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Cultura

Navidad amarga

"Crónicas a Contraluz" es una propuesta de Juan Carlos Ceja que nos ofrece ficciones literarias con líneas de sentida autorreferencia. "Pinta tu aldea y pintarás el mundo", es la frase que parece guiar al autor.

Museo Nacional de Bellas Artes

Es tarde, se fueron todos. A penas es la una. Estás linda con ese vestido, a mí la remera me calza bien, gracias, pero el perfume estuvo de más, te hubieses comprado algo para vos. La pasamos bien, ¿no? tu papá tomó poco. Porque no lo viste cuando se levantó para ir a dormir, ¿los chicos llevaron los juguetes a la cama? Sí y además las ovejas del pesebre, ¡seguro mañana hay una rota! ¿Te acordás de la Silvina Fassi? Bueno. Hoy me encontré con la hermana, la Marga, dice que los padres le pidieron que se fuera por un tiempo a no sé qué pueblo porque a dos de los pibes con los que iba al barrio se los llevaron y la familia no los puede ubicar. El grupo se desarmó, sé que el "Colo" anda con miedo, los hermanos lo pelean, mirá el quilombo en que te metiste pelotudo, le dicen. ¡Fijate cómo desperdician la comida! un budín y un pan dulce cortados al cuete, una sidra a la mitad. Hacemos clericó y nadie lo toca, ahora se fueron todos y otra navidad que tenemos que guardar y acomodar y seguro que mañana vuelven a terminar lo que quedó y encima no sobró tanto como piensan. ¡Yo no la voy a dejar a tu mamá que se ponga a cocinar de nuevo! Mi vieja se fue a saludar a los Gamboa, están el Egidio y la mujer, siempre armaban en la vereda, pero este año dijeron que era mejor en el patio. El Egidio vino varias veces esta semana, ¿raro no? Tu mamá está un poco más tranquila. Es una exagerada y miedosa de aquellas. No sé, no sé si exagera, además es su casa, en eso yo estaba con ella. ¿No querés un poco de sidra? ¿No está caliente eso? Tomala igual, no la vamos a tirar. ¿Vos te diste cuenta que yo esta madrugada lloraba? Cómo que no, dame la mano, la otra, ésa es la que te quemaste. ¿Vos te pusiste a pensar que esa fogata la hicimos con lo que fui juntando desde que entré al Instituto? ¿Cuándo carajo voy a volver a tener ese material? ¿Será posible que ahora tengamos miedo por todo? Encima se la hacemos fácil, nos callamos, nos escondemos. Unos cagones somos, por la razón que sea, somos unos cagones. Vos decís que no pasa nada, pero yo estoy segura de que nos siguen, está bien que cambiemos de calle al salir o cuando volvemos, para mí, la otra noche el auto que pasó cuando entramos venía desde el cine atrás de nosotros. ¿De qué te reís? ¿Qué te pasa, estás en pedo vos? ¡Pará! Hoy un viajante que estaba con el Ganso contaba que en Buenos Aires los de una sección de la Ford hicieron el arbolito de navidad de alambre y le colgaron huesos pelados de pollo. ¡Dejá de reírte y contá! Los milicos se llevaron a los de matricería a punta de fusil a los vestuarios y les hicieron abrir a cada uno el cofre a ver si tenían volantes subversivos, si eran... ¡conspiradores! ¡No te rías así! Bajá la voz, no sabés si alguien no puede estar escuchando. No encontraron nada, los milicos se la tuvieron que tragar sin asco.

Tené cuidado con los Gamboa vos, son vecinos de siempre, pero viste que a ellos no se le cae de la boca el que por algo será. Estuvo piola la suegra. ¿Mi mamá, por qué? Y, me dejó poner libros en la mesa del comedor, no preguntó nada. Te quiere, por eso. Mirá como se avivaron las brasas, después echales agua. Pensá ¿quién podría imaginar que en una mesa trampa de un comedor en la loma de los quinotos descansan libros del marxismo y cuadernos de educación popular? ¡Grande la Marta Harnecker! como el Víctor Jara, escuchá: De nuevo quieren manchar, mi tierra con sangre obrera, los que hablan de libertad, y tienen las manos negras... ¡Pará! ¿Qué te pasa, estás en pedo vos? Para navidad no joden. ¿Quiénes? Los milicos. Sí seguro, ¿no viste que si hacés alguna fiesta tenés que tener permiso? Para el casamiento de la Rosita le pusieron horario, tuvo que declarar cuántos invitados y si alguno venía de afuera. Cuando viajo a Santa Fe llevo el documento, vos estás sentado y de golpe en medio de la ruta, el ómnibus para y suben los milicos en tropel a revisarte. La semana pasada bajaron a uno, flaquito, el pobre tenía una cara de terror, me miraba, parecía que quería decirme algo ¡quién sabe cómo le habrá ido! Solito quedó en la ruta entre medio de milicos y fusiles. Nosotros tuvimos suerte. ¿Por? Por nosotros lo digo, tuvimos suerte, si hasta conseguimos el crédito de la casa que fue de los últimos. ¿No te acordás que el Hipotecario les cambió el nombre? de Eva Perón pasó a llamarse Malvinas Argentinas y ahí los dejaron de dar. La próxima navidad vamos a estar en la casa nuestra, toda nuevita, pero aun así qué tiempos fieros. ¿Por? Porque las fiestas son menos fiestas, es como si en la boca todo tuviera un dejo amargo. El aire está enrarecido, pesado, nos encontramos con menos miradas, para mí y mirá lo que te digo, es como si la navidad fuese menos navidad, ¿entendés? A lo mejor es así mi amor, pero no lo digas por favor. No mi vida, al contrario, tenemos que decirlo para que vuelvan días mejores. Claro, capaz que sí.

- ¿Queda un poquito de sidra ¿te sirvo?

- Sí.

- ¿Y ese barullo?

- Es en el frente. ¡Qué raro! A esta hora, en navidad. ¿Pero qué pasa? ¡Qué pasa!

- A lo mejor es mi vieja.

- No vayas, no quiero quedarme sola.

- No seas sonsa, no pasa nada, es navidad.

(Escritores Rafaelinos Agrupados -ERA- Antología literaria voces y colores de Navidad / 1ª ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Autores de Argentina. 2023.)

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