La entrada de la ciudad, viniendo desde el sur, el diario pasar de los rafaelinos hacia o desde la zona de quintas, tiene un impacto visual que, en su momento, fue tema de aplausos y expectativas. Se trata del avión bimotor que, izado en una estructura metálica, preside la entrada al Aero Club Rafaela.
"Nino" Giuliani era un apasionado por la aviación y, además, piloto. Hace alrededor de 45 años, siendo presidente de la Comisión Directiva, transmitió a sus colegas la idea de lograr ante las autoridades pertinentes la cesión de un avión que había sido desafectado de todo servicio. La idea era dotar a ese sector de la ciudad y al Aero Club de un portal llamativo. Lo consiguieron. El operativo de traslado e implante demandó un gran esfuerzo logístico, más la construcción de una estructura lo bastante resistente para tamaña función, que incluyó una escalera para que pudieran acceder los alumnos e interesados a una biblioteca y archivo temático.
La imponente imagen del aeroplano, destinada a ser un valor estético, llamativo y didáctico, fue cayendo día tras día. Su interior, donde la corrosión avanza, se transformó en un refugio maloliente de palomas. La finalidad original no se cumple y se ha transformado en una lástima.
Rafaela en general y el Aero Club en particular merecen que ese portal esté a la altura de las buenas intenciones que lo originaron, cosa que en el presente se ha transformado en, sólo,una deuda pendiente.