. De estas, solamente el 10% tiene césped y sólo el 5% tiene blindex. Sin embargo, con el auge del deporte, cada vez se abren más clubes que cuentan con esta moderna infraestructura que permite visualizar el espectáculo de forma más integral y que es la que se utiliza en todo el circuito profesional.
Como se dijo, esto no sólo pasa en Argentina. En el otro sitio donde más y mejor se juega, España, y según los datos facilitados por la Federación Española de Pádel, en 2021 ha habido un incremento de 21.324 licencias, lo que supone nada menos que un crecimiento del 22 % alcanzándose los 96.872 jugadores federados. Y se dice que por cada federado hay al menos 20 jugadores de base, los que juegan sólo por amor al deporte y a la salud, lo que da una imagen del crecimiento de la actividad.
Lo que quedan son reflexiones. Un deporte que ya conoce "la muerte" debería hacer que sus nuevos directivos o dueños de clubes se interesen por saber por qué ocurrió aquello. Y tratar de evitarlo sin cegarse por esta resurrección impensada. A nivel profesional, y más allá de los millones de Qatar y sus nuevas propuestas que seguramente potenciarán la actividad, es muy difícil imaginar un circuito atractivo para las masas. Por más que esto disguste a los amantes del pádel, queda claro que se trata de un deporte apasionante para jugar y poco seductor para ver. No hay comparación posible con el tenis. Por otra parte, los pisos de césped, las zapatillas con suelas casi espaciales y las paletas mucho más "amistosas" que las de madera con que jugábamos en los '90, minimizan el riego de lesiones. Deberían, sin dudas, mentalizar a los jugadores principiantes sobre la necesidad de jugar estando bien físicamente, apostar a las Escuelitas para chicos pensando en la continuidad, y no dejarse llevar por la tentación monetaria. Dicho en otras palabras, dar posibilidades económicas variando los precios de alquileres de canchas en horarios poco seductores y no ahogar con exceso de actividades. Todo mientras el ave Fénix vuela libre y fuerte sin pensar en las cenizas.
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