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Cultura

Francesco Cirio, el rey de las conservas

Cirio, marca italiana líder del sector de los productos de conserva de tomate, salsas y aderezos italianos, está presente en los hogares de ese país desde 1856, cuando fue creada en Turín por Francesco Cirio.

Su fama se debe a que se elaboran con los mejores tomates y sin aceites ni azúcares añadidos, lo que permite cocinar los auténticos platos italianos con un sabor y textura perfecta.

Conocida a nivel internacional por su calidad y sabor.

Francesco Cirio nació en Nizza Monferrato (Asti) el 25 de diciembre 1836.

Será una noche mágica de Navidad para la familia Cirio. Antes de lo previsto, Luisa, una humilde lavandera, da a luz a su segundo hijo, Francesco. Pero el destino les reservó otra sorpresa a ella y a su marido Giuseppe, propietario de un modesto negocio de pasta, aceite y pan.

Precisamente en esas horas, la familia ofrece hospitalidad a los condes Durini, uno de los nobles más influyentes del Piamonte, cuyo carruaje volcó en una zanja debido al exceso de nieve. Como muestra de gratitud, la Condesa Isabel regala al recién nacido una cadenita con su escudo noble grabado en el colgante: el deseo de una vida larga y afortunada, un agradecimiento a la memoria futura, la esperanza de que la suerte pueda cambiar.

El camino que afrontará Francesco será cuesta arriba y lleno de imprevistos.

Emprendedor y decidido desde los primeros años de su vida, se apasionó por el arte del comercio observando el trabajo de su padre.

Poco más que un niño, a pie y con un canasto, trasladaba mercancías de Niza a Fontanile.

Trabajando duro desde niño para ayudar a su familia, en dificultades económicas, Cirio no pudo estudiar y, por ello, diversos biógrafos lo definen como semianalfabeto. En realidad, fue un autodidacta de una habilidad excepcional.

Se trasladó a Torino con su hermano mayor. Gracias a su habilidad e ingenio y sus grandes capacidades empresariales, ya a los 14 años era muy activo en el mercado de frutas y verduras de Porta Palazzo en Turín, el corazón popular de la capital Sabauda.

El apodo de Francesco Cirio en Turín era "l Re 'd Pòrta Palass" -el rey de Porta Palazzo- y se lo ganó recorriendo kilómetros para vender verduras en los distritos periféricos de la ciudad, compradas en el mercado, cerca del cierre, a precios reducidos.

Así comenzó la actividad empresarial del que más tarde se convertiría en el "Rey de las conservas".

Era verdaderamente un soberano, aunque su trono reposaba en las cestas de verduras frescas que los agricultores de la zona de Turín llevaban cada mañana a la ciudad.

Fue precisamente al asistir al famoso mercado que se dio cuenta de la necesidad que tenían los vendedores de conservar sus productos durante largo tiempo.

En aquel entonces, los productos italianos frescos tenían una gran demanda en los mercados francés e inglés, que no se conseguía cubrir. Observando esta tendencia y la oportunidad que se presentaba, el joven Cirio creó una empresa comercial de frutas y hortalizas entre las ciudades transalpinas y las británicas, y en pocos meses se convirtió en el exportador agrícola más importante del Piamonte.

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