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Deportes

Cambio de hábito

Por Oscar Martínez. "Lo contrario de la valentía no es la cobardía, sino la conformidad", Robert Anthony, teórico organizacional estadounidense y profesor de control de gestión en la Escuela de Negocios de Harvard.
Harriet Lerner, en su libro The Dance of Fear (La danza del miedo), explica porque para ella nada es más importante que la valentía y cita a Anaïs Nin, que escribió que "la vida se encoge o se expande en proporción al valor de cada cual, porque sin aprovechar nuestra valentía al máximo no podemos sacar lo mejor de nosotros mismos". El miedo al cambio es parte de la naturaleza humana, también cuando tiene que ver con nuestra carrera profesional. Desde hace un tiempo, tal vez por incidencia publicitaria, se ha puesto de moda la frase "salir de nuestra zona de confort". Las cosas que conocemos nos transmiten seguridad porque son previsibles y las tenemos bajo control. Son nuestra zona de confort. Pero cuando decidimos salir de ella, nos llenamos de preguntas, planteos y temores. Enfrentarlos apostando a un cambio que nos promete una vida mejor, no es sencillo. Y suele distinguir a las personas que consiguen sus metas.
 "Después de 21 años dentro del periodismo, dejo todo y me voy a trabajar en la prensa institucional de Atlético. Es un gran desafío, algo distinto a lo que hacía, que me da la posibilidad de decidir cosas y desarrollar un camino en una institución profesional. Sé que tengo mucho por aprender, pero también tengo la certeza que poseo la experiencia de ver cómo se trabaja en este tema en la mayoría de los grandes clubes del país. Estoy muy confiado que puedo estar a la altura de las necesidades. Tuve muchas reuniones con los dirigentes del club y el ofrecimiento me termina cerrando en todos los frentes. Pero lo que más me motiva es el desafío de iniciar un nuevo camino. Junto a los dirigentes le dimos forma a una idea central y ahora vamos a darle nuestra impronta, que seguramente tendrá cambios con el correr de los días. Hoy la mayoría de los clubes del ascenso trabaja como los de Primera y es lo que nosotros tenemos que hacer", me dice Diego Rafael Oviedo en su primer día fuera del camino que ha transitado durante algo más de dos décadas. Y que vale la pena revisar.
El pibe que nació el 30 de enero de 1981 en Rafaela parecía encaminar sus pasos hacia el campo. Y por eso estudió en Ataliva, para convertirse en Bachiller Agrotécnico. "Pero en tercer año me di cuenta que no era lo mío. Jugaba al básquet y buscaba, leía y guardaba todo lo que encontraba sobre la NBA, me encantaba. Entonces el Rafa, mi papá, le contó eso a Sergio Oregioni, quien me invitó a llevar las estadísticas en los partidos de básquet que transmitía en el canal. Eso terminó de convencerme a decidir estudiar Licenciatura en Comunicación Social en la UCES. Y cuando Sergio trajo radio La Red a Rafaela, comencé formalmente mi trabajo en los medios".

-¿Nunca decidiste buscar fuera del periodismo deportivo?

-No, fundamentalmente porque es lo que me apasiona. Empecé con el básquet, pero como se necesitaba cubrir los entrenamientos de fútbol de Atlético, a fines de agosto de 2000 y tras la gira que el equipo hizo por Italia, me dieron la posibilidad de hacerlo. El primer día fui en bicicleta al entrenamiento y grabé varias notas que nunca salieron al aire porque el micrófono no tenía pilas. No quería salir de casa, fue un golpe, una desilusión, pero me dieron un gran respaldo y al día siguiente todo cambió. Nunca más dejé de seguir a Atlético.

-No sos de "cuna Celeste" pero estás muy identificado con el club; sos dirigente de Quilmes y un referente del básquet local, donde viviste grandes momentos con Ben Hur, el club de tu papá... ¿sufriste presiones o agresiones desde algún lugar por todo esto?

-No, más allá de algunas bromas o de algún episodio muy particular, nunca sufrí agresiones. Iba a cubrir los entrenamientos del básquet de Ben Hur a la mañana y los de Atlético en fútbol por la tarde, y jamás recibí reclamos porque alguien creyera que estaba embanderado con tal o cual institución.

-¿Por qué crees que fue así? 

-Seguramente por mi manera de actuar. Siempre tuve claro de qué forma debía hacer periodismo: tiene que ver con la enseñanza familiar y también con el acompañamiento del medio y de la gente que compartió el trabajo conmigo, sobre todo en el comienzo, cuando era muy joven y permeable o influenciable. Tuve la suerte de tener referentes que me marcaron el camino de manera muy clara: Sergio, Marcelo Muriel, Fernando Laurenti, vos, más adelante Javier Colombo, me ayudaron y me dieron respaldo. Y eso es fundamental para saber ubicarse. Nunca me gustó ser protagonista sino trasladar lo que hacían y decían los verdaderos actores, contar las noticias. Me enseñaron que hay que decir lo que uno ve y no lo que cree ver, aunque en todo caso esto último ayuda a la hora de opinar. Y que hay que hacer esto con respeto y conocer el lugar que el periodista debe ocupar.
-¿Y cómo fue tu relación con los protagonistas?
-En general, de respeto. Sólo puedo citar un desencuentro con Cachín Blanco, con quien tenía una muy buena relación en el tiempo del ascenso y en Primera, y lamentablemente nunca más pudimos revertir esa situación. Por supuesto que he tenido diferencias con futbolistas o entrenadores, pero dentro de la lógica de esta relación tan particular donde yo tenía que opinar sobre el trabajo de ellos. Únicamente una vez un gerente me llamó a su oficina con la intención de presionarme para que le diga quién me había dado una información. Por supuesto que me retiré de ahí dejando en claro que no se lo iba a decir y que, además, no iba a tolerar situaciones similares. En general tuve una buena relación profesional con los distintos dirigentes.

-¿Cuál fue el mejor momento que viviste en Atlético?

-El primer ascenso a Primera división, porque fue algo que no se esperaba, el equipo no se había armado para ello sino para afirmarse en la categoría por cómo estaba la institución. Y, además, en el plantel había muchos futbolistas de mi edad como el Chano Segovia, el Torito Valiente, Gonzalo Del Bono, el Pelado Amadío y otros. Todo sumado a que durante esa campaña viajé a muchos partidos de visitante y también por la manera en que se definió. Obviamente que el ascenso del 2011 también fue fantástico, pero ese equipo era tan sólido que en el camino se iba viendo que era posible que logren ser campeones y volver a Primera.

-¿Y el más duro?

-Creo que los peores tuvieron que ver con lo que pasó con la Mutual poco tiempo después que yo empezara a seguir al club. Y en lo deportivo, las frustraciones de las Promociones perdidas con Argentinos y Gimnasia. Y, claro, los descensos. Pero el día de la derrota en La Plata, la segunda, fue tremenda por no lograr el ascenso y, fundamentalmente, por el accidente de Gabriel Airaudo.

-¿Fútbol o básquetbol?

-El básquet es mi primer amor y ahí también viví momentos fenomenales con Ben Hur en el profesionalismo. Además, cuando lamentablemente Sergio ya no estuvo, fui comentarista en los campeonatos de Liga Nacional y Liga Sudamericana, manteniendo en el aire junto a Alejandro Ambort el programa Basquetotal, por pasión y también como tributo a Sergio. El fútbol es lo que es, para todos, no necesito explicarlo. Esa masificación permite que el periodismo se desarrolle de la manera ideal.

-¿Y si tenés que elegir un medio?

-Toda la vida elijo la radio, es el lugar en el que mejor me siento. Aunque me encanta escribir y entiendo lo que significa la TV como exposición, pero la radio es magia.

-¿Vas a extrañar?

-Espero que no, pero dejar atrás 21 años de periodismo no es sencillo. En mi primer día libre, antes de incorporarme a Atlético, me senté ante la computadora a ver las noticias como hice siempre y cuando me di cuenta simplemente me reí y seguí. Lo que seguro voy a extrañar es estar en lugares donde me trataron maravillosamente y me hicieron crecer: Diario CASTELLANOS, Radio Universidad/Radio CASTELLANOS, Somos Deportes… Sergio siempre va a estar en mi corazón, pero hay gente como Marcelo Muriel, Javier Colombo, como imágenes más fuertes, que son muy importantes. Y, fundamentalmente, mi familia, el Rafa, mi vieja Delia y mis hermanas Verónica y Gabi. Todo en mi vida pasa por ellos.

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