En la fecha en que la Iglesia celebra la fiesta de San Esteban mártir, el Papa Francisco rezó el Ángelus desde el balcón pontificio y recordó a los miles de personas que son perseguidas en el mundo por testimoniar a Jesús.
Comentando el pasaje de los Hechos de los Apóstoles correspondiente a la lectura del día, el pontífice explicó que San Esteban no puede dejar de dar testimonio de lo que le es más preciado: "Su fe en Jesús", y esto -comentó el Papa- "provoca la ira de sus adversarios, que lo matan apedreándolo sin piedad delante de un joven, Saulo, que actúa como 'garante' de la ejecución".
Francisco propuso que a los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro que se paren a pensar un momento en esta escena: Saulo y Esteban, el perseguidor y el perseguido.
"Entre ellos parece haber un muro impenetrable, tan duro como el fundamentalismo del joven fariseo y como las piedras arrojadas al condenado a muerte. Sin embargo, más allá de las apariencias, hay algo más fuerte que los une: a través del testimonio de Esteban, de hecho, el Señor ya está preparando en el corazón de Saulo, sin que él lo sepa, la conversión que lo llevará a ser el gran apóstol Pablo", puntualizó el Papa.
A contracorriente de las piedras, el Santo Padre explicó que "el sacrificio" siembra una semilla que se planta, de manera oculta, en el pecho de su peor rival.
La persecución continúa
"En la actualidad, dos mil años después, vemos tristemente que la persecución continúa: hay persecución de cristianos... Sigue habiendo -y son muchos- quienes sufren y mueren por dar testimonio de Jesús, como también hay quienes son penalizados a diversos niveles por comportarse de forma coherente con el Evangelio, y quienes luchan cada día por mantenerse fieles, sin aspavientos, a sus buenos deberes, mientras el mundo se ríe de ellos y predica otra cosa", advirtió.
Por ello, Francisco invitó a plantearse las siguientes cuestiones: ¿Me intereso y rezo por quienes, en diversas partes del mundo, siguen sufriendo y muriendo por la fe?, ¿intento dar testimonio del Evangelio con coherencia, mansedumbre y confianza? Y, por último: ¿Creo que la semilla del bien dará fruto, aunque no vea resultados inmediatos?
Recemos y luchemos por la paz
En los saludos posteriores al Ángelus, Francisco recuerda a San Esteban, el primer mártir cristiano, recordando que los pueblos quieren la paz y pidiendo: "Recemos por la paz, luchemos por la paz".
"A la intercesión del primer mártir confío también la invocación de la paz de los pueblos asolados por la guerra. Los medios de comunicación nos muestran lo que produce la guerra: hemos visto Siria, vemos Gaza. Pensamos en la atormentada Ucrania. Un desierto de muerte. ¿Es esto lo que se quiere? Los pueblos quieren la paz. Recemos por la paz. Luchemos por la paz", subrayó.
En el signo del testimonio de San Esteban, Francisco expresó así su cercanía a las comunidades cristianas "que sufren discriminación", exhortando a "perseverar en la caridad hacia todos, luchando pacíficamente por la justicia y la libertad religiosa".
El Papa, tras agradecer a todos los que le han dirigido mensajes de felicitación y oraciones en los últimos días, saludó después a los presentes en la Plaza de San Pedro, invitando a los fieles a detenerse ante el belén inspirado en el que san Francisco realizó en Greccio hace 800 años, y a entregarse al asombro ante el nacimiento de Jesús.
"Observando las estatuas, verás en sus rostros y actitudes un rasgo común: el asombro. Verás un asombro que se convierte en adoración. Dejémonos impresionar por el asombro ante el Nacimiento del Señor. Deseo que conserven esto en ustedes: el sobrecogimiento que se convierte en adoración", concluyó.
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