El Portón del Diablo - El Palazzo Trucchi di Levaldigi, en calle XX de Septiembre, fue construido por el Ministro de Hacienda de la Casa Saboya, y mientras que en el pasado fue la sede de la Real Fábrica de Tarot, hoy alberga a la Banca Nazionale del Lavoro. Un lugar que estaría lleno de energía negativa y alrededor del cual se cuentan muchas historias.
Cuenta la leyenda que el Ministro, exasperado por los constantes rumores sobre sus cuentas, alimentados por el hecho de que había construido muchos edificios en pocos años con dinero de dudosa procedencia, pensó en gastar una buena broma a sus conciudadanos, trayendo la puerta ya terminada desde París, realizada en 1675, de madera maciza y rica en motivos decorativos florales en cuyo centro, sin embargo, en el picaporte, aparecen el rostro del diablo y dos serpientes, haciéndola instalar a altas horas de la noche. ¡A la mañana siguiente, muchos afirmaron que solo el diablo podría haber hecho tal prodigio!
La leyenda dice también que la pesada puerta de madera tallada apareció mágicamente en una noche tormentosa. Un tonto aprendiz de brujo tuvo la audacia de convocar al mismo Diablo sin permiso, y como castigo, el hechicero nunca más pudo salir del palacio y parece que el fantasma sigue deambulando por esos muros sin encontrar la paz.
El edificio fue escenario de sucesos negativos y misteriosos, como crímenes sin resolver. Uno de ellos tuvo lugar en 1790 durante una deslumbrante fiesta de carnaval de tres días y tres noches. Una bailarina (Emma Cochet o Vera Hertz, según las fuentes) fue asesinada a puñaladas. La noche del asesinato una tormenta azotó la ciudad. Un viento helado sopló dentro del edificio, apagando todas las luces y sembrando el pánico entre los invitados. Ni el arma homicida ni el culpable fueron encontrados. Desde entonces, el fantasma de la bailarina vaga por el edificio.
Posteriormente, en el momento de la ocupación francesa, el mayor Melchiorre Du Perril, que estaba en posesión de documentos secretos, desapareció en el interior en 1817 y veinte años después, durante las obras de renovación, unos albañiles encontraron un esqueleto amurado entre dos paredes y enterrado en pie. Con estos dos crímenes, es fácil imaginar las historias de fantasmas que se crearon alrededor del palacio.
Otra siniestra curiosidad es la siguiente. En 1600 se ubicó aquí la Fábrica de Tarot. La carta que corresponde al Diablo es el número 15, el antiguo número del edificio. Incluso hoy, el tranvía 15 para aquí en frente. ¿Será solo una coincidencia?
No hay rincón de Turín que no sea mágico. La ciudad y las fachadas de sus edificios están salpicadas de símbolos esotéricos, masónicos y figuras demoníacas, y hay numerosas leyendas inquietantes y misterios sin resolver que tuvieron lugar dentro de ellos. De hecho, basta con levantar la vista para ver máscaras, dragones, medusas, serpientes que sobresalen de los maravillosos edificios del centro histórico.
Los Ojos del Diablo
Las curiosidades "ocultas" se concentran en torno a la Piazza Solferino.
En la calle Lascaris, los curiosos "ojos" con un corte maligno que se abren en la vereda del edificio de la esquina, no escapan a la atención. Antigua sede de una Logia Masónica (ahora sede de un banco), las aberturas son en realidad tomas de aire y luz para las salas subterráneas, donde se realizaban las reuniones secretas de la Logia. Pero no se puede evitar sentirse "observado" por fuerzas ocultas y misteriosas…
Dada su extraña e inquietante forma y sobre todo dadas las historias mágicas vinculadas a la ciudad de los Saboya, a lo largo de los años se extendió la creencia de que las grietas eran precisamente los ojos del diablo. Tanto es así que la zona se incluyó en los lugares vinculados a la magia negra, ya que está fuertemente imbuida de cargas negativas.
Palacio Lascaris
La misma sensación se repite en los edificios cercanos, como el Palacio Lascaris de Ventimiglia, en via Alfieri 15, hoy sede del Consejo Regional del Piamonte, una vez sede de una logia masónica, cuya fachada está sembrada de rostros, a veces grotescos, que dan a la calle. Entre los rostros, las diversas representaciones de Hermes / Mercurio (cuyo nombre siempre estuvo vinculado a las ciencias ocultas o "herméticas") atraen la atención.
Hay más de doscientas máscaras de estuco que adornan las fachadas del Palazzo Lascaris. A simple vista son claramente visibles sobre todas las ventanas internas y externas tanto de la primera como de la segunda planta, pero también en las aberturas bajas del subsuelo que dan a las aceras y en la parte superior de la gran puerta de entrada del edificio construida a mediados del 1600.
Están también los llamados "Green Men" ("Hombres Verdes"): rostros rodeados de follaje u otras plantas que emergen de la boca u otros orificios del rostro, a los que se vincula un complejo simbolismo. Estas máscaras siempre tuvieron un significado de protección de la casa, desde los tiempos de la antigua Grecia.
Finalmente, si se mira con atención las puertas de madera del Palacio, se nota en los paneles muchas herramientas de mampostería que son símbolos conocidos de la masonería: escuadra, compás.
Esta característica se encuentra en muchos otros edificios de la ciudad.
Se pueden observar en las paredes y bajo los balcones, las cabezas de animales en piedra, que vigilan inmóviles su territorio. Los hay de diferentes tipos: entre los más comunes se encuentran los rostros antropomorfos de labios apretados, que miran mudos a los transeúntes y los de rasgos de animales, con la mandíbula abierta y la lengua extendida hacia afuera.
Se dice que esta pose sirve para absorber todas las influencias negativas y enviarlas de vuelta al remitente a través de la lengua puntiaguda utilizada como catalizador.
Por ello, dicen, la presencia de estas figuras debe entenderse como positiva, desde siempre protectoras de lugares, exorcizan el mal desde tiempos inmemoriales. Y entonces aquí están los demonios, los satanases, los monstruos, que repelen a los espíritus del mal, los guardianes del umbral, un término que devuelve un significado exóticamente esotérico en muchas tradiciones.
Continuando aún en los alrededores, tarde o temprano, se termina topando también con el Diablo. En la Via Arsenale otro edificio, también sede de un banco, tiene a los lados de la puerta dos farolas sostenidas por figuras de demonios que sacan la lengua. Se dice que fueron colocados allí para enfrentar irreverentemente a los dos edificios eclesiásticos de enfrente: el de la Curia y la Iglesia de la Inmaculada Concepción, en una época en la que la injerencia eclesiástica en la vida común era fuertemente advertida por la comunidad laica.
El edificio de la mano misteriosa
En calle Matteotti 45, hay un hermoso edificio de estilo veneciano, de principios del 1900.
Encima del portón de entrada, hay una mano misteriosa que sostiene una hoja de papel entre los dedos, como si quisiera entregársela a los transeúntes. Parece indicar con los dedos índice y medio los pasajes más importantes de la carta.
Se dice que la mano pertenece a Hebe de Marnaux, una cortesana francesa que vivía en este palacio. Mujer de gran encanto, contaba con una multitud de generosos pretendientes que subvencionaban sus constantes gastos, sumas nunca devueltas por la dama de "las manos con agujeros".
Entre los acreedores enamorados de ella se encontraba un financiero ruso, llamado Bilinsky, que pudo disfrutar de los favores de Hebe hasta que se declaró en quiebra. En ese momento, la mujer lo dejó para dirigirse a puertos más seguros a nivel económico.
Pero el financista no se resignó y enloquecido de celos, decidió vengarse.
Una noche la esperó en la entrada de la casa y al verla llegar en compañía de un joven, se abalanzó sobre ella, tratando de apuñalarla.
Afortunadamente para Hebe, era una noche muy oscura y el financista no podía presumir de una gran vista. La daga no dio en el blanco, sino que se clavó en un castaño de indias cercano, que desde entonces se llamó "el árbol de Hebe".
Una adición a la historia permite saber que por vergüenza el Sr. Bilinsky se escapó, entre risas primero de alivio y luego de burla de Hebe y su compañero.
Una historia muy bonita, lástima que no explica completamente el significado de la mano misteriosa. Se tejen diversas hipótesis, pero ninguna tiene una confirmación real.
Catedral de San Juan
En el lateral de la iglesia que da a la plaza Real, hay un curioso reloj de sol, un elemento poco adecuado para un edificio vinculado al culto cristiano.
Pero se trata de un reloj de sol que no marca la hora solar, sino la sucesión de los signos del zodíaco, que son visibles única y exclusivamente en determinadas condiciones de luz y están excepcionalmente dispuestos verticalmente.
Además, este enigmático zodíaco comienza con el signo de Cáncer. San Juan se celebra el 24 de junio.
Iglesia De San Lorenzo
Rica en simbolismo, la Iglesia Real fascina sobre todo por su cúpula "metamórfica". Vista desde una posición no central, la decoración de la cúpula la hace aparecer como una serie de rostros sonrientes, casi monstruosos, que parecen escudriñar desde arriba al "desafortunado" observador. Sin embargo, si se coloca en el centro de la bóveda, se verá una espléndida flor de ocho pétalos.
Y podríamos continuar…
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