El Indio Lucio Rojas y Ahyre encendieron al público con su folklore, y La Konga hizo bailar a una multitud en el campo en el cierre de la jornada. Este jueves también se despidieron las Tropillas Entabladas.
Una nueva jornada de argentinidad se vivió en el anfiteatro José Hernández de Jesús María, con la alegría de la música y la adrenalina de la jineteada.
El Indio Lucio Rojas y Ahyre encendieron al público con su folklore, y La Konga hizo bailar a una multitud en el campo en el cierre de la jornada. Este jueves también se despidieron las Tropillas Entabladas.
El escenario se abrió a las 19 horas con Pocha Galván, cantora de paisajes. Todavía el calor del sol se hacía sentir en el predio en la primera tanda de jineteadas que se realizó al caer la tarde.
Antes de la segunda partida de montas, el escenario recibió a Cuerdas del Norte, conjunto local que desplegó con sus letras una verdadera pintura del norte cordobés.
Entre sus interpretaciones se contó "Color, coraje y tradición", de su propia autoría y dedicada al festival. También interpretaron clásicos del cancionero folklórico.
Luego de otro bloque de emocionantes jineteadas, volvió a sonar el clarín en Jesús María, y al grito de "Buenas noches, patria", quedó inaugurada la octava noche festivalera para la televisión, presentada en la voz de los locutores del festival: Andrés Boletta, Natalia Balverdi y Cristian Bazán.
En la apertura, el baile estuvo a cargo del ballet Arte en Movimiento, de Obispo Trejo. Inmediatamente después, comenzó a vibrar el anfiteatro con toda la fuerza de Salta, presente con el grupo Guitarreros.
Otro homenaje a Jesús María llegó de la mano de Los Izquierdos de la Cueva y su "Chacarera a Jesús María", compuesta recientemente. La banda ofreció un espectáculo colorido y alegre, que llenó de potencia la noche jesusmariense. Patricia Padilla, campeona nacional de malambo, acompañó la presentación con su destreza.
En la noche del jueves se despidieron las Tropillas Entabladas luego de brindar cuatro entregas consecutivas de este increíble espectáculo criollo, en el que la yegua madrina con el sonido de su cencerro reúne a su tropilla de machos castrados.
El espectáculo de esta noche fue diferente al que se vio en las jornadas anteriores; las yeguas salieron con sus tropilleros, sin los ahijados, y en un anfiteatro en silencio hicieron sonar sus cencerros al galope, una postal para el recuerdo. Luego, al ritmo del chamamé se abrieron las tranqueras para los ahijados que rápidamente corrieron a su yegua madrina, llave de la tropilla.
Alberto Smith, el relator que describió con su voz este espectáculo concluyó: "Jesús María dijo sí, y por eso estamos viviendo la octava jornada de argentinidad", celebrando la decisión de realizar el festival y agradeciendo a los tropilleros por estar, una vez más, en el Festival Nacional de Doma y Folklore New Holland.
Con la despedida de las tropillas terminó la actividad en el campo de jineteada que se abrió para que la gente de las gradas se acerque al escenario y comenzó el show de Ahyre, que brindó interpretaciones impecables y un hermoso show. El cuarteto salteño mostró destreza y belleza en el escenario, enamorando al público del festival. Al saludar al público en su segunda presentación en esta fiesta, se manifestaron felices por la vuelta de los festivales, donde la música popular tiene su lugar.
El momento del espectáculo central llegó con el Indio Lucio Rojas, que abrió su presentación con una potente chacarera y bailarines en el escenario. El salteño impregnó con su voz de fiesta peñera el anfiteatro, acompañado por un público que lo siguió en su propuesta.
"Venimos del chaco salteño, donde se entrevera el pueblo criollo con el originario. De allí viene nuestra forma de pensar y sentir", dijo en su saludo a Jesús María, y dio paso al bloque de chacareras y zambas del patio de tierra. El Indio también recibió como invitados a Cristian Herrera y a Catherine Vergnes para compartir su repertorio.
La Konga, banda cuartetera del momento, cerrará esta octava jornada en el Festival de Jesús María haciendo bailar el campo al ritmo del tunga tunga.
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