El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, señaló que en el Evangelio de este domingo aparece el tema del escándalo y explicó que se aplica a aquello que puede perjudicar la fe de los demás, aquello que hace mal a la fe.

"Decimos se escandaliza y la primera razón del escándalo es la falta de coherencia entre lo que vivimos los cristianos cuando estamos frente al Señor y lo que practicamos cuando estamos frente a los hermanos; la falta de coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que creemos y lo que practicamos", sostuvo.

"Esta dualidad, esta doble vida es lo que hace mal, es lo que provoca escándalo y es aquí donde tenemos que poner, nosotros los cristianos, una condición absolutamente previa a la evangelización y a la misión", planteó.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina recordó que los cristianos "evangelizamos con el testimonio de vida, con la coherencia y con la unidad de vida".

"Cuando mentimos con la vida hacemos mucho mal, es peor mentir con la vida que mentir con las palabras y luego aparece el escándalo en los niños", advirtió.

"Pensemos lo que significa la violencia en nuestros niños, el ser testigos de tanta violencia; pensemos en nuestros niños en medio de una guerra, pensemos en nuestros niños migrando de lugar viendo como sus padres se desviven para poder adaptarse en otro país; a veces nos preocupamos más de los animalitos domésticos que de mirar a estos chicos que están tan solos y que crecen tan solos y terrible es el escándalo en los chicos cuando se trata de los abusos", puntualizó.

Monseñor consideró que "tocar el alma de un niño, entorpecer su futuro, su crecimiento; impedirle a un niño vivir su edad y vivir su vida para que pueda realmente ser fecunda para los demás; por eso es tan tremenda la palabra de Jesús: 'Al que escandalizare a uno de estos pequeños más le valdría que ser arrojado al mar con una piedra de molino'".

Tras invitar a pensar en tantos niños que han recibido muchísimos malos ejemplos de mayores, afirmó: "Son aquellos a quienes debemos cuidar, son el futuro de nuestra historia y de nuestra vida; deberían ser puestos verdaderamente en el horizonte de todo cuidado".

"A la luz de esto podemos entender mejor las primeras palabras del Evangelio cuando los apóstoles le dicen a Jesús: 'Hemos visto a uno que arrojaba demonios en tu nombre y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros'. Y, Jesús le dice: 'No, el que no está conmigo está contra mí'", graficó.

"Muchos que no son creyentes, hermanos nuestros, muchos que tienen otras creencias pueden tener esta profunda bondad de corazón con la cual nosotros podamos trabajar juntos y poder entendernos en lo básico, aunque no participemos de la misma fe. Qué importante es esto cuando se trata de buscar el bien de nuestros hijos, el bien de nuestros chicos, el bien de los niños que es el bien de la humanidad", concluyó.