La Iglesia Católica celebra cada 28 de diciembre la fiesta de los Santos Inocentes, aquellos niños que murieron asesinados por órdenes del rey Herodes. En el marco de esta fiesta, el Papa Francisco lamentó que hoy en día, "como en el tiempo de Herodes, las intrigas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y del ocultamiento".
El Santo Padre escribe en un "tuit" en su cuenta @Pontifex: "Hoy, como en tiempos de Herodes, las conspiraciones del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven a la sombra de la hipocresía y el ocultamiento: ¡cuántas masacres armadas se producen en un ¡Silencio ensordecedor, sin el conocimiento de muchos!".
En un segundo "tuit" de este día, añade inmediatamente después: "Cuántas masacres de inocentes en el mundo: en el vientre materno, en las rutas de los desesperados en busca de esperanza, en las vidas de tantos niños cuya infancia está devastada por guerra. Son -concluye Francisco- los pequeños Jesús de hoy".
Varias veces, como en el Ángelus del 25 de diciembre, Francisco pronunció las palabras "masacre de inocentes", recordando a las víctimas de los conflictos en curso en Ucrania, Siria, Yemen, Armenia, Azerbaiyán, Sudán, Congo y, en particular, de la guerra y la devastación que está teniendo lugar en la Franja de Gaza.
En su mensaje Urbi et Orbi apeló al cese de la actual carrera armamentista que reaviva las guerras: "El pueblo, que no quiere armas sino pan, que lucha por avanzar y pide la paz -afirmó- ignora cuánto interés público. "El dinero se destina a armamentos. ¡Sin embargo, él debería saberlo! Habla sobre ello, escribe sobre ello, para que sepamos los intereses y las ganancias que mueven los hilos de las guerras".
El pontífice también se refirió al drama de la matanza de los niños en el vientre materno en su mensaje de Navidad de este año, en el que señaló que, con la llegada de Cristo al mundo, recordamos que hemos nacido "para el cielo" y remarcó que "en medio de las tinieblas de la tierra, en Belén se ha encendido una llama inextinguible; hoy, en medio de la oscuridad del mundo, prevalece la luz de Dios".
En otra ocasión, el Santo Padre señaló que "es triste ver cuán simple y conveniente se ha vuelto, para algunos, negar la existencia de vida como solución a problemas que pueden y deben ser resueltos tanto para la madre como para el niño no nacido".
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